El esc¨¢ndalo de corrupci¨®n del presidente alem¨¢n salpica a Merkel
La canciller elude la pol¨¦mica sobre Christian Wulff, a quien aup¨® a la presidencia
El invierno berlin¨¦s est¨¢ siendo suave, pero implacable con el presidente federal alem¨¢n, Christian Wulff. De su palacio en Bellevue sale un aire g¨¦lido de crisis que se cuela por todas las rendijas de la cercana Canciller¨ªa, donde Angela Merkel decidi¨® encumbrarlo a la jefatura del Estado en 2010. El presidente lleva casi un mes en el foco del esc¨¢ndalo por un cr¨¦dito ventajoso con el que adquiri¨® una casa en 2008. El diario sensacionalista Bild lo destap¨® en diciembre. Wulff gestion¨® mal el inicio de la crisis y tard¨® casi dos semanas en dar explicaciones.
Estos d¨ªas se ha revelado que, el 12 de diciembre, amenaz¨® por tel¨¦fono al director del Bild, Kai Diekmann, para que no publicara detalles del cr¨¦dito. Incauto, furioso o seguramente ambas cosas, Wulff dej¨® sus amenazas grabadas en el buz¨®n de voz del m¨®vil de Diekmann. Ayer se supo que hizo m¨¢s llamadas a los despachos de Springer, editora del citado diario. Una injerencia en la libertad de expresi¨®n que lo ha colocado como blanco de ataques en todos los frentes.
El jefe del Estado amenaz¨® al director del 'Bild' para tapar un cr¨¦dito dudoso
Para hacer presidente a su compa?ero de la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) en 2010, Merkel tuvo que superar tres ag¨®nicas rondas de votaciones en la Asamblea Federal que arrojaron dudas sobre su liderazgo en el centro-derecha alem¨¢n. Seg¨²n la presi¨®n sobre Wulff va creciendo hasta el borde de lo pol¨ªticamente soportable, la amenaza de una nueva dimisi¨®n en la m¨¢s alta instituci¨®n del Estado -ser¨ªa la segunda en una sola legislatura, despu¨¦s de que en 2010 dejara por sorpresa la presidencia Horst K?hler- plantea un serio problema a la canciller. En 2010, los socialdem¨®cratas presentaron como candidato a la presidencia a un opositor al r¨¦gimen de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana llamado Joachim Gauck, considerablemente m¨¢s popular que Wulff. Merkel no cedi¨® y logr¨® imponer al democristiano.
La presidencia federal es un cargo representativo sin responsabilidades de Gobierno, comparable al rey de una monarqu¨ªa parlamentaria. Tanto m¨¢s importante es que observe un comportamiento ejemplar. Para muchos alemanes, el esc¨¢ndalo del cr¨¦dito y las inusitadas coacciones de Wulff lo inhabilitan para el cargo. Pero su salida le complicar¨ªa mucho las cosas a la canciller. De momento, ambos callan.
Cuando llam¨® al jefe del Bild en pleno viaje oficial por el golfo P¨¦rsico, en diciembre, Wulff le advirti¨® de que la publicaci¨®n de cierta "historia incre¨ªble" significar¨ªa "el cruce del Rubic¨®n" para ¨¦l y para su esposa, Bettina. Una declaraci¨®n de guerra en toda regla que qued¨® inmortalizada en el buz¨®n de voz de Diekmann. El d¨ªa 13, Bild public¨® que Wulff hab¨ªa obtenido un cr¨¦dito privado en condiciones particularmente ventajosas y no lo hab¨ªa mencionado ante el Parlamento de Baja Sajonia en 2008, cuando era primer ministro de esa regi¨®n. Desatado ya el esc¨¢ndalo y amplificado por la sequ¨ªa informativa previa a la Navidad, un popular presentador alem¨¢n pregunt¨® a uno de los directores del Bild si "guardan en el caj¨®n informaciones sobre la vida anterior" de Bettina Wulff, de soltera K?rner. Bild lo niega. Pero solo el planteamiento de la pregunta, en horario de m¨¢xima audiencia, dej¨® estupefactos a millones de espectadores.
Comparada con la brit¨¢nica, la prensa alemana es muy respetuosa con la vida privada de sus pol¨ªticos. El Bild tiene enorme influencia y siempre fue un buen aliado del democristiano Wulff. Resulta un enigma c¨®mo llegaron a tal grado de tensi¨®n. Mientras crecen las especulaciones y los rumores, al presidente cada vez le quedan menos amigos fuera de las salas barrocas del palacio que comparte con su segunda esposa, Bettina, 15 a?os m¨¢s joven. Y queda otra duda: ?Intent¨® Bild obtener alg¨²n trato a cambio de reservarse informaci¨®n?
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