Los 'revientabodas'
La salida de Michael Woodford no pone fin a la saga de Olympus. El consejero delegado expulsado ha abandonado su intento de volver a hacerse con el tim¨®n del grupo japon¨¦s despu¨¦s de que su campa?a para recuperar su puesto no lograra obtener el apoyo de los inversores. Sin embargo, los accionistas todav¨ªa van a tener que luchar. Si no logran preparar una ofensiva, los bancos de Olympus podr¨ªan intimidar a la empresa para que emita acciones ordinarias baratas para un competidor.
Woodford tiene todo el derecho del mundo para sentirse ofendido. Olympus le coloc¨® en el cargo con el cometido de llevar a cabo una restructuraci¨®n, para luego ponerle de patitas en la calle cuando investigaba un fraude contable. Pero Woodford no era necesariamente la persona m¨¢s indicada para dirigir Olympus despu¨¦s del esc¨¢ndalo. No solo era un veterano que llevaba 30 a?os en una empresa que necesitaba savia nueva, sino que fue elegido por un consejo de administraci¨®n que confiaba en que nunca descubrir¨ªa errores pasados.
Woodford fue lo suficientemente inteligente para saber que su intentona para hacerse con el control de la empresa necesitar¨ªa apoyo tanto japon¨¦s como extranjero, para evitar dar la impresi¨®n de que se trataba de una conquista extranjera y porque pocos extranjeros hab¨ªan sido propietarios de acciones el suficiente tiempo para votar en una lucha por el poder. Pero resulta injusto culpar de su fracaso a las empresas japonesas con acciones cruzadas: ning¨²n conglomerado japon¨¦s es ya propietario mayoritario de Olympus y los bancos controlan solo cerca del 11% de la empresa.
Pero los acreedores de Olympus no est¨¢n esperando una reuni¨®n de accionistas para actuar en su propio inter¨¦s. Los bancos se comprometieron a apoyar a la empresa incluso despu¨¦s de que sus ingresos revisados revelaran que el patrimonio neto de los accionistas se hab¨ªa reducido hasta solo el 4,5% de sus activos totales. La decisi¨®n de Olympus de contratar a la divisi¨®n de inversi¨®n bancaria de uno de sus acreedores, Sumitomo Mitsui, parece indicar que los bancos quieren que Olympus ampl¨ªe capital. Con la bajada del 60% que han experimentado las acciones desde el despido de Woodford, los ¨²nicos compradores posibles son los rivales que ven una oportunidad de conseguir una empresa con una cuota del 70% del mercado mundial de endoscopios.
Las normativas pueden impedir que los bancos obliguen a Olympus a casarse a la fuerza: cualquier oferta de acciones ordinarias equivalente a m¨¢s del 25% de las acciones existentes exigir¨ªa la aprobaci¨®n de los accionistas. El riesgo, sin embargo, es que Olympus puede ir tirando sin una muy necesaria renovaci¨®n de su sala de juntas. Con la amenaza de la Bolsa de Tokio de retirarla de la lista oficial de valores todav¨ªa en el horizonte, es un riesgo contra el que los accionistas tienen que luchar, aunque Woodford no est¨¦ para dirigirlos.
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