Un cazador de garabatos
El genio irreverente del artista David Shrigley aparece reunido en un libro - La galer¨ªa Hayward de Londres prepara una ambiciosa muestra de su obra
La urgencia es una extra?a puerta hacia las grandes ideas. Pero a estas alturas, y eso lo sabemos todos, la imperfecci¨®n nos representa mejor que la sim¨¦trica proporci¨®n de los cl¨¢sicos. David Shrigley (Macclesfield, Reino Unido, 1968) es hoy reconocido como un gran artista gracias a un corpus de dibujos, vi?etas y fotograf¨ªas en el que vuelca por igual sus destellos de humor, dolor, violencia y nihilismo. Reunidos ahora en espa?ol en la antolog¨ªa Pero ?qu¨¦ co?o est¨¢s haciendo? (Blackie Books), los trabajos de Shrigley son referencia para una legi¨®n de seguidores que han hecho de sus juegos de l¨¢piz bandera.
Asegura que su estilo apunta hacia ese solitario y prep¨²ber lugar en el que todos hemos garabateado con una rabia inconsciente ideas, deseos o anhelos. "Pero yo no pretendo pintar como un ni?o sino con el sentimiento de cuando era ni?o. Lo que hago no es na?f pero est¨¢ hecho con esa urgencia con la que de crios dibuj¨¢bamos en cualquier parte para expresarnos o para explicarnos".
Shrigley estudi¨® en la escuela de arte de Glasgow. Como tantos, aprendi¨® la t¨¦cnica para luego olvidarla. Evidentemente, su talento se escapaba del comp¨¢s acad¨¦mico. "Aunque nunca fui muy bueno pas¨¦ por la escuela y aquellos a?os tambi¨¦n determinaron y fijaron mi manera de dibujar. Lo ¨²nico que yo ten¨ªa claro es que quer¨ªa ser artista, hacer arte y dibujar era la manera m¨¢s f¨¢cil y barata de hacerlo. Yo no ten¨ªa un estudio para pintar solo ten¨ªa una mesa en mi habitaci¨®n".
Sobre esa mesa, con 20 a?os, Shrigley empez¨® a dar forma a muchas de las ideas que ahora le han hecho famoso. La prestigiosa Hayward Gallery de Londres le dedicar¨¢ en febrero una exposici¨®n que promete convertirse en acontecimiento. ?l explica que su acercamiento es m¨¢s intuitivo que racional y que descarta gran parte de lo que hace. "Solo me quedo con un 25% de lo que creo. Siempre quiero llegar a alg¨²n sitio pero lo cierto es que nunca s¨¦ si lo consigo o no".
A sus 43 a?os, Shrigley es un curioso h¨ªbrido cuyas referencias se mueven entre Magritte y Adam and the Ants, dudoso grupo para el que sin embrago siempre so?¨® dibujar una portada. ?Qu¨¦ le gustaba de peque?o? "Mi primer amor, la primera chica que me gust¨®, fue Cenicienta, la de Disney. Yo ten¨ªa 4 o 5 a?os y me enamor¨¦ locamente de ella. Luego vino Dafne, el personaje de Scooby Doo. S¨ª, quiz¨¢ es raro sentir atracci¨®n sexual por un dibujo, pero me ocurr¨ªa. Me gustaban los tebeos aunque no me dejaban leerlos porque mis padres era muy cristianos y consideraban que los contenidos eran demasiado expl¨ªcitos y violentos. Lo cierto es que quiz¨¢ por esa prohibici¨®n perd¨ª muy pronto el inter¨¦s por los c¨®mics".
Sin embargo, la gran influencia art¨ªstica le lleg¨® por las portadas de los discos. "A los 11 a?os los vinilos se convirtieron en mi gran inspiraci¨®n. Las portadas me gustaban mucho y pasaba horas mir¨¢ndolas. No ten¨ªa dinero para comprarlos aunque me pasaba horas contempl¨¢ndolos. El que m¨¢s me impact¨® fue el primer disco de The Fall, Live at the Witch Trials". La portada, de 1979, muestra el dibujo de un campo pelado con un enorme tronco en primer t¨¦rmino. "Recuerdo verlo en la tienda, con aquel ¨¢rbol fant¨¢stico".
Despu¨¦s de los discos llegaron los libros de arte, Magritte, Duchamp, el Dada¨ªsmo, el Surrealismo, y las ideas empezaron a asomarse por la ventana. Shrigley dice que pasa las horas mirando por ella, observando la apacible vida del Jard¨ªn Bot¨¢nico de Glasgow. "Quiz¨¢ es verdad, las ideas est¨¢n ah¨ª para descubirlas. Algunas personas hacemos esa conexi¨®n para atraparlas. Quiz¨¢ los artistas no creamos, conectamos. Las ideas no est¨¢n necesariamente en nuestra cabeza sino por ah¨ª, en cualquier parte, a la espera de que alguien las vea".
Con los a?os, se ha vuelto m¨¢s profesional, m¨¢s eficiente. Tambi¨¦n m¨¢s mani¨¢tico: trabaja de 11 de la noche a una y media de la madrugada. "A esa hora recoges todo lo que has visto durante el d¨ªa. Aunque eso me trae problemas con mi mujer. Ella cree que es una excusa, que ya no me gusta". Lo dice sin mucho pesar, como si nada fuera demasiado grave para un cazador de ideas: "Hay mucha desesperaci¨®n en c¨®mo percibimos hoy la vida. Es esa disfunci¨®n que existe entre la realidad y el tranquilo mundo que entra por mi ventana".
Babelia
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