Juan Manuel Kindel¨¢n, un compromiso vital con la racionalidad y el progreso
El viernes nos dej¨® Juan Manuel Kindel¨¢n. Se pueden recordar muchas cosas de ¨¦l. Desde su compromiso intelectual para dirimir an¨¢lisis y opciones, hasta la tenacidad y esp¨ªritu de superaci¨®n para recuperarse de un grave accidente que sufri¨® a los 40 a?os. Su carrera profesional posterior como director general de Minas y presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, del Consejo de Seguridad Nuclear y de la Fundaci¨®n para Estudios sobre la Energ¨ªa. Su vocaci¨®n por la defensa del inter¨¦s general, por encima de planteamientos personales y, sobre todo, una actitud de compromiso que le llev¨® a hacer p¨²blicas sus posiciones hasta los ¨²ltimos d¨ªas. Pero nosotros queremos recordarle con el destello y potencial de sus treinta y tantos a?os, en los que su capacidad de iniciativa y la amplitud de sus intereses se pusieron al servicio de una mejor actividad p¨²blica, augur¨¢ndole un futuro pol¨ªtico fulgurante que quiz¨¢ habr¨ªa alcanzado, aunque nunca sabremos si de ser as¨ª, habr¨ªa podido desplegar por igual la sobresaliente calidad humana que siempre le caracteriz¨®.
Acababa de volver a Espa?a en 1965 con el halo de h¨¦roe estudiantil que en el ¨²ltimo a?o de una carrera brillante escogi¨® exiliarse para escapar de la c¨¢rcel, a donde le hubiera conducido la actividad pol¨ªtica con la que intentaba contribuir a implantar en el pa¨ªs una apertura democr¨¢tica. Fueron seis a?os los que tuvo que permanecer en Francia, donde, adem¨¢s de afirmarse pol¨ªticamente y fundar una familia, se convirti¨® en un profesional destacado de la I+D tecnol¨®gica que promovi¨® tras su vuelta, trabajando en diferentes empresas espa?olas.
En paralelo, sigui¨® desarrollando actividades pol¨ªticas para continuar removiendo las aguas estancadas del r¨¦gimen totalitario, creando, junto con otros amigos, la revista Espa?a Econ¨®mica. En ella se resaltaban, a trav¨¦s del an¨¢lisis de la realidad espa?ola, las incoherencias de una pol¨ªtica econ¨®mica que no apostaba por el progreso econ¨®mico y social y a¨²n ten¨ªa miedo a abrirse al exterior. Ya entonces Juan Manuel pon¨ªa de manifiesto dos de sus grandes pasiones, el apoyo al progreso tecnol¨®gico, imprescindible para la modernizaci¨®n del pa¨ªs, y su compromiso con la democracia, necesaria para liberar todo el potencial de la sociedad espa?ola. Demasiadas ambiciones para un r¨¦gimen cuyo Ministro de Informaci¨®n acab¨® cerrando bruscamente la revista.
Luego, cuando ese r¨¦gimen empez¨® a tambalearse, Juan Manuel aprovech¨® el resquicio que apareci¨® en el INI para crear una Direcci¨®n de Estudios, a la que convoc¨® a los aqu¨ª firmantes y a otras muchas personas de esp¨ªritu aperturista, configur¨¢ndola como un laboratorio que nos permit¨ªa estar en contacto con la realidad, problemas y frustraciones de las empresas espa?olas m¨¢s importantes en los diferentes sectores industriales y llevar a cabo an¨¢lisis y propuestas para transformarlas. Todos los retos de la industria espa?ola se tomaron en cuenta para afrontar un mejor futuro para el pa¨ªs: desde la competencia en las peque?as y medianas empresas a la salud financiera de los grandes sectores, pasando por el desarrollo de las regiones menos industrializadas. Esa experiencia y su estilo de direcci¨®n y magisterio resultaron luego de un valor inestimable para muchos de nosotros.
Querido Juan Manuel: aunque, como en el poema final de la pel¨ªcula de Elia Kazan Esplendor en la hierba, nuestros ojos ya no puedan ver ese puro destello que en tu juventud nos deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, no hay que afligirse, porque siempre subsistir¨¢s as¨ª en nuestro recuerdo.
Miguel Boyer fue ministro de Econom¨ªa (1982-1985); Mart¨ªn Gallego, secretario general de la Energ¨ªa (1982- 1986); Carmen Mestre, directora general de la Energ¨ªa (1982-1986), y Carlos Solchaga, ministro de Econom¨ªa (1985-1993).
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