H¨¦roe del rock sin nada de alcohol
Paul David Hawson, alias Bono, el l¨ªder de U2, tiene muy buen coraz¨®n, pero a la hora de ejercer la caridad no se parece en nada a esas damas de la buena sociedad, marquesas y cosas as¨ª, que tambi¨¦n se ponen a veces de parte de los ni?os sin hogar y montan subastas de beneficencia con los cachivaches de sus antepasados, o se disfrazan de cocineras con un delantal bordado en el rastrillo para que, a cambio de un gazpacho, se rasquen el bolsillo esos se?orones de la derecha que lucen abrigos verdes con fuelles en los sobacos. Se trata de otro nivel. Contra la malaria y el sida en ?frica, esta estrella del rock organiz¨® una fastuosa subasta ben¨¦fica en Sotheby's con alfombra roja para famosos, de Brad Pitt para arriba, quienes pujaron por un Jasper Johns o por una calavera con diamantes de Damien Hirst, y recaud¨® m¨¢s de treinta millones de d¨®lares.
Paul David Hawson, alias Bono, es esa clase de h¨¦roe que despu¨¦s de echar un serm¨®n entre canci¨®n y canci¨®n con gafas de soldador, al final de cada concierto de U2 deja sueltas en las bocas del suburbano a sus mesnadas, bien aleccionadas contra el hambre en el mundo. Como cualquier h¨¦roe pagano o religioso, Bono trae desde el desierto un mensaje para el pueblo, viene a redimir a los pobres y salvar a los desesperados, pero sus seguidores tampoco se parecen nada a esos ecologistas capaces de paralizar la obra de una autopista si descubren un excremento de lince en el contorno, o que se encadenan frente a una central nuclear, o meten su z¨®diac bajo la proa de un ballenero. Los ne¨®fitos de Bono tienen, m¨¢s bien, pinta de paramilitares en celo y lucen pantalones piratas, las cabezas rapadas y camisetas color caqui.
La batalla de este predicador de U2 va m¨¢s all¨¢ de la defensa de las focas y de las ballenas, hasta el extremo de someter a sus s¨²bditos a un dilema emocional casi irresoluble: admitir que la filantrop¨ªa puede ensamblarse con el rock m¨¢s salvaje sin infectarle cursiler¨ªa; que se puede ser a la vez copropietario de la revista supercapitalista Forbes o socio de Facebook, eludir impuestos en Irlanda y clamar desde los escenarios con gritos selv¨¢ticos en favor de la justicia universal sin que tanta bondad medi¨¢tica no parezca publicidad. O caer est¨¦ticamente tan bajo como darle la mano con los cinco dedos a George W. Bush, un tejano t¨®xico, el repartidor de metralla sobre las cabezas de muchos inocentes, solo por sacarle la promesa de unos millones en la lucha contra la malaria. O ser el autor de la canci¨®n Elevation, una oraci¨®n llena de misticismo ("Alto, m¨¢s alto que el sol / necesito que me eleve aqu¨ª / en la esquina de los labios / como en la ¨®rbita de las caderas / eclipse / que elevan el alma"), y al mismo tiempo darle ese mismo nombre, Elevation Partners, a su empresa, forrada de millones que le salen por las orejas y le tiran hacia abajo. O esperar que tus s¨²bditos te admiren por tu talento y al mismo tiempo te perdonen el flirteo con los amos del universo.
Tambi¨¦n Bob Dylan compra terrenos y canta para el Papa, tambi¨¦n Sting se ha hecho cargo de la lucha contra la deforestaci¨®n del Amazonas. Al menos hay que agradecer que Bono no se haya convertido en un promotor inmobiliario part¨ªcipe en la cat¨¢strofe del Mediterr¨¢neo.
Este h¨¦roe de los pobres vino al mundo en Irlanda en 1960. Ha pasado de las drogas al ascetismo absoluto, fuma puros pero no porros, no bebe, lee la Biblia, juega a la ajedrez, pinta cuadros, escribe en The New York Times. Nadie le ha pillado hurtando una revista en un aeropuerto, ni con un v¨ªdeo porno en el hotel, ni llev¨¢ndose los jaboncillos del lavabo al dejar la habitaci¨®n. Despu¨¦s de clamar contra el hambre y la injusticia en el mundo al final del concierto donde ha tenido a sus pies a 80.000 fan¨¢ticos, batiendo siempre el r¨¦cord de los Rolling, recoge los millones y se va a descansar en su castillo ingl¨¦s. Unos le aborrecen por ser fiel a su mujer, otros le odian por ser tan guapo, los resentidos no le perdonan su ¨¦xito, muchos creen que ser¨ªa perfecto si no fuera tan bueno, pero es Bono, el l¨ªder mesi¨¢nico de U2, un predicador, h¨¦roe del rock, sin nada de alcohol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.