Una cura de caballo
Meses atr¨¢s, cuando cre¨ªamos vivir los momentos m¨¢s crudos de esta crisis, requerimos la opini¨®n de un sagaz empresario valenciano que nos merece todo el cr¨¦dito. Vino a decir que no empezaremos a levantar cabeza mientras no regresemos a los niveles de riqueza y consumo de los a?os 70. Lo que entonces nos pareci¨® un diagn¨®stico un tanto excesivo, forzado acaso por motivos did¨¢cticos, lleva desgraciadamente trazas de ser realista, como se desprende de los sucesos diarios: recorte de los servicios p¨²blicos, mermas salariales, aumento del desempleo, convertido en un jinete m¨¢s de la Apocalipsis, mayor presi¨®n fiscal y, en definitiva, un constante deslizamiento hacia grados de austeridad, pobreza y desesperanza que ten¨ªamos por lejanos y definitivamente superados.
Como era de esperar en lo que a esta Comunidad concierne, el zarpazo de la depresi¨®n econ¨®mica y su tratamiento habr¨ªan de ser singularmente severos. El nuevo vicepresidente del Gobierno auton¨®mico, Jos¨¦ Ciscar, no se anduvo esta semana por las ramas al comparar la gravedad de nuestra Administraci¨®n, o lo que con m¨¢s precisi¨®n habr¨ªa que describir como las finanzas de la Generalitat, con la de un proceso canceroso que requiere remedios contundentes. Una imagen t¨¦trica, quiz¨¢ aleccionadora de los sacrificios que nos esperan y ya se nos est¨¢n infligiendo, pero no tanto clarificadora, pues omite buena parte de las causas que nos han abocado a esta ominosa situaci¨®n. Al filo de esa funesta alegor¨ªa tumoral debe decirse que aqu¨ª no se ha producido un s¨²bito desm¨¢n incontrolable de las c¨¦lulas, sino que la etiolog¨ªa, las causas del mal, son pol¨ªticas, bien conocidas y han sido tan reiterada como in¨²tilmente denunciadas.
Es muy posible que el lector de estas p¨¢ginas est¨¦ hasta las narices de que se evoquen los motivos sobradamente conocidos que nos han abocado a esta cura de caballo, pero se nos antoja de todo punto injusto eludirlos cuando los culpables nos convocan al sacrificio como si todos a una fu¨¦semos asimismo responsables de este desplome. Y no es as¨ª, aunque todos, m¨¢s unos que otros, hayamos de pagar el pato. Aqu¨ª est¨¢ muy claro quien ha de pechar con la corrupci¨®n, la arrogancia, la megaloman¨ªa, la incompetencia, las "urdangarinadas" -Elvira Lindo dixit-, pero tambi¨¦n con la complicidad y la cobard¨ªa a la hora de denunciar lo que ha sido una cuerda de delincuentes amparada por una piadosa presunci¨®n de inocencia. Y ese no es otro que el PP, sus gobiernos y su d¨®cil militancia, que tanto se han aplicado a sumirnos en la miseria y dejar la democracia hecha unos zorros.
En sinton¨ªa con este festival de tijeretazos presupuestarios que se anuncian se cumple casi un mes que comenz¨® la vista por cohecho impropio al expresidente Francisco Camps, en el curso de la cual que se ha puesto de manifiesto, por un lado, cu¨¢n trabajoso es en ocasiones para algunos demostrar las evidencias, y, de otro, cu¨¢ntas irregularidades han venido pudriendo las pr¨¢cticas administrativas bajo el imperio de estos gobiernos conservadores. Tanto es as¨ª que el dr¨¢stico remedio quir¨²rgico que se postula no puede limitarse a sanear la ruina financiera de la Generalitat, sino que tambi¨¦n tendr¨¢ que sajar los vicios burocr¨¢ticos que han anidado en su seno para provecho de gobernantes, amigos y tramas. Lo dudoso es que esa tarea pueda esperarse de quienes son parte de la ralea pepera que nos ha escarnecido y presuntamente robado a manos llenas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.