Aqu¨ª no pasa nada, circulen
Deber¨ªa estar haciendo (y ustedes leyendo) un recorrido por los acontecimientos que marcaron el a?o reci¨¦n despedido, como la mayor¨ªa de los que nos dedicamos a esto. O profetizar lo que se espera que pase en el que acabamos de estrenar. Sin embargo, mi ¨¢mbito de comentario es Galicia, y aqu¨ª no ha pasado nada, si no contamos las secuelas (las dos convocatorias electorales o el 15- M). En 2011, en Espa?a, por ejemplo, ETA ech¨® el cierre del negocio de asesinar y meter miedo, aunque no disolvi¨® la sociedad. Empez¨® el primero de los juicios del caso G¨¹rtel. Se descubrieron tramas de presunta corrupci¨®n que son la ant¨ªtesis de aquella obra de Francisco de Rojas, Del Rey abajo, ninguno. Gan¨® Rajoy, por fin, y con los mazapanes nos tragamos aquellas ruedas de molino de que se iban a bajar los impuestos porque subirlos provocaba paro y recesi¨®n, o la de que Espa?a pisar¨ªa fuerte en Europa en otros ¨¢mbitos adem¨¢s de los que se desarrollan en pantalones cortos y con una pelota por medio.
La jibarizaci¨®n de la Xunta equipara nuestra autonom¨ªa a las uniprovinciales
Aqu¨ª, ya me dir¨¢n. En cuestiones de terrorismo, autoridades de todo tipo hicieron un esfuerzo acusando de practicarlo (el terrorismo, no el esfuerzo) a unos a los que le intervinieron productos de limpieza. En materia judicial, lo poco que hubo, como la demanda de Martinsa contra Fadesa, pas¨® sin pena ni gloria. En lo de las presuntas corrupciones hicimos una contribuci¨®n modesta, la Operaci¨®n Campe¨®n (y lo del Igape en general es m¨¢s continuar la tradici¨®n que otra cosa).
S¨ª reconozco que hubo agitaci¨®n con la fusi¨®n-reconversi¨®n-volatilizaci¨®n de las cajas de ahorro, pero tambi¨¦n era una secuela del pasado a?o, y en cuanto el asunto dej¨® de ser materia de enfrentamiento pol¨ªtico, la Galicia oficial empez¨® a hacerle la ola al proceso y la sociedad en general ha asumido la extinci¨®n del sistema financiero gallego con la misma resignaci¨®n ante lo inevitable que los campesinos con el pedrisco. Tambi¨¦n pas¨® lo del C¨®dice Calixtino, pero eso fue un suceso, un robo. La pol¨¦mica pol¨ªtica de la desaparici¨®n del texto fundacional de Galicia, y de su desconocimiento, no se produjo, quiz¨¢s para evitar que el Valedor do Pobo validase la reclamaci¨®n de alg¨²n madrile?o y retirase el libro porque citaba a gallegos, navarros y c¨¢ntabros pero no a los espa?oles, por mucho que entonces no existiesen como tales.
Este perfil de la pol¨ªtica gallega, no ya plano sino tendente a lo c¨®ncavo, explica el peque?o temblor que la agita estos d¨ªas. Para introducir cambios en un Gobierno que los datos objetivos y la mayor¨ªa de las opiniones subjetivas -excepto los fanboys- califican de inoperante en distintos grados, ha tenido que venir el Gobierno amigo de Rajoy, elegir a dos de sus miembros para sendos puestos secundarios y acoger a otros dos en donde pueda. Los nombramientos de Pilar Farjas y Marta Curr¨¢s evidencian que la derecha gallega est¨¢ siempre como en expectativa de mejor destino y que, pese a la creencia general, el fondo de armario de t¨¦cnicos cualificados de la derecha espa?ola es tan apa?adito como el de los dem¨¢s. Con todo, las ya exresponsables de Sanidade y Facenda fueron en la Xunta de las pocas que, bien o mal, hicieron algo en sus departamentos y, con raz¨®n o sin ella, defendieron su responsabilidad de gesti¨®n ante el Gobierno central. El de Cultura, Roberto Varela, fue el ¨²nico que fue de menos a m¨¢s. En el mejor de los casos, a los que se quedan se les puede aplicar aquello de ni una mala palabra, ni una buena acci¨®n.
La soluci¨®n de Feijoo, sugerida y adelantada por el think tank de Sab¨®n, la de jibarizar la Xunta, no es, como rezaban las coartadas que le facilitaron, una adecuaci¨®n a la austeridad de las otras administraciones auton¨®micas. Es un descenso de la liga en la que jug¨¢bamos (Catalu?a, Pa¨ªs Vasco, Andaluc¨ªa y Valencia) y equipara nuestra Administraci¨®n a las de autonom¨ªas uniprovinciales. Tampoco es adecuarla al dise?o del Gobierno de Rajoy. No es lo mismo suprimir ministerios de ¨¢reas en las que el Estado no tiene casi competencias, como Cultura, Sanidad o Educaci¨®n, que conseller¨ªas que s¨ª ten¨ªan que gestionarlas. E hist¨®ricamente Mar y Agricultura nunca han pintado nada en la Administraci¨®n central, pero en Galicia son dos sectores, incluso dos culturas -con perd¨®n- esenciales. Con lo que s¨ª est¨¢ en l¨ªnea la decisi¨®n de Feij¨®o (si es que es solo de Feij¨®o) es con la tradicional postura de las ¨¦lites gallegas, en permanente primer tiempo de saludo, y con los nuevos aires recentralizadores que soplan desde la Meseta, amplificados por todo tipo de repetidores medi¨¢ticos que los acabar¨¢n haciendo pasar por tan inevitables como el pedrisco. Verbigracia, lo de Valencia lo venden no como el caso tan evidente como sobradamente sabido de cleptocracia y circo que es sino como una excusa para el control de las autonom¨ªas.
En resumen, ante el fracaso en la gesti¨®n de los problemas reales, se renuncia a gobernar mientras se pueda aparecer en los titulares lamentando los efectos del pedrisco. O sea, adem¨¢s de no haber pasado nada, aqu¨ª no va a pasar absolutamente nada, ni falta que hace, as¨ª que circulen. Ya se les llamar¨¢ un d¨ªa de estos para votar (y si no quieren, no se preocupen, que ya lo har¨¢n otros por ustedes).
@sihomesi
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