"Reg¨¢late tiempo"
El inicio de un nuevo a?o suele ser momento de balance del pasado y prop¨®sitos para los meses venideros, una buena ocasi¨®n para reflexionar acerca del paso del tiempo. En sus Confesiones, san Agust¨ªn afirmaba que el misterio que rodea la cuesti¨®n del tiempo se debe a la existencia simult¨¢nea de un tiempo real, el de ahora y aqu¨ª, y el irreal, el que de hecho no es: el ya no es del pasado y el todav¨ªa no es propio del futuro. Solo en la imaginaci¨®n podemos movernos libremente hacia el pasado y el futuro, porque el presente es una sucesi¨®n irreversible de ahoras breves que se mueven en una ¨²nica direcci¨®n. El tiempo en s¨ª no es nada m¨¢s que la posici¨®n de un hecho en el espacio que se mide a trav¨¦s de acuerdos sociales estandarizados y vinculantes para la organizaci¨®n social, como fueron el sol y las estrellas en el pasado o es el reloj en la actualidad.
La informaci¨®n, como la experiencia, requiere sosiego para ser procesada y convertida en conocimiento y memoria
Si algo domina hoy la relaci¨®n del individuo con el tiempo es la impresi¨®n generalizada de su escasez. Vivimos agobiados por la sensaci¨®n de falta de tiempo para todo, encabalgando actividades en d¨ªas repletos de obligaciones, regulados por horarios y plazos que nos recuerdan que llegamos tarde a todas partes. Pero el tiempo en s¨ª no es escaso, solo se convierte en insuficiente con relaci¨®n a una finalidad determinada que requiere un lapso de tiempo; es m¨¢s bien el aumento del n¨²mero de actividades por unidad temporal propio de nuestro modo de vida el que origina el desasosiego actual. La misma idea de tiempo se ha transformado en un objeto de consumo que querr¨ªamos poder comprar o vender a discreci¨®n, de ah¨ª que el "reg¨¢late tiempo" se haya convertido en un lema habitual del mundo publicitario.
Esta sensaci¨®n de escasez de tiempo encaja bien en el esp¨ªritu de un sistema econ¨®mico dominado por la idea de cr¨¦dito, que al fin y al cabo no deja de ser una simple compra de futuro. En la econom¨ªa de mercado, el ¨¦xito se mide por la capacidad de ganar tiempo y llegar antes que el competidor, de manera que se podr¨ªa afirmar que las ventajas temporales son el motor del capitalismo. Tambi¨¦n la crisis actual resulta en parte de una falta de sincronizaci¨®n entre los descontrolados tiempos de las finanzas y los de una pol¨ªtica que necesita unos procesos de legitimaci¨®n m¨¢s lentos.
Sin embargo, m¨¢s que el entorno econ¨®mico, ha sido la revoluci¨®n de las tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n la que ha tenido un rol decisivo en la aceleraci¨®n de la vida social. La proliferaci¨®n de fuentes de informaci¨®n, la velocidad de los medios electr¨®nicos y la posibilidad de estar presente de manera simult¨¢nea en distintos lugares del mundo han transformado nuestra relaci¨®n con el tiempo de manera radical. El alud de est¨ªmulos informativos es atractivo porque parece ampliar las posibilidades de experiencia, provocando una especie de necesidad de aprender y sentirse ocupado constantemente. A pesar de sus evidentes ventajas, las redes tienden a generar consumidores bul¨ªmicos de informaci¨®n sin dejar apenas espacio para el pensamiento cr¨ªtico y la contemplaci¨®n. En este contexto, el aburrimiento se convierte en algo amenazador que solo abre la puerta al vac¨ªo existencial. ?Hay salida entre este horror vacui del no hacer nada y la rueda del tiempo acelerado en la que estamos inmersos?
Otro problema, como argumenta Nicholas Carr en el ensayo Superficiales. ?Qu¨¦ est¨¢ haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus, 2011), es que la red ha encogido el tiempo entre pregunta y respuesta, especialmente en la vida de las redes sociales, la correspondencia por correo electr¨®nico y la b¨²squeda de informaci¨®n. As¨ª, Internet ha acostumbrado a nuestro cerebro a la satisfacci¨®n inmediata sin pedirle un excesivo esfuerzo y, al mismo tiempo, ha fomentado la falacia de que la multitarea ahorra tiempo, cuando en realidad solo genera confusi¨®n y estr¨¦s. Pero la informaci¨®n, como la experiencia, requiere sosiego para ser procesada y convertida en conocimiento y memoria. Adem¨¢s, el tiempo es esencial en la formaci¨®n de la conciencia pol¨ªtica, de manera que desacelerar el ritmo de vida tiene connotaciones colectivas m¨¢s all¨¢ de ser un puro mecanismo de supervivencia individual.
Judit Carrera es polit¨®loga.
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