La huelga m¨¢s bella del mundo
Cuantas m¨¢s vueltas le doy al asunto m¨¢s me parece que la huelga del metro tiene mucho que ver con la pol¨ªtica y mucho menos con las relaciones laborales. Seguramente estar¨¦ equivocado, una vez m¨¢s, y no ser¨¢ cierto que el metro de Bilbao acumula huelgas y huelgas, especialmente desde que cambi¨® de color pol¨ªtico la direcci¨®n del suburbano. Seguramente es que los actuales gestores son muy malos y los anteriores eran muy buenos. S¨ª, seguramente, ser¨¢ que las condiciones infrahumanas de los trabajadores del metro obligan a una huelga el d¨ªa de Santo Tom¨¢s y, ?por qu¨¦ no?, otra que coincida con cada inicio y final de los partidos de San Mam¨¦s. Yo, por dar ideas que no quede.
Toda huelga que se precie tiene siempre el transporte p¨²blico como principal objetivo. Las huelgas generales se miden fundamentalmente por el ¨¦xito o el fracaso del sector p¨²blico, y especialmente del transporte p¨²blico. Si la gente no se mueve nada funciona. Primera m¨¢xima.
Se preguntaba el mi¨¦rcoles el lehendakari, Patxi L¨®pez, si los ciudadanos que van a sufrir la huelga saben realmente los motivos de la misma. Pues no, no lo sabemos a ciencia cierta, aunque tambi¨¦n es cierto que a un espa?ol se le reconoce de inmediato porque nunca lee la letra peque?a. Menos a¨²n los prospectos y m¨¢s, por mandato divino, el libro de instrucciones. Como para preocuparnos por los asuntos de la huelga viendo la que se nos viene encima a los que no nos afecta la letra peque?a, sino los vagones grandes. De lo que estamos absolutamente convencidos es que de aqu¨ª a 2013 va a ver muchas m¨¢s huelgas del metro, razonadas o sinrazonadas, apoyadas por todas las centrales o por una sola -como esta y como otras que vendr¨¢n-. No se admiten apuestas porque todos ser¨ªamos ganadores y una apuesta sin perdedor es m¨¢s triste que Camps en traje... de ba?o.
Tampoco me ha parecido bien que el lehendakari desvele los sueldos de los trabajadores del metro, porque, aun siendo funcionarios, es decir transparentes en cuanto a n¨®minas, suele ser un argumento cuando menos poco delicado y que desautoriza un tanto a quien lo invoca, aunque ruborice al acusado. Seguramente se le escap¨® sin maldad alguna. Pura rabia.
Seguramente, estoy seguro de que nada es como parece, o como a m¨ª me lo parece. Que tengo la mirada sucia, muy alejada del esp¨ªritu navide?o, y que los puestos de Santo Tom¨¢s est¨¢n encantados de que no haya metro, y que los usuarios entienden perfectamente las reivindicaciones de los trabajadores, del mismo modo que entendieron las explicaciones de los controladores a¨¦reos o los pilotos. Y que la vida es bella, y que los sue?os sue?os, sue?os son. Y que fuimos felices y comimos perdices. Y color¨ªn colorado, que este cuento se ha acabado.
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