La formidable fuerza del macho Trump
"Mi belleza es que soy muy rico". Es la clase de humildad de la que hace gala el magnate millonario Donald Trump, que ha estampado su apellido en todo producto imaginable. Pero no todo reluce en su imperio de chapado dorado
"Mi belleza es que soy muy rico". Esa frase, pronunciada por Donald Trump en televisi¨®n en marzo, describe perfectamente al omnipresente magnate de la desmesura. Su fortuna, de 2.900 millones de d¨®lares, la hizo con negocios inmobiliarios. Pero hoy el nombre Trump se halla estampado en cualquier producto imaginable. ?Pistas de patinaje sobre hielo Trump? Las hay. ?Agencia de modelos Trump? Tambi¨¦n. ?Los concursos de Miss Universo y Miss USA? Le pertenecen. ?L¨¢mparas, colchones, toallas, jarrones? Lo mismo. Vende hasta chocolate con forma de lingote. Lo ¨²nico que se le ha escapado es la presidencia de la naci¨®n, a la que aspir¨® recientemente. Hasta para Donald Trump hay imposibles.
Sus casinos se declararon en suspensi¨®n de pagos. hasta para trump hay imposibles
Obama frustr¨® su candidatura bromeando sobre una Casa Blanca decorada por ¨¦l
Si Trump (Nueva York, 1946) fuera rey no tendr¨ªa un castillo, tendr¨ªa rascacielos. Es due?o de lujosas torres en Nueva York, Chicago y Las Vegas. Su ¨¦xito le viene de una herencia, la de su padre, que ya hizo una fortuna en el negocio de los alquileres en Nueva York. Con todo, su imagen de rey Midas ocasionalmente entra en colisi¨®n con la realidad. El oro s¨®lido que dice vender es, a veces, simple pintura chapada. Trump ha estado al borde de la quiebra personal y empresarial en varias ocasiones. En 2009, sus casinos se declararon en suspensi¨®n de pagos. En 2011 se supo que le hab¨ªa cedido su nombre a tres torres, en Tampa, Fort Lauderdale y Baja, que nunca se acabaron. Los compradores perdieron dep¨®sitos que en ocasiones superaban los 100.000 d¨®lares.
Ha habido tres se?oras Trump, pero ninguna como la primera, Ivana, dama de c¨®ctel en mano y mo?o imposible. Lleg¨® a Canad¨¢ de Checoslovaquia como esquiadora de ¨¦lite. En un viaje a Nueva York, en 1976, para promocionar los Juegos Ol¨ªmpicos de Montreal, conoci¨® a Trump. Amor a primera vista. En menos de un a?o se hab¨ªan casado. Fue ella quien le bautiz¨® como El Donald, d¨¢ndole ese aire m¨ªtico de tit¨¢n que necesita un art¨ªculo ante su nombre de pila para contener toda su hombr¨ªa. Se divorciaron 14 a?os despu¨¦s. Ella se llev¨® una compensaci¨®n que la familia nunca desvel¨®, pero que se rumorea que rond¨® los 40 millones. Fiel a s¨ª misma, Ivana tuvo un peque?o papel en la pel¨ªcula El club de las primeras esposas en la que dijo una de sus frases m¨¢s c¨¦lebres: "Queridas, no os coj¨¢is un cabreo. ?Cogedlo todo!".
Con Ivana, Trump tuvo tres hijos, todos empleados en sus empresas. Donald Jr., Eric e Ivanka son, de hecho, vicepresidentes de la Corporaci¨®n Trump. Recientemente, Ivanka ha lanzado una l¨ªnea de ropa y complementos siguiendo la estela de su padre, asumiendo la costumbre de poner el apellido Trump en cualquier producto. Tras Ivana, Donald se cas¨® con Mara Maples, una actriz con la que tuvo una hija, Tiffany. Ninguna de las dos forma parte del n¨²cleo duro Trump, en cuyo centro se halla ahora su tercera esposa, Melania, con quien tuvo un hijo, Barron, en 2006. Padre a los 60. Tal es la formidable fuerza del macho Trump.
Una de las posesiones m¨¢s preciadas del magnate es su cabellera, todo un misterio. Un entramado de hebras doradas que ¨¦l deja secar al natural. Tarda, como m¨ªnimo, una hora. Seg¨²n dijo a Rolling Stone, un rato que dedica a informarse: "Leo los peri¨®dicos y otras cosas... Y veo televisi¨®n. Me gusta Fox y que el otro d¨ªa The Morning Show emitiera un hermoso v¨ªdeo sobre m¨ª". As¨ª es ¨¦l: no hay mejor informaci¨®n que la que habla sobre ¨¦l.
La discreci¨®n no es una virtud que aprecie especialmente. Incluso tiene su propio programa de telerrealidad, El aprendiz, que emite la NBC desde 2004 y funciona como una entrevista de trabajo de una duraci¨®n y un oprobio extremos. Entre 16 y 18 candidatos se someten a todo tipo de pruebas -y a los gritos y desplantes de Trump- para ganar un contrato anual de 250.000 d¨®lares, gestionando una de sus empresas. ?Sorprende ahora lo de la suspensi¨®n de pagos?
Pero no todos sus disc¨ªpulos vienen de la televisi¨®n. Trump decidi¨® crear dos instituciones educativas centradas en la ense?anza de la gesti¨®n inmobiliaria: The Trump University y The Trump Institute. La segunda ya ha cerrado. A la primera tuvo que cambiarle el nombre por el de The Trump Entrepreneur Initiative. No era ni universidad, ni nada que se le pareciera. Seg¨²n algunos exalumnos descontentos, es una amalgama de clases de poca utilidad y pagos exorbitantes (hasta 35.000 d¨®lares por materia). El Better Business Bureau, una auditora de pr¨¢cticas comerciales, le dio un suspenso en servicios al consumidor. Estudian en ella unos 11.000 alumnos, seg¨²n cifras de Trump.
El a?o pasado decidi¨® presentarse a las primarias presidenciales, para salvar al pa¨ªs de s¨ª mismo. Se apoder¨® brevemente del Partido Republicano ante la mirada incr¨¦dula de los pol¨ªticos de profesi¨®n. Su estrategia consisti¨® en darle cr¨¦dito a lo bizarro. Exigi¨® a Barack Obama, en repetidas ocasiones, que ense?ara su certificado de nacimiento, dando p¨¢bulo a todo tipo de teor¨ªas conspirativas e insinuando que el presidente hab¨ªa nacido en un pa¨ªs extranjero como Indonesia. Trump, henchido de orgullo, menospreci¨® al presidente.
La misma noche en la que dio la orden de capturar y matar a Osama bin Laden, Obama acudi¨® a la cena de corresponsales de la Casa Blanca y fulmin¨® cualquier aspiraci¨®n presidencial de "El Donald". Le bast¨® una imagen proyectada en una pantalla. "As¨ª se ver¨ªa la Casa Blanca si Trump ganara la presidencia", dijo Obama. Era un casino con columnas de oro, una torre anexa, neones de color rosa, dos mujeres en biquini en una fuente convertida en jacuzzi, y un campo de golf. ?Parece improbable? Puede que Obama estuviera haciendo una broma. Y que demostrara que nadie se puede tomar en serio a Trump. Pero es que esos elementos, de gusto tan dudoso, son los cimientos sobre los que ha construido su imperio de chapado dorado.
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