C¨®mo cambiar ciertas conductas y partes del pensamiento
Los terapeutas trabajan sobre los celos, las emociones y la coerci¨®n sexual
410 maltratadores participaron el a?o pasado en un programa piloto de rehabilitaci¨®n impulsado por el Ministerio de Interior y el de Igualdad. El contenido de las sesiones, dise?adas por Instituciones Penitenciarias, abordaron, entre otros aspectos, los celos, las emociones y sentimientos, la empat¨ªa, la coerci¨®n sexual, las agresiones f¨ªsicas y la violencia psicol¨®gica. Interior tambi¨¦n fue el responsable de seleccionar a las personas participantes, todos "con un perfil bajo de violencia", seg¨²n recoge el informe de evaluaci¨®n del proyecto, elaborado por la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
El programa se desarroll¨®, en funci¨®n de cada comunidad participante (Andaluc¨ªa, Arag¨®n, Catalu?a, Valencia, Euskadi, Extremadura y Navarra), a lo largo de entre seis y cuatro meses con un total de 25 sesiones, de dos horas de duraci¨®n cada una. Los maltratadores fueron tratados por un grupo de terapeutas, especializados en su mayor¨ªa en psicol¨®gica y con formaci¨®n en violencia de g¨¦nero.
"No somos maestros, ni gu¨ªas. Nos gusta decir que somos acompa?antes, o catalizadores", explican Jorge Freudnthal y Teresa Pe?a, dos de los psic¨®logos que desarrollan un programa de reeducaci¨®n en Bilbao. "Intentamos sacar lo que ya existe en las personas para despu¨¦s desaparecer".
Los terapeutas vienen a convertirse en una especie de entrenadores "que escuchan mucho". "Es posible modificar ciertas conductas y ciertas partes del pensamiento", subrayan. Tras una primera fase de acogida se abordan las diferentes tem¨¢ticas articuladas en torno a un eje com¨²n: "La perspectiva de g¨¦nero". "Por ejemplo, cuando fue Halloween abordamos con ellos las diferencias entre los disfraces de hombres y de mujeres, las connotaciones de disfrazarse de m¨¦dico o de enfermera, de brujo o de bruja", recuerdan.
Freudenthal y Pe?a explican que intentan "empatizar" con los agresores que tratan, dejando a un lado por unos minutos "lo que ha podido pasar". "Es una situaci¨®n dura para muchas personas, sin responsabilizar a nadie, pero una separaci¨®n es dura, tambi¨¦n, una orden de alejamiento, el hecho de no poder ver a un hijo", aclaran.
Los agresores que acuden a estas sesiones lo hacen por "imperativo legal", y no como sustituci¨®n de una pena, un aspecto que ha sido criticado por algunas asociaciones de mujeres. "No estamos en contra de la reeducaci¨®n, pero que nunca se haga en sustituci¨®n de una pena. Adem¨¢s, internacionalmente estos programas no han tenido grandes resultados, un maltratador no se educa de un d¨ªa para otro", explica Consuelo Abril, de la Comisi¨®n para la Investigaci¨®n de los Malos Tratos.
Tras una entrevista personal con cada agresor, comienza el desarrollo del programa para terminar con otra evaluaci¨®n final individual. El catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica de la UPV, Enrique Echebur¨²a, y con una experiencia de 16 a?os en la rehabilitaci¨®n de agresores, aconseja que estos tratamientos se desarrollen en sesiones individuales y grupales.
La importancia de tratar a cada agresor de forma individualizada radica en que "el maltrato es una meta al que se llega por muchos caminos distintos. A una persona le puede empujar sus ideas machistas, la falta de control de sus impulsos, los celos patol¨®gicos, el abuso de alcohol...", enumera Echebur¨²a.
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