Llorera en Paraty
Cuando Eduardo Chapero- Jackson termin¨® de rodar Verbo, su ¨²ltima pel¨ªcula a¨²n en cartelera, se embarc¨® rumbo a R¨ªo. "Necesitaba perderme por ah¨ª", dice el director de cine.
?Buscaba carnaval o descanso?
Quer¨ªa desconectar pero aterric¨¦ en la ciudad la misma noche que empezaban los festejos. La atm¨®sfera estaba muy cargada de humedad. Sal¨ª del aeropuerto y empec¨¦ a ver edificios decadentes rodeados de una vegetaci¨®n brutal que, a medida que llegaba al centro, quedaron eclipsados por el jolgorio y el colorido de las fiestas. Era como una pel¨ªcula neorrealista en el tr¨®pico.
?Qu¨¦ pas¨® con el jet lag?
Estaba cansado, parec¨ªa un zombi, pero no pod¨ªa llegar e irme a dormir. Fui a una cantina a cenar unas empanadas fritas y un arroz y se acerc¨® un chico y me pregunt¨®: "?Est¨¢s cenando solo?".
?Se asust¨®?
Formaba parte de un grupo de amigos de S?o Paulo que, al verme sentado con mi comida, me invitaron a sentarme con ellos. A partir de ah¨ª me metieron en su clan y nos fuimos a los combos, que son como charangas donde tocan m¨²sica sin parar.
Cay¨® en las garras de la cidade maravilhosa.
Sin duda. En ese contexto se produce un fluir constante de energ¨ªa y de gente: haces amigos, los pierdes, encuentras otros..., todo sin parar. Es un momento muy especial: el ¨²nico en el que todas las clases sociales se mezclan en la ciudad. Estuve tres d¨ªas sin dejar de mover la cadera. Al final estaba deseando que acabase el carnaval y buscar un remanso de paz.
Y le recomendaron Paraty...
Justo. Es un imprescindible de la zona. Cog¨ª un autob¨²s y en 12 horas de viaje cambi¨¦ la bestialidad de R¨ªo por una bah¨ªa rodeada de selva amaz¨®nica.
Con cuatro iglesias barrocas y... ?llena de turistas!
Afortunadamente, no estaba saturado. Como fue una de las primeras colonias portuguesas, fundada en 1667, mantiene todas sus calles adoquinadas con piedra antigua y multitud de haciendas. Hay barquitos que te llevan a islas cercanas y playas incre¨ªbles donde puedes estar completamente solo. Nada m¨¢s sentarme junto al mar mi cuerpo empez¨® a liberar la tensi¨®n acumulada de dos a?os de trabajo. Estaba tan conmovido por la belleza de la bah¨ªa que me entr¨® una llorera que result¨® bals¨¢mica.
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