El ocaso de los dioses
Aunque la publicidad de esta pel¨ªcula, probablemente con la mejor de las intenciones, quiera venderla como la nueva propuesta "de los productores de 300", quiz¨¢ sea conveniente desarticular esta falsa pista: la distancia existente entre esta pel¨ªcula y el pospeplum digital dirigido por Zack Snyder es, probablemente, la misma que separa a Tarsem Singh del director de trabajos como Watchmen (2009), Ga'hoole. La leyenda de los guardianes (2010) o Sucker Punch (2011). En otras palabras, The Immortals la ha dirigido un poeta -bastan escasos minutos de metraje para darse cuenta de ello-, mientras que 300 la dirigi¨® un virtuoso videojockey, alguien capaz de llenar discotecas de extrarradio con su pirot¨¦cnico manejo de la imagen, pero bastante incapaz de suscitar el temblor de un alma.
THE IMMORTALS
Direcci¨®n: Tarsem Singh.
Int¨¦rpretes: Henry Cavill, Mickey Rourke, Freida Pinto, John Hurt, Luke Evans, Stephen Dorff.
G¨¦nero: aventuras. EE UU, 2011.
Duraci¨®n: 110 minutos.
Y el caso es que Tarsem Singh, el poeta, no es alguien impermeable a las bastard¨ªas est¨¦ticas del remix: en su inaugural La celda (2000) demostr¨® que las piezas de Damien Hirst y las portadas de los discos de Mina se pod¨ªan reciclar como elementos de direcci¨®n art¨ªstica en un psychothriller on¨ªrico, con Jennifer L¨®pez en cabeza de reparto, y aqu¨ª parece haberle impuesto a Mickey Rourke el estudio detallado del mon¨®logo de Marlon Brando como coronel Kurtz en Apocalypse Now para componer su di¨¢logo con el soldado traidor que viene a ofrecerle sus servicios. En la obra de Tarsem, el genio no est¨¢ en la originalidad, sino en la delicada manera en que se convocan sensaciones in¨¦ditas a partir de materiales de segunda (o tercera) mano.
The Immortals no respeta la ortodoxia mitol¨®gica al volver a contar la historia de Teseo, Hiperi¨®n y el Minotauro como pospeplum que parece tener m¨¢s en cuenta el tenebrismo de la pintura barroca que la ret¨®rica adrenal¨ªnica del videojuego. La pel¨ªcula reflexiona sobre las relaciones entre lo humano y lo divino y sobre las maneras en que se heredan, transmiten y reformulan los mitos: de hecho, The Immortals se postula, simplemente, como una manera m¨¢s de transmitir el mito.
Tarsem Singh parece obsesionado en que cada uno de sus planos pueda medirse con el recuerdo de la pintura de Tiziano o con el genio con que Federico Fellini reinvent¨® la Roma decadente de Satyricon como planeta extraterrestre infectado de muerte. Tambi¨¦n da la impresi¨®n, como ya ocurr¨ªa en la excepcional The fall (2006), una de las grandes obras maestras secretas del cine contempor¨¢neo de que el cineasta es el ¨²ltimo heredero posible de Sergei Paradjanov. La pel¨ªcula est¨¢ tocada por el genio de principio a fin, pero una imagen perdura: la inenarrable coreograf¨ªa de cabezas estallando a c¨¢mara lenta alrededor de un veloz y feroz Teseo.
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