Como una broma entre amigotes
El desarrollo del juicio sobre el caso G¨¹rtel est¨¢ deparando hasta la fecha m¨¢s verg¨¹enza ajena que sorpresas, aparte de los alardes de cara dura, y un repertorio de risotadas en las que ser¨ªa dif¨ªcil encontrar el motivo l¨²dico. ?Estrategias? Las de siempre. Intentar confundir al jurado hasta el punto de que se decida finalmente por una sentencia absolutoria. Y en ese caso s¨ª que nos vamos a re¨ªr todos, pues parece que un Francisco Camps y compa?¨ªa presuntamente inocentes una vez saldado el proceso no habr¨¢n de tenerlo f¨¢cil para reintegrarse a sus preciados puestos de salida como si no hubiera sucedido nada. Un jurado, adem¨¢s, un tanto at¨ªpico, ya que regresan a sus domicilios una vez finalizadas las sesiones diarias y pueden ver televisi¨®n, leer la prensa, charlar con los amigos, recibir ciertas sugerencias extrajudiciales y hasta ser tentados por ofertas que no puedan rechazar. No digo que el jurado no sea el id¨®neo, pero s¨ª sugiero que su labor se desarrolla en unas condiciones que se dir¨ªan poco serias, como casi todo lo que ocurre en este proceso de mangantes risue?os.
Claro est¨¢ que se esperaba (por algunos como agua de mayo) la desenvoltura de Camps, el regalo de sus inn¨²meras e impagables (?s¨ª?) colecciones de sonrisas a la entrada y a la salida de cada sesi¨®n, su crispaci¨®n apenas disimulada al compartir banquillo con un Ricardo Costa que parece ahora todav¨ªa m¨¢s desvariado que cuando presuntamente aceptaba sin pegas regalos de oro, tan seguro de haberlos merecido y tan extraviado ahora, dir¨ªa que hasta sorprendido de lo que est¨¢ ocurriendo, as¨ª como el desarrollo de la f¨¢bula que consiste en asegurar una y otra vez su amor por los valencianos, que todo lo que ha hecho, y ha hecho mucho, todav¨ªa es poco en relaci¨®n con lo que nos merecemos, que su contento proviene del contento que ha desparramado con una generosidad desinteresada en esta comunidad y que m¨¢s contento estar¨ªa si algo m¨¢s dejaran hacerle. Una desenvoltura enloquecida en manos de un grillado sin m¨¢s norte que promocionarse ante una turbulenta parafernalia de rufianes aduladores, gur¨²s de reposter¨ªa presuntamente inclinados a modernizar las astutas argucias del estraperlo.
Todo eso y m¨¢s puede sugerirse respecto de un proceso que no ha hecho m¨¢s que comenzar de una manera un tanto bufonesca, como corresponde a las curiosas caracter¨ªsticas de buena parte de sus protagonistas. Un proceso, tambi¨¦n, y conviene no olvidarlo, en el que buena parte de los imputados ha conseguido la confianza de los valencianos alz¨¢ndose con mayor¨ªas absolutas. Eso indica que los valencianos somos tontos, que no creo, o acaso un tanto culpables del ¨¦xito que otorgamos a quienes se alzan con esa clase de victorias, por lo que bien puede suponerse que los socialistas no ser¨ªan ajenos a alguno de esos rasgos.
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