?Heredamos la felicidad?
La historia de los norteamericanos Roger Brooks y Tony Milasi parece un guion de ciencia-ficci¨®n. Ambos son gemelos id¨¦nticos. Se parecen como dos gotas de agua. Separados poco despu¨¦s de nacer, en 1938, fueron educados a m¨¢s de 2.400 kil¨®metros el uno del otro. Roger creci¨® en Florida con su padre biol¨®gico, Jules Brooks, de religi¨®n jud¨ªa, quien volvi¨® a hacerse cargo de ¨¦l, rescat¨¢ndolo de un orfanato, cuando ten¨ªa cuatro a?os; pero el ni?o, que hab¨ªa sido inicialmente bautizado como Russell, vio c¨®mo su padre le bendec¨ªa con el nombre original dado a su hermano gemelo, Roger Brooks. ?Y el aut¨¦ntico Roger Brooks? Fue adoptado con solo cinco semanas de edad por una familia italiana cat¨®lica, los Milasi, que se lo llevaron a Binghamton, en Nueva York, y le rebautizaron como Tony. M¨¢s tarde, a los 7 a?os, a Tony le contaron que era adoptado, y que adem¨¢s ten¨ªa un hermano gemelo. Roger, por su parte, lo supo a los 15. As¨ª que tenemos a dos muchachos, a miles de kil¨®metros, so?ando quiz¨¢ con que alg¨²n d¨ªa la imagen que ve¨ªan en el espejo cada ma?ana se hiciera carne y hueso. Pero eso no ocurrir¨ªa hasta los 24 a?os. Y por puro azar. Roger se acerc¨® a un restaurante especializado en tortitas de Miami. Un conductor de autob¨²s, al verle, se qued¨® estupefacto por el parecido que ten¨ªa con Tony, al que ya conoc¨ªa en Nueva York; ?incluso sosten¨ªa la taza de caf¨¦ y el cigarrillo de la misma manera! Un conductor de autob¨²s fue el nexo que los uni¨®.
"El nivel de felicidad puede tener un origen gen¨¦tico de entre el 50% y el 80%"
"Ganar la loter¨ªa cambia el nivel de satisfacci¨®n solo de forma moment¨¢nea
"La alegr¨ªa de vivir puede ser m¨¢s alta en una ferreter¨ªa que en Wall Street"
"La cuesti¨®n ser¨ªa entrenar el cerebro para inundarlo de pensamientos felices"
Aparte del aspecto y el peso, pelo marr¨®n largo, ojos azules, los gemelos compart¨ªan las mismas cicatrices, la marca de cigarrillos... la misma marca de pasta de dientes. El poder de la biolog¨ªa en ellos casi no ten¨ªa l¨ªmites. Al sentarse, Roger y Tony cruzaban la pierna derecha por encima de la izquierda. Se alistaron en el Ej¨¦rcito a los 17 a?os, ?con una diferencia de ocho d¨ªas! Ambos albergaban el sue?o de convertirse en actores. Pero hay algo que sobresal¨ªa por encima de todo: su car¨¢cter optimista, a pesar de haberse educado en ambientes y creencias completamente diferentes, explica Nancy Segal, directora del Centro de Estudio de Gemelos de la Universidad de California en Fullerton (Estados Unidos). Roger y Tony alumbran, como otros estudios de parejas de gemelos id¨¦nticos, el oscuro misterio de la gen¨¦tica de la felicidad. Segal y sus colegas han llevado a cabo centenares de investigaciones, acumulando pilas de cuestionarios sobre diversos rasgos de la personalidad, como el coeficiente de inteligencia, y entre ellos, el nivel de satisfacci¨®n. Los gemelos id¨¦nticos comparten su ADN en un cien por cien. Son un calco gen¨¦tico. Los gemelos fraternales o mellizos, la mitad de los genes.
Los investigadores cruzan los datos extra¨ªdos de grupos de gemelos y mellizos criados en la misma familia con aquellos que fueron separados poco despu¨¦s de nacer y que vivieron en ambientes y hasta pa¨ªses distintos, a veces muy dif¨ªciles de encontrar. Y se hacen la misma pregunta. ?Por qu¨¦ hay gente m¨¢s satisfecha que otra? ?Por qu¨¦ vemos que hay personas que nacen con un optimismo desbordante, mientras que otras se hunden en la miseria? Los gen¨¦ticos que estudian el comportamiento humano est¨¢n profundamente convencidos de que estas variaciones que observan en los niveles de satisfacci¨®n obedecen en realidad a las propias diferencias gen¨¦ticas individuales, mientras que la suerte y el ambiente hacen el resto: si dos personas id¨¦nticas gen a gen y criadas en entornos a veces opuestos se muestran joviales y optimistas, la explicaci¨®n hay que buscarla en sus genes. Y, como admite Segal, cuando se tiene la oportunidad de conocer en profundidad a una pareja como Roger y Tony, los formularios y cuestionarios con n¨²meros casi sobran. "Me hubiera sorprendido comprobar que uno no fuera tan feliz como el otro. No puedes medir el historial de la vida de Roger y Tony. En realidad, no tengo que hacerlo. Cuando les entrevistas, descubres que son unos tipos muy felices", dice esta investigadora en conversaci¨®n telef¨®nica con El Pa¨ªs Semanal. El ADN que comparten tiene gran parte de la culpa.
Esta psic¨®loga form¨® parte del equipo de Thomas Bouchard, un investigador de la Universidad de Minnesota que alcanz¨® notoriedad por mostrar al mundo las asombrosas coincidencias de la personalidad y el comportamiento de gemelos id¨¦nticos que vivieron sin saber que ten¨ªan un sosias. Como James Arthur Springer y James Edward Lewis, separados al mes de edad y reencontrados a los 39 a?os en Ohio (Estados Unidos); ambos se casaron con mujeres cuyo nombre era Linda; ambos se divorciaron, y volvieron a casarse con mujeres llamadas Betty; les gustaba la carpinter¨ªa, el dibujo t¨¦cnico y las matem¨¢ticas, y les dol¨ªa la cabeza a las mismas horas del d¨ªa. En el pr¨®logo del ¨²ltimo libro de Nancy Segal (Someone else's twin [El otro es gemelo]; Prometheus Books; no traducido al espa?ol), Bouchard dice de ella que es la persona "que m¨¢s sabe en el planeta Tierra sobre gemelos". Segal lo explica as¨ª: "Soy una gen¨¦tica del comportamiento, psic¨®loga, y adem¨¢s melliza prematura. Me cri¨¦ junto con mi hermana Anne, pero las dos somos muy diferentes". Nancy es m¨¢s extrovertida, no se ha casado, y tuvo que pasar un mes en la incubadora. Anne, m¨¢s t¨ªmida y robusta, solo precis¨® de unos d¨ªas de incubaci¨®n para volver a casa. Esta experta se qued¨® fascinada al observar lo distinta que era de su hermana y, a pesar de ello, lo mucho que compart¨ªa con ella.
Los estudios en gemelos id¨¦nticos realizados por Segal y por sus colegas, como el investigador David Lykken y Auke Tellegen, ambos de la Universidad de Minnesota, sugieren que las diferencias observadas en cuanto al nivel de felicidad pueden tener un origen gen¨¦tico en un porcentaje que oscila entre el 50% y el 80%.
Son cifras sensiblemente mayores a las recogidas por el ¨²ltimo estudio realizado hasta la fecha, a cargo del investigador Jan-Emmanuel De Neve, de la Universidad de Londres, junto con sus colegas de la Escuela de Medicina de Harvard y la Universidad de California en San Diego, tras examinar los cuestionarios que respondieron casi mil gemelos, la mitad de ellos id¨¦nticos. "Nuestros datos sugieren que un tercio de la felicidad puede ser explicada mediante una loter¨ªa gen¨¦tica heredada de los padres", indica De Neve a El Pa¨ªs Semanal. A pesar de esta rebaja de la influencia de los genes, De Neve coincide en un hallazgo que podr¨ªa extenderse al com¨²n de los mortales: tenemos un umbral m¨ªnimo de felicidad, influenciado por la biolog¨ªa, mayor o menor seg¨²n cada individuo. Un nivel b¨¢sico al que retornamos despu¨¦s de un golpe de suerte, como un premio de loter¨ªa, o una desgracia, como un accidente con consecuencias desastrosas como quedarse tetrapl¨¦jico.
Este umbral resulta intrigante. Lykken reuni¨® centenares de mediciones realizadas en parejas de gemelos id¨¦nticos en cuanto al bienestar y la sensaci¨®n de felicidad. Encontr¨® que dichos niveles no cambiaban ni estaban relacionados con el estatus econ¨®mico, los ingresos, los niveles de educaci¨®n, el sexo y la raza. Y bajo este prisma, se dedic¨® a observar al resto de la sociedad pr¨®xima a ¨¦l. Lykken plasm¨® sus reflexiones en un art¨ªculo fascinante publicado en la revista Harvard Mental Health Letter. "Aquellos que iban al trabajo en mono o en el autob¨²s estaban tan contentos como los que conduc¨ªan sus Mercedes", escribi¨®. Ganar la loter¨ªa o sufrir un grave accidente puede cambiar el nivel de felicidad a mejor o a peor, pero solo de forma moment¨¢nea. "Los efectos, positivos o negativos, se desvanecen a los tres meses y son pr¨¢cticamente indetectables tras medio a?o". Hay una balanza gen¨¦tica, un punto al que siempre retornamos.
Las personas que se inician en las reuniones de los telepredicadores hacen saltar el medidor de su felicidad durante unos meses, al cabo de los cuales los niveles recaen. Por ello, razonaba Lykken, los evangelistas suelen revivir la fe de sus seguidores en sesiones peri¨®dicas. Lykken falleci¨® en 2006, pero su art¨ªculo, publicado 10 a?os antes, resulta ahora muy revelador. "Mi esposa y yo siempre hemos disfrutado observando a los trabajadores que ven¨ªan todos los mi¨¦rcoles por la ma?ana a llevarse la basura. Disfrutaban con un trabajo tan b¨¢sico, y lo hac¨ªan con ganas. ?Por qu¨¦ no iban a sentirse bien con ello?". Este investigador sol¨ªa visitar la ferreter¨ªa de su localidad, donde observaba c¨®mo "los maestros en fontaner¨ªa hac¨ªan chistes a la vez que resolv¨ªan los problemas de sus clientes al otro lado del mostrador. Y la cajera era igual de eficiente que ellos, por lo que creo firmemente que los niveles medios de amor propio, saber hacer y alegr¨ªa de vivir en esta ferreter¨ªa son m¨¢s altos que en muchas oficinas de Wall Street".
De Neve no es un gen¨¦tico, sino profesor de Econom¨ªa Pol¨ªtica y Ciencias del Comportamiento. Admite que existe un nivel b¨¢sico en los niveles de felicidad de los individuos. Y advierte que, de acuerdo con su estudio, publicado en la revista Journal of Human Genetics, dos tercios de las variaciones en felicidad observadas se deben al ambiente. Sin embargo, en la investigaci¨®n llevada a cabo junto con sus colegas asocian por vez primera un gen, llamado 5-HTTLPR, que podr¨ªa explicar una peque?a parte de las variaciones gen¨¦ticas encontradas. Es el primer candidato a "gen de la felicidad", aunque se trate de una pieza de una maquinaria gen¨¦tica mucho m¨¢s grande. ?Cu¨¢l es el papel del gen 5-HTTLPR? Los estudios han descubierto que se trata de una instrucci¨®n gen¨¦tica que codifica para unas mol¨¦culas cr¨ªticas, ancladas en las membranas de las neuronas y que reciclan la serotonina, un neurotransmisor del cerebro que posibilita que las neuronas "hablen entre s¨ª"; adem¨¢s est¨¢ implicada en los circuitos que tienen que ver con la regulaci¨®n y transmisi¨®n de los mensajes emocionales.
Lo fascinante de esta investigaci¨®n es que se han descubierto dos versiones del gen, una larga y una corta. La primera segrega abundantes cantidades de portadores para reciclar la serotonina. La versi¨®n corta produce un n¨²mero menor de barrenderos y, como consecuencia, la serotonina escasea. No es dif¨ªcil suponer que aquellos que han heredado de sus padres la versi¨®n larga del gen son a la postre m¨¢s felices, mientras que los que poseen la versi¨®n corta manifiestan niveles de satisfacci¨®n m¨¢s bajos. Las matem¨¢ticas del estudio indican una relaci¨®n significativa. "Este gen juega un papel en la felicidad, y probablemente es el primero en ser identificado", asegura De Neve, recalcando que la felicidad es un rasgo tan complejo que involucra un n¨²mero desconocido de genes.
La investigadora Meike Bartel, del departamento de biolog¨ªa y psicolog¨ªa de la Universidad de Vrije en ?msterdam, ha encontrado, en un estudio de 12.000 personas que incluye gemelos id¨¦nticos, mellizos y hermanos, que las diferencias en cuanto a los niveles individuales de felicidad pueden ser explicadas mediante diferencias gen¨¦ticas en un 40% de los casos. "Hay una predisposici¨®n gen¨¦tica para la felicidad", asegura Bartel en conversaci¨®n telef¨®nica. "Probablemente existan muchos genes involucrados, y necesitamos realizar estudios m¨¢s extensos". ?Y en cuanto al gen del transporte de la serotonina y la felicidad? Ella es esc¨¦ptica. "La muestra estudiada es peque?a", zanja.
Las historias de gemelos felices son solo una parte de una investigaci¨®n m¨¢s compleja. En ocasiones, surgen los traumas. Nancy Segal ha investigado a fondo siete casos ¨²nicos en el mundo donde gemelos monocig¨®ticos fueron separados por un error de las enfermeras y entregados nada m¨¢s nacer a familias diferentes. Como resultado de tales errores, una madre que ha dado a luz gemelos no tiene manera de sospechar que uno de ellos no es en realidad su hijo o hija, a pesar de las diferencias f¨ªsicas con su hermano, que se har¨¢n m¨¢s patentes al crecer.
Segal ha localizado otros dos casos en Polonia, pero el tema de su ¨²ltimo libro se centra en el caso de las gemelas espa?olas Delia y Bego?a, que nacieron en Las Palmas de Gran Canaria en 1973, en el hospital Nuestra Se?ora del Pino. Por un descuido imperdonable, Delia fue intercambiada con otro beb¨¦, Beatriz, el cual pas¨® as¨ª a formar parte de la familia de la verdadera hermana gemela de Delia, Bego?a. No fue hasta que cumplieron 28 a?os cuando las gemelas supieron la una de la otra. Como relata Segal, hay un trasfondo tr¨¢gico dentro de una escena descrita en la obra Comedia de errores, de William Shakespeare, acerca de la hilaridad que provocan las escenas cuando a uno de los gemelos -que no sabe que lo es- se le aproximan personas que creen conocerle y son entonces rechazadas. Eso mismo ocurri¨® en diciembre de 2001. Bego?a acudi¨® a una tienda de ropa para comprarse una camiseta, y una de las dependientas la confundi¨® con Delia, con la que manten¨ªa amistad, y se acerc¨® para saludarla. Bego?a, extra?ada, dej¨® la tienda sin devolver el saludo. La dependienta cont¨® la historia a su madre, quien telefone¨® a su vez a la madre de Delia para averiguar por qu¨¦ la muchacha hab¨ªa sido tan poco amigable con su hija. Y la madre de Delia le confirm¨® que aquella tarde su hija... ?no se hab¨ªa pasado por la tienda! D¨ªas m¨¢s tarde sobrevino el segundo acto. Bego?a retorn¨® a la misma tienda con su hermana Beatriz para cambiar la camiseta que hab¨ªa comprado por una talla m¨¢s grande. Y la dependienta se acerc¨® de nuevo, comprobando que "Delia" no la reconoc¨ªa. Pregunt¨® a Beatriz la raz¨®n, y esta replic¨® que su nombre era Bego?a, no Delia, y que ella era su hermana gemela (a pesar de la falta de parecido). Fue entonces, narra esta investigadora, cuando la dependienta relat¨® que ella sab¨ªa de una persona, Delia, que era un calco exacto de Bego?a y que resid¨ªa en un pueblo cercano. El final de la historia se produjo ese mismo d¨ªa. Las gemelas acordaron reunirse en una cafeter¨ªa para conocerse, hacia las siete y media de la tarde. Delia lleg¨® primero, y cuando vio a su aut¨¦ntica hermana, Bego?a, se qued¨® de piedra. "Me vi a m¨ª misma caminar, lo hago de una manera especial, y pens¨¦ que era la ¨²nica en hacerlo". Bego?a, al ver a su hermana, se mostr¨® m¨¢s esc¨¦ptica, pero durante las siguientes horas ambas cotejaron sus parecidos: las manos, los pies, las orejas, las u?as...y todo encajaba. "La mayor¨ªa de los gemelos que han sido criados aparte suelen ponerse muy contentos cuando se encuentran, ya que fueron separados de forma intencionada por motivos econ¨®micos, o porque la madre muri¨® en el parto... pero en el caso de un intercambio accidental al nacer, los gemelos pueden llegar a pensar que sus vidas han discurrido en el error y que sus familiares y hermanos no son tales, lo que puede llegar a ser devastador", explica Segal.
Las familias de Delia y Bego?a eran distintas, una rural y la otra urbana, con un padre de familia en el primer caso y sin ¨¦l en el segundo. Delia ten¨ªa dos hermanas peque?as, y Bego?a, una hermana supuestamente gemela, una hermana mayor y dos hermanos menores, uno de los cuales ten¨ªa el s¨ªndrome de Down. Las gemelas vivieron separadas tan solo unos pocos kil¨®metros durante casi tres d¨¦cadas. Delia curs¨® m¨¢s estudios en la escuela y tuvo una gran variedad de empleos. En esa reuni¨®n cont¨® que le hab¨ªan diagnosticado una leucemia cuando ten¨ªa 16 a?os, lo que supuso un gran temor para Bego?a. Las dos decidieron mantener el secreto y no se volvieron a ver transcurrido un a?o. M¨¢s tarde, Bego?a confesar¨ªa a Segal, quien acudi¨® a Las Palmas para realizar una investigaci¨®n exhaustiva sobre el caso, que no hab¨ªa contado lo ocurrido a su familia por el impacto emocional que Beatriz sufri¨® al conocer la verdad; la muchacha tem¨ªa el rechazo familiar cuando se supiera que ella no era la aut¨¦ntica hermana gemela. "No realic¨¦ cuestionarios de felicidad para Delia y Bego?a, pero entre otros rasgos puede verse que obtienen una nota alta en lo que se refiere a la estima propia, lo que podr¨ªa reflejar la felicidad o su satisfacci¨®n. Mi impresi¨®n sobre ellas es que son personas positivas y optimistas".
?Hasta qu¨¦ punto la felicidad puede plasmarse en la pantalla de un esc¨¢ner cerebral? El psic¨®logo y psiquiatra Richard Davidson ha encontrado algunas respuestas en su laboratorio de la Universidad de Wisconsin-Madison, pero con una perspectiva tan interesante como original. En 1992, Davidson, fascinado por las t¨¦cnicas orientales de relajaci¨®n y el budismo, viaj¨® a India, invitado por el Dal¨¢i Lama. Eran tiempos en los que la revoluci¨®n de las t¨¦cnicas de visualizaci¨®n del cerebro comenzaba a abrir una nueva ventana a la mente. Por entonces, la mayor¨ªa de los investigadores estaban obsesionados por desentra?ar los circuitos del miedo y la ansiedad en el cerebro. "El Dal¨¢i Lama me dijo: 'Tu gente est¨¢ usando t¨¦cnicas neurocient¨ªficas muy sofisticadas para estudiar el miedo, la ansiedad y la depresi¨®n. ?Por qu¨¦ no los usas para estudiar la compasi¨®n y la amabilidad?", explic¨® Davidson. "As¨ª que cuando regres¨¦ de India, lo hice".
La regulaci¨®n de las emociones ilumina la corteza prefrontal del cerebro, seg¨²n recogen los monitores. Pero Davidson ha encontrado un patr¨®n. La gente que experimenta felicidad y entusiasmo usa m¨¢s la parte izquierda de esta corteza, mientras que los pensamientos negativos y estresantes se asocian con la derecha. Davidson y su equipo han demostrado que los beb¨¦s de 10 meses que lloran por un momento al verse separados de sus madres -en definitiva, los m¨¢s llorones- muestran una activaci¨®n del c¨®rtex prefrontal derecho frente a los que no. Es factible pensar que estos beb¨¦s afrontar¨¢n los problemas y las nuevas situaciones con m¨¢s dramatismo y reticencia.
Lo fascinante del estudio de Davidson se centra en los esc¨¢neres cerebrales realizados a los monjes budistas, que tienen a sus espaldas pr¨¢cticas de miles de horas de meditaci¨®n. Este psic¨®logo y psiquiatra trabaj¨® con el monje franc¨¦s Matthieu Ricard, budista del monasterio de Shechen, en Katmand¨² (Nepal), que posee adem¨¢s un doctorado en biolog¨ªa molecular y que, como relata el propio Davidson, trabaj¨® en el Instituto Pasteur en el laboratorio del premio Nobel Fran?ois Jacob. Los esc¨¢neres cerebrales de los monjes budistas mientras meditaban registraban una asimetr¨ªa profunda en la actividad cerebral, en la que se iluminaba con mucha m¨¢s intensidad el lado izquierdo de la corteza prefrontal; el lugar donde Davidson y otros muchos expertos creen que recoge los pensamientos felices. La parte derecha, que conjuga las emociones negativas, es inhibida de forma deliberada y consciente. La cuesti¨®n estriba en buscar el entrenamiento adecuado para inundar el cerebro de pensamientos felices y compasivos, una herramienta de valor incalculable para las personas que sufren depresi¨®n. Davidson esta convencido de que es posible. Ha trabajado con voluntarios que recibieron un entrenamiento b¨¢sico durante dos semanas a trav¨¦s de Internet en el que meditaban una media de 30 minutos diarios, y a los que se les realizaban esc¨¢neres antes y despu¨¦s del entrenamiento para comprobar si exist¨ªa un impacto en el cerebro. "Encontramos que dos semanas de entrenamiento produc¨ªan cambios en el cerebro que pod¨ªan medirse con nuestras t¨¦cnicas de resonancia funcional. Y descubrimos que los participantes se involucraban en comportamientos m¨¢s altruistas y compasivos gracias a esas dos semanas de entrenamiento". Lo que todav¨ªa queda por investigar, a?ade Davidson, es si los efectos pueden perdurar en el tiempo.
El incre¨ªble caso de Kodinhi
Kodinhi es un peque?o pueblo situado en la provincia india de Kerala, al suroeste del pa¨ªs, a poca distancia de la costa del mar Ar¨¢bigo. Con solo unas 2.000 familias, la aldea cuenta con 220 pares de gemelos, lo que supone una tasa seis veces mayor que la media mundial. Seg¨²n el fot¨®grafo Andrew Henderson, que retrat¨® a varios de esos gemelos durante varios d¨ªas -el resultado son las im¨¢genes que acompa?an este reportaje-, Kodinhi es el lugar con m¨¢s cantidad de gemelos del planeta. Un r¨¦cord dif¨ªcil de comprobar y que otras fuentes dicen que comparte con otras dos poblaciones, Igbo-Ora (Nigeria) y C?ndido God¨®i (Brasil). Sea como sea, el caso tan extraordinario documentado por Henderson en Kodinhi tiene un origen desconocido para m¨¦dicos y cient¨ªficos. Krishnan Sribiju, el doctor de la localidad, tampoco se explica el milagro: "El n¨²mero de gemelos por cada 1.000 nacimientos es de 45 en Kodinhi. Es incre¨ªble, ya que Asia tiene uno de los porcentajes m¨¢s bajos de gemelos del mundo, con solo 4 casos por cada 1.000 nacimientos. Es curioso, porque adem¨¢s aqu¨ª no hay tratamientos de inseminaci¨®n artificial, debido al coste prohibitivo que tienen, por lo que tampoco se podr¨ªa explicar un aumento de los nacimientos de gemelos por ese motivo". El fen¨®meno de los gemelos de Kodinhi empez¨® hace tres generaciones (alrededor de 1940) seg¨²n el mismo doctor, en declaraciones realizadas en los ¨²ltimos a?os en peri¨®dicos brit¨¢nicos e indios.
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