Lady Gaga, la diva cruel
Una exempleada denuncia a la cantante por explotaci¨®n
Bad Romance (Mal romance) es el t¨ªtulo de uno de los singles de m¨¢s ¨¦xito de la cantante Lady Gaga. Puede ser, adem¨¢s, el t¨ªtulo de la historia de su relaci¨®n contractual con la asistente que la acompa?¨® alrededor del mundo durante 17 largos meses y que ahora la ha demandado en los juzgados de Nueva York por 380.000 d¨®lares (291.000 euros), acus¨¢ndola de ser una diva cruel y con arrebatos esclavistas.
Jennifer O'Neill, de 41 a?os, da detalles de esa tormentosa relaci¨®n en la demanda que consigui¨® recientemente el diario The New York Post, y que fue revelada ayer. Gaga le exig¨ªa estar disponible las 24 horas del d¨ªa, desde "la primera hora de la madrugada a la mitad de la noche". Deb¨ªa estar con ella en "estadios, aviones privados, suites en hoteles de lujo, yates, ferris, trenes y autobuses".
El pago de todos esos servicios fue de 75.000 d¨®lares (57.000 euros) al a?o. La asistente cubri¨®, sobre todo, la temporada en que Gaga recorri¨® el mundo en su gira Monster Ball, de 2010, que la llev¨® a cuatro continentes. Ahora, O'Neill le reclama a la diva 7.168 horas extras impagadas, de ah¨ª lo abultado del importe de la demanda.
Asegura O'Neill que entre sus obligaciones entraba hacer de todo, desde "facilitar toallas despu¨¦s de una ducha" a ser "un despertador personal". A?ade que no se le permit¨ªa disponer de horas libres durante la jornada laboral para comer o "a veces, dormir". Y ten¨ªa que asegurarse, adem¨¢s, de que los vestidos de la cantante estaban siempre listos. (No parece tarea f¨¢cil, dado que Gaga ha lucido dise?os tan curiosos como un traje hecho de carne de vacuno).
Parece que la artista es fiel a su extravagancia dentro y fuera del escenario. O que tiene mal criterio para elegir asistentes. Otra en la lista, Angela Ciemny, ha declarado recientemente a la escritora Maureen Callahan, autora del libro Poker Face: el imparable ascenso de Lady Gaga, que la diva la hac¨ªa dormir con ella por temor a quedarse sola por la noche. En otras ocasiones, a?ade, se met¨ªan en la ducha juntas.
Esas denuncias no han podido ser contrastadas, dado que la diva no ha respondido a ninguna de ellas. Todas parecen alimentar, de hecho, la fama de persona extravagante y dada a los excesos que Gaga ha construido de forma tan laboriosa, con sus vestidos desmesurados y sus v¨ªdeos exagerados. O puede que, como todo en su vida, sea parte del mito.
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