Monos con seis progenitores
Nacen dos macacos creados a partir de la fusi¨®n de tres embriones
Agitar y engendrar. Despu¨¦s de muchos intentos por conseguir monos viables (en concreto, macacos rhesus) con componentes gen¨¦ticos de varios individuos, al final lo que ha funcionado -por lo menos hasta ahora- es el m¨¦todo m¨¢s burdo: juntar los embriones y dejar que se mezclen. Es la primera vez que se crean quimeras de este tipo en primates. Y ya se sabe que cada avance con monos implica que se est¨¢ m¨¢s cerca de conseguirlo en humanos.
La investigaci¨®n, que public¨® ayer Cell Press, es relativamente sencilla de contar. Lo que los investigadores de la Universidad de Ciencia y Salud de Oreg¨®n (OHSU por sus siglas en ingl¨¦s) han hecho ha sido juntar embriones de tres parejas de macacos, y conseguir que nazcan dos gemelos, Roku y Hex, cada uno con material gen¨¦tico proveniente de las seis aportaciones: los tres padres y las tres madres. Eso s¨ª, para que el experimento funcionara hubo que tomar los embriones en un estado muy inicial, cuando solo contaban con cuatro c¨¦lulas.
El trabajo muestra que c¨¦lulas madre de embri¨®n y de cultivo difieren
Las barreras biol¨®gicas de cada individuo aparecen muy pronto
La fabricaci¨®n de quimeras (nombre que viene del animal mitol¨®gico que ten¨ªa cabeza de le¨®n, vientre de cabra y cola de drag¨®n) ya se hab¨ªa conseguido en roedores y otros mam¨ªferos, pero nunca en primates. Aunque en este caso se trata de quimeras particulares, ya que no mezclan partes de distintas especies, sino de distintos animales; en cualquier caso, de muchos m¨¢s que los dos de un proceso de reproducci¨®n normal, o los tres en el caso de que haya una transferencia nuclear, en cuyo caso el hijo tiene material gen¨¦tico del padre y de dos madres, la que aporta el ADN del n¨²cleo del ¨®vulo y la -minoritaria- que suministra el ADN mitocondrial.
"Las c¨¦lulas no se han fusionado, pero permanecieron juntas y trabajaron para crear ¨®rganos", describe el principal autor del trabajo, Shoukhrat Mitalipov. "Las posibilidades para la ciencia son enormes".
Pero esas posibilidades no se esperan sino a muy largo plazo. De momento, lo que los investigadores han conseguido parece poco pr¨¢ctico. En los animales se han encontrado c¨¦lulas derivadas de los tres embriones originarios en todos los ¨®rganos. Y esto tiene una utilidad relativa. Porque lo que s¨ª que tendr¨ªa sentido ser¨ªa crear un ser con los genes para conseguir el mejor h¨ªgado, el coraz¨®n m¨¢s resistente y el cerebro m¨¢s desarrollado, pero no una mezcla descontrolada de todo ello. No solo por la mezcla, sino porque no ha habido ninguna posibilidad de dirigir el proceso: los investigadores, una vez se cre¨® el embri¨®n-fusi¨®n y este empez¨® a desarrollarse, no tuvieron ninguna posibilidad de decidir d¨®nde iban los genes de cada uno de los progenitores, que es algo clave en las modernas terapias g¨¦nicas.
Por eso los investigadores, curiosamente, dedican la mayor parte del art¨ªculo a explicar qu¨¦ es lo que no hab¨ªa funcionado sobre lo que s¨ª dio resultado. Porque ellos intentaron primero un trabajo m¨¢s fino. Por ejemplo, insertando c¨¦lulas madre embrionarias obtenidas de unos cultivos en embriones de otras parejas, y el resultado fue que no se integraron. Por un motivo que no se conoce, el mono que naci¨® era solo hijo de su padre y de su madre, pero no ten¨ªa aportaciones gen¨¦ticas a?adidas del cultivo. Tampoco funcion¨® la inyecci¨®n en un blastocisto (una especie de pelota con un montoncito de c¨¦lulas en un polo al que se llega a las dos semanas de desarrollo en humanos) de c¨¦lulas de otro. Es lo que los cient¨ªficos denominan inserci¨®n de masa celular interna. Ah¨ª se consigui¨® que nacieran monos con el material gen¨¦tico de los progenitores originales o con los de la nueva aportaci¨®n, pero tampoco hubo mezclas. Y no se sabe por qu¨¦.
Por estos fracasos, Mitalipov cree que este trabajo tiene otra ventaja: permite saber m¨¢s sobre la diferenciaci¨®n celular en las primeras fases del desarrollo. La primera conclusi¨®n es que esta es tan espec¨ªfica de cada individuo que en cuanto pasan varios d¨ªas de desarrollo del ¨®vulo fecundado las barreras son, por el momento, invencibles. "Necesitamos replantearnos lo que sabemos", afirma el investigador. "Tenemos que estudiar no solo las c¨¦lulas madre cultivadas [que pueden mantenerse durante a?os y que son las que se usan en los ensayos actuales que hay con este material biol¨®gico], sino tambi¨¦n las c¨¦lulas madre mientras est¨¢n en los embriones. Es demasiado pronto para cerrar el cap¨ªtulo de estas ¨²ltimas".
La diferencia tiene mucha importancia. Para tener c¨¦lulas madre en un cultivo bastar¨ªa con usar las que ya existen. Es lo que se intent¨® en EE UU cuando el Ejecutivo de George W. Bush prohibi¨® financiar la creaci¨®n de nuevos cultivos de c¨¦lulas madre embrionarias humanas con fondos federales. El argumento fue que con las l¨ªneas que ya hab¨ªa era suficiente, y de esta manera el Ejecutivo conservador pretend¨ªa acallar las cr¨ªticas de quienes se opon¨ªan a la t¨¦cnica por entender que para obtener las c¨¦lulas hab¨ªa que destruir embriones, y que, aunque fuera en una etapa tan primaria como los primeros 14 d¨ªas, cuando estos son unas pelotas huecas sin sistema nervioso diferenciado, eso era un aborto. La misma postura subyac¨ªa en la reforma de la ley de reproducci¨®n asistida que llev¨® a cabo el ¨²ltimo Gobierno de Aznar, cuando se decidi¨® que se pod¨ªan dedicar a investigar los embriones sobrantes de los procesos de fecundaci¨®n in vitro ya congelados, pero no los de nueva creaci¨®n.
Pero este experimento apunta a que no puede fiarse todo el trabajo en un campo tan prometedor a los cultivos ya obtenidos. Si hay una diferencia entre c¨¦lulas madre embrionarias reci¨¦n extra¨ªdas o las cultivadas, no podr¨¢ renunciarse a seguir trabajando con las primeras.
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