Una chispa para prender el Bes¨°s

"La convivencia aqu¨ª es dif¨ªcil. Hasta ahora no hab¨ªa pasado nada grave, pero esto puede ser la chispa", lament¨® Salvador Torres, el p¨¢rroco del Bes¨°s, en el l¨ªmite entre Barcelona y Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, tan cercano a La Mina -con una historia truculenta de tr¨¢fico de drogas- como a Diagonal Mar, el lujoso espacio de rascacielos que trajo consigo el F¨®rum de las Culturas. Las asociaciones de vecinos expresaron su "apoyo" a los familiares de Ibrahima, que deja esposa e hijos, y rechazaron la agresi¨®n de "personas vinculadas a redes delictivas".

En el Bes¨°s, un barrio lastrado por la exclusi¨®n social, comparten espacio multitud de comunidades: andaluces llegados en los a?os del franquismo, gitanos, senegaleses, paquistan¨ªes y sudamericanos. Los senegaleses coinciden en que han sufrido en ocasiones el desprecio de "algunas familias gitanas", aunque hasta el martes nunca hab¨ªa habido conflictos graves.

La jornada de ayer estuvo salpicada por escenas de tensi¨®n que revelan la existencia de un malestar latente que el crimen ha hecho aflorar. "Si quer¨¦is colgar a los que lo han hecho, me parece bien. Pero no ten¨¦is por qu¨¦ romper los cristales de mi coche. ?Eso qui¨¦n me lo paga?", les recrimin¨® un vecino a los senegaleses, que el martes rompieron las lunas de tres coches.

En otro momento, un vecino, tambi¨¦n espa?ol, puso el grito en el cielo porque varios subsaharianos estaban sentados en las escaleras de acceso a su porter¨ªa. "Este hombre es un racista. Est¨¢ montando este espect¨¢culo por nada, est¨¢ provocando", lament¨® Mamadou.

En el barrio viven personas como Dolores, que naci¨® en Huelva pero lleva 53 a?os en el barrio. Est¨¢ del lado de los senegaleses. "Vienen de su pa¨ªs con mucho sacrificio y se dedican a vender bolsos", dice Dolores, un ejemplo vivo de memoria hist¨®rica sobre la inmigraci¨®n andaluza a Catalu?a en el franquismo. "Cuando nosotros vinimos al Camp de la B¨®ta, tuvimos muy malas condiciones. Por eso comprendo a estos chicos y me dan mucha pena. ?Acaso son perros para que les digan que se vayan a su pa¨ªs?", se pregunta la mujer, muy cr¨ªtica con el comportamiento de "algunos gitanos" con ese colectivo. "Creen que el barrio es suyo y trafican con drogas".

Cuatro mediadores

Un paquistan¨ª que vive al lado del domicilio de los agresores explic¨® que estos "tienen atemorizado al barrio". "Aparcan el coche y est¨¢n todo el d¨ªa aqu¨ª vendiendo drogas", lament¨® a la puerta de casa. Los Mossos, por cierto, a¨²n no tienen en su poder el arma homicida: sospechan que est¨¢ en uno de los tres pisos del bloque que ocupa la misma familia.

La Administraci¨®n y los colectivos trabajan ahora contra el reloj para evitar que se deteriore la convivencia. El Ayuntamiento envi¨® ayer a cuatro mediadores. Aun as¨ª, la desconfianza persiste. "Queremos justicia, no que entren por una puerta y salgan por otra. ?Qui¨¦n lo garantiza?", explica Moussa. Algunos de sus compatriotas reclaman incluso documentaci¨®n que acredite que los presuntos agresores est¨¢n detenidos.

Seg¨²n las investigaciones, el padre de la familia recrimin¨® a los senegaleses que jugasen al f¨²tbol. La pelea fue a m¨¢s hasta que el hombre baj¨® a la calle armado, con sus hijos; uno de estos dispar¨® un solo tiro, que mat¨® a Ibrahima, aunque el disparo no ten¨ªa un objetivo "claro y espec¨ªfico", seg¨²n fuentes policiales. Tanto Interior como el Ayuntamiento de Barcelona rechazaron el m¨®vil racista para explicar el crimen.