Irak se desintegra sin EE UU
El Gobierno de mayor¨ªa chi¨ª ordena la detenci¨®n del vicepresidente Tariq al Hachemi, el m¨¢s alto cargo sun¨ª
No ha durado demasiado la pax americana en Irak, el atado y bien atado franquista. Horas despu¨¦s de la retirada del ¨²ltimo soldado estadounidense tras casi nueve a?os de ocupaci¨®n, el pa¨ªs ha regresado al pasado, es decir, al enfrentamiento sectario; de momento pol¨ªtico disfrazado de leyes. Regresa el fantasma del clima de violencia del a?o 2006: la guerra civil entre milicias sun¨ªes y chi¨ªes, que provoc¨® miles de muertos y la limpieza ¨¦tnica de barrios enteros de Bagdad y otras ciudades del pa¨ªs.
El Gobierno, mayoritariamente chi¨ª, del primer ministro Nuri al Maliki orden¨® el lunes la detenci¨®n del vicepresidente Tariq al Hachemi, el m¨¢s alto cargo sun¨ª. Los sun¨ªes representan el 20% de la poblaci¨®n y fueron los gobernantes de Irak hasta la ca¨ªda de Sadam Husein. Maliki quiere procesarle por un delito de terrorismo. Esgrime como prueba una supuesta confesi¨®n de los guardaespaldas del vicepresidente. Al Hachemi denuncia un "montaje" en su contra.
Las decisiones de Al Maliki reabren la herida de la violencia sectaria
Pese a las peticiones de calma, di¨¢logo y unidad realizadas por el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y por el presidente de Irak, el kurdo Yalal Talabani, Maliki no da marcha atr¨¢s. Su decisi¨®n no es una ocurrencia, sino que obedece a una estrategia concreta: sustituir el Estado plurinacional por otro menos teatral, en el que no est¨¦ en discusi¨®n la hegemon¨ªa chi¨ª.
En una rueda de prensa celebrada en la capital iraqu¨ª, Maliki ha exigido a la regi¨®n aut¨®noma del Kurdist¨¢n la entrega del pr¨®fugo. Al Hachemi se encuentra desde el lunes en el Kurdist¨¢n para evitar su detenci¨®n. La reclamaci¨®n de Maliki es muy peligrosa, abre un segundo frente.
El primer ministro tambi¨¦n ha amenazado a los ministros sun¨ªes con su expulsi¨®n del Gobierno si no abandonan el boicot decidido por Iraqiyya, la principal formaci¨®n sun¨ª. Maliki ofrece di¨¢logo, pero rechaza cualquier intromisi¨®n exterior, sea de la Casa Blanca o de la Liga ?rabe, "porque se trata de un caso criminal". Parece romper las reglas de juego impuestas por los estadounidenses, que dejaron Irak con un mensaje triunfal que ya es papel mojado.
El movimiento de Maliki contra Al Hachemi es un mensaje directo y claro a los sun¨ªes: el poder est¨¢ ahora en manos de los chi¨ªes (el 60% de la poblaci¨®n en Irak; el otro 20% son kurdos). Los jefes tribales sun¨ªes, como el jeque Al Duleimi, advierten de que estas decisiones pueden conducir al caos.
Las milicias creadas por el general David Petraeus en 2007 para luchar contra la insurgencia extranjera vinculada a Al Qaeda est¨¢n ahora en peligro; son el siguiente objetivo. Petraeus fue audaz y arriesgado al pactar con esa insurgencia nacional que atentaba contra sus tropas; les ofreci¨® dinero y una amnist¨ªa de hecho para que cambiaran de objetivo. Se llam¨® el Movimiento del Despertar; despu¨¦s, Los Hijos de Irak. Muchos de ellos hab¨ªan participado en la violencia sectaria y ahora se sienten abandonados por Washington.
En Irak conviven tres comunidades: chi¨ªes, kurdos y sun¨ªes. Las relaciones no son buenas y las diferencias de c¨®mo administrar el petr¨®leo les enfrentan, sobre todo a chi¨ªes y kurdos, que amenazan con la secesi¨®n. Ese escenario ser¨ªa una pesadilla para Turqu¨ªa. El poder en la sombra de este tablero es Ir¨¢n, con excelentes relaciones con las facciones chi¨ªes. La mayor¨ªa de sus l¨ªderes, incluido Maliki, estuvieron exiliados en Teher¨¢n. ?Se puede seguir hablando de victoria?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.