Viejunos y cansinos
Yo vengo de la generaci¨®n del S? o el NO. La generaci¨®n del S? o el No naci¨® en la d¨¦cada de los sesenta, como quien esto escribe. La generaci¨®n del S? o el NO tambi¨¦n corresponde a los que vinieron a este mundo en los cincuenta. La generaci¨®n del S? o el NO, a la cual pertenezco s¨ª o s¨ª, es un poco cansina. Tambi¨¦n la definir¨ªa como viejuna, tomando prestados los adjetivos de esos generadores de vocabulario juvenil que han sido los de Muchachada Nui. La generaci¨®n del S? o el NO, a la que tambi¨¦n podr¨ªa denominarse generaci¨®n del Blanco o Negro, lleva toda la vida impartiendo doctrina y neg¨¢ndole el pan y la sal al adversario. La generaci¨®n del S? o el NO, a la cual pertenezco sin orgullo, ten¨ªa respuestas para todo; cada momento de la vida ten¨ªa su s¨ª o su no inmediato y sin fisuras. Veamos algunas casillas de nuestro sistema de clasificaci¨®n: pel¨ªculas de Walt Disney, NO; Joaqu¨ªn Sorolla, NO; El amor brujo, NO; el folk rural, S?; la barba en los hombres, S?; el vello en los sobacos femeninos, S? rotundo; los dibujos animados checoslovacos, S?; los musicales americanos, NO; Martin Luther King, NO; Malcolm X, S?; Louis Arsmtrong, NO, en cambio, Miles Davis, S?; los perros, NO; los gatos, S?, que no son serviles; los cuentos de brujas, NO; los Beatles, NO; los Rolling Stones, S?; arte abstracto, S?; figurativo, NI DE CO?A; pana, S?; pantal¨®n de tergal con raya, NO; Borges, NO, por facha; Cort¨¢zar, S?. La lista ser¨ªa infinita. Con el tiempo, dichas respuestas han ido cambiando. Los miembros de la generaci¨®n del S? o el NO pintan canas o pintan calvas, pero hay algo en lo que seguimos encastillados: somos la generaci¨®n de la intransigencia. Los que se hicieron ide¨®logos de la derecha, que los hubo, defienden su posici¨®n de la misma manera implacable que les caracterizaba cuando eran miembros de la progres¨ªa. Son fieles, en el fondo, a los principios de su generaci¨®n, la del S? o el NO. Hab¨ªa una ¨¦poca del a?o de la que tan r¨ªgida generaci¨®n echaba pestes. Lo han adivinado: la Navidad. Aquellos hechos sorprendentes en los que hab¨ªamos cre¨ªdo ciegamente se convert¨ªan de pronto en s¨ªmbolo del reaccionarismo y de la perpetuaci¨®n de los lazos familiares, y la familia era una cosa, pues mira, como que NO. Cuando tuvimos hijos (hubo otros que se negaron a perpetuar la especie) comenzamos a celebrar las Navidades. Por los ni?os. A ver. Sin casi darnos cuenta asumimos las tradiciones. Y empezamos a considerar que el hecho de adornar un ¨¢rbol, poner un bel¨¦n, sacar los zapatos de los ni?os a la ventana, y licores y polvorones para sus majestades no conten¨ªa ninguna connotaci¨®n reaccionaria. Comenzamos (hablo de algunos) a estarle sumamente agradecidos a Pap¨¢ Noel, al que por supuesto antes detest¨¢bamos, por permitirnos a los padres separados poder diversificar las fechas de entrega de regalos. Puestos a dejarnos caer en lo m¨¢s bajo, fuimos a la cabalgata con los ni?os subidos a los hombros. Nos convertimos en depositarios de las cartas de Reyes, que ahora guardamos como oro en pa?o porque echamos de menos su inocencia y sus faltas de ortograf¨ªa. Lo curioso es que cuando alcanzaron los a?os de la alarmante adolescencia no dieron muestras de abominar de estas fiestas. Estaban deseando, eso s¨ª, que nos tom¨¢ramos las uvas y nos fu¨¦ramos a la cama para lanzarse a las calles. Si hubieran podido echarnos una pastilla en el champ¨¢n para que no fu¨¦ramos conscientes de su hora de vuelta se hubieran ido mucho m¨¢s tranquilos. Lo que yo ven¨ªa a decir tras esta larga introducci¨®n es que considerar que estos d¨ªas son detestables es algo que se nos ha quedado viejuno, como nosotros, m¨¢s viejuno a¨²n si se escribe en la columna de un peri¨®dico, porque esa columna es ya tan cansina como aquella otra que dec¨ªa que las Navidades son para pasarlas en familia. El antivillancico escrito por Serrat y Sabina es, sin lugar a dudas, una canci¨®n para consumo interno de nuestra generaci¨®n. Solo a nosotros puede parecernos combativo negar el viejo argumento de una canci¨®n infantil: el nacimiento de un ni?o pobre en una cueva miserable. Algo as¨ª como cuando Amaiur se niega a votar, no ya a favor sino en contra de Rajoy, por no entrar en el juego de un Parlamento espa?ol. ?Y d¨®nde os cre¨¦is que est¨¢is, almas de c¨¢ntaro, sino en la sede de la que nacen todas las instituciones espa?olas? De entre las felicitaciones recibidas hay una que incluye una cita de Chesterton que quiero compartir con ustedes:
Mi generaci¨®n es la del S? o el NO. Los Beatles, NO; los Rolling Stone, S?. Borges, NO, por facha; Cort¨¢zar, S?
Considerar que estos d¨ªas son detestables es algo que se nos ha quedado viejuno, como nosotros
"Los ni?os todav¨ªa entienden la fiesta de Navidad: algunas veces festejan con exceso en lo que se refiere a comer una tarta o un pavo, pero no hay nunca nada fr¨ªvolo en su actitud hacia la tarta o el pavo. Y tampoco hay la m¨¢s m¨ªnima frivolidad en su actitud con respecto al ¨¢rbol de Navidad o a los Reyes Magos. Poseen el sentido serio y hasta solemne de la gran verdad: que la Navidad es un momento del a?o en el que pasan cosas de verdad, cosas que no pasan siempre. Pero aun en los ni?os esa sensatez se encuentra de alguna manera en guerra con la sociedad. La v¨ªvida magia de esa noche y de ese d¨ªa est¨¢ siendo asesinada por la vulgar veleidad de los otros 364 d¨ªas".
Como ver¨¢n, aun siendo de la generaci¨®n del S? o el NO, trato de corregirme. Feliz Navidad. -

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