Una Europa al servicio de los ciudadanos
Son cifras incre¨ªbles. Hace poco, un juez norteamericano fall¨® a favor de los periodistas de Bloomberg que ped¨ªan al Banco Central de Estados Unidos que fuera totalmente transparente con la ayuda otorgada al sistema bancario durante los ¨²ltimos tres a?os.
Tras haber examinado 20.000 p¨¢ginas de diferentes documentos, Bloomberg demostr¨® que la Reserva Federal le hab¨ªa prestado secretamente a los bancos en dificultad la gigantesca cantidad de 1.200.000 millones a un tipo incre¨ªblemente bajo de 0,01%.
Al mismo tiempo, en numerosos pa¨ªses, los pueblos est¨¢n sufriendo los planes de austeridad impuestos por Gobiernos a quienes los mercados financieros ya no prestan millones a tipos inferiores al 6,7% o al 9%. Asfixiados por estos tipos, los Gobiernos se ven "obligados" a congelar las pensiones, las prestaciones familiares o los sueldos de los funcionarios; a hacer recortes y a disminuir las inversiones, lo que aumenta el paro y nos va a sumir a todos dentro de poco en una recesi¨®n de extrema gravedad.
?Es justo que los pueblos paguen 600 u 800 veces m¨¢s que los bancos?
La evoluci¨®n del precio de la deuda p¨²blica es, hoy d¨ªa, la inflaci¨®n m¨¢s preocupante
?Resulta normal que en caso de crisis, los bancos privados, a quienes suelen financiar los bancos centrales a un 1% puedan beneficiarse de un tipo al 0,01% pero que en las mismas circunstancias algunos Estados, por el contrario, deban pagar tipos 600 u 800 veces m¨¢s elevados?
"Estar gobernados por el dinero organizado es tan peligroso como estarlo por el crimen organizado", dec¨ªa Roosevelt. Ten¨ªa raz¨®n. Estamos viviendo una crisis del capitalismo desregulado que puede ser suicida para nuestra civilizaci¨®n. Como dicen Edgar Morin y St¨¦phane Hessel en su ¨²ltimo libro, nuestras sociedades deben elegir: la metamorfosis o la muerte.
?Vamos a esperar a que sea demasiado tarde para abrir los ojos? ?Vamos a esperar a que sea demasiado tarde para entender la gravedad de la crisis y elegir juntos la metamorfosis antes de que nuestras sociedades se disloquen? No tenemos aqu¨ª la posibilidad de desarrollar 15 reformas concretas que har¨ªan posible esta metamorfosis, pero queremos que sea posible quitarle la raz¨®n a Paul Krugman cuando explica que Europa se est¨¢ encerrando en "una espiral mortal".
?C¨®mo podemos darle ox¨ªgeno a nuestras finanzas p¨²blicas ahora? ?C¨®mo podemos actuar sin modificar los Tratados, una tarea que requerir¨ªa meses de trabajo y que quiz¨¢s sea imposible dentro de poco si Europa es cada vez m¨¢s odiada por los pueblos?
Angela Merkel tiene raz¨®n cuando dice que no hay que incitar a los Gobiernos a una huida hacia adelante, pero cabe recordar que la mayor parte de las sumas que nuestros Estados piden prestadas a los mercadosfinancieros son para pagar deudas antiguas. Un ejemplo: en 2012, Francia tendr¨¢ que pedir prestados 400.000 millones: 100.000 corresponden al d¨¦ficit del presupuesto (que ser¨ªa casi inexistente si se anularan muchas de las rebajas fiscales otorgadas desde hace 10 a?os) y 300.000 corresponden a deudas antiguas que llegan a su vencimiento y que somos incapaces de reembolsar si no nos endeudamos de nuevo un par de horas antes de reembolsarlas.
El pasado, pasado est¨¢. Imponer tipos de inter¨¦s descomunales para deudas acumuladas hace 5 o 10 a?os no contribuye a responsabilizar a los Gobiernos sino que asfixia nuestras econom¨ªas en beneficio de algunos bancos privados; alegando que existe un riesgo, estos prestan a un tipo alt¨ªsimo, aunque sepan que no hay ning¨²n riesgo verdadero ya que el Fondo Europeo de Seguridad est¨¢ para garantizar la solvencia de los Estados europeos.
Hay que acabar con lo de "dos pesos, dos medidas": inspir¨¢ndonos en lo que hizo el Banco Central norteamericano para salvar el sistema financiero, proponemos que la "deuda vieja" de nuestros Estados pueda ser refinanciada a un tipo de inter¨¦s cercano al 0%.
No hay ninguna necesidad de modificar los Tratados europeos para poner en pr¨¢ctica esta idea: ciertamente el Banco Central no tiene derecho a prestar a los Estados miembros de la Uni¨®n Europea, pero puede prestar sin l¨ªmite alguno a organismos p¨²blicos de cr¨¦dito (art¨ªculo 21.3 del estatuto del sistema europeo de los bancos centrales) y a organizaciones internacionales (art¨ªculo 23 del mismo estatuto). As¨ª pues el Banco Central Europeo puede prestar al 0,01% al Banco Europeo de Inversiones o a cualquier banco p¨²blico nacional y ellos, pueden prestar al 0,102% a los Estados que se endeudan para pagar sus deudas viejas.
Nada impide establecer esta forma de financiaci¨®n a partir del mes que viene. No lo decimos lo suficiente: el presupuesto de Italia tendr¨ªa un excedente primario si no tuviera que pagar gastos financieros cada vez m¨¢s elevados.
?Tenemos que dejar que Italia se hunda en la recesi¨®n econ¨®mica y la crisis pol¨ªtica o hay que poner fin a las rentas de los bancos privados? La respuesta tendr¨ªa que ser evidente para quien act¨²a a favor del bien com¨²n.
El papel fundamental que los Tratados le atribuyen al Banco Central es el de proteger la estabilidad de los precios. Por tanto, ?c¨®mo puede no reaccionar cuando ciertos pa¨ªses ven multiplicarse por dos o por tres el precio de sus Bonos del Tesoro en unos meses?
El Banco Central tambi¨¦n tiene que velar por la estabilidad de nuestras econom¨ªas. ?C¨®mo puede no actuar cuando el precio de la deuda amenaza con sumirnos a todos en una recesi¨®n "m¨¢s grave que la de 1930", seg¨²n el gobernador del Banco de Inglaterra?
Nada en los Tratados vigentes le proh¨ªbe al Banco Central que intervenga con firmeza para hacer bajar el precio de la deuda p¨²blica. No solo no hay nada que se lo impida sino que todas las circunstancias lo incitan a hacerlo ya que para todos, la evoluci¨®n del precio de la deuda p¨²blica es, hoy d¨ªa, la inflaci¨®n m¨¢s preocupante.
En 1989, tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, les bast¨® un mes a Helmut Kohl, Fran?ois Mitterrand y a los otros jefes de Estado europeos para decidir la creaci¨®n de la moneda ¨²nica. Tras cuatro a?os de crisis ?a qu¨¦ est¨¢n esperando nuestros dirigentes para oxigenar nuestras finanzas p¨²blicas? El mecanismo que proponemos podr¨ªa aplicarse inmediatamente, tanto para disminuir el coste de la deuda antigua como para financiar inversiones fundamentales para nuestro porvenir.
Todos los que piden la negociaci¨®n de un nuevo tratado europeo llevan toda la raz¨®n: con los pa¨ªses que quieran, debemos construir una Europa pol¨ªtica, capaz de influir en la globalizaci¨®n, una Europa realmente democr¨¢tica como ya lo propon¨ªan Wolfgang Sch?uble y Karl Lamers en 1994 o Joschka Fischer en 2000.
Por supuesto, es necesario un tratado de convergencia social y una verdadera gobernanza econ¨®mica. Todo esto es imprescindible. Pero no se podr¨¢ adoptar ning¨²n nuevo tratado si nuestro continente se hunde en "una espiral de la muerte" y si una mayor¨ªa de ciudadanos acaba odiando cuanto viene de Bruselas.
Lo urgente es enviarle una se?al muy clara a los pueblos: Europa no est¨¢ en manos de los lobbies financieros. Europa est¨¢ al servicio de los ciudadanos.
Michel Rocard fue primer ministro franc¨¦s y Pierre Larrouturou es economista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.