El doctor que investiga los cerebros con puertos USB
Transmisi¨®n del pensamiento, telepat¨ªa, percepci¨®n extrasensorial, memoria global. ?Hasta d¨®nde podr¨ªa llegar el ser humano con tecnolog¨ªa?
Kevin Warwick muestra la marca de una peque?a cicatriz que le dej¨® la implantaci¨®n quir¨²rgica de un chip que se puso en la parte interna de la mu?eca hace nueve a?os. El dispositivo ten¨ªa 100 electrodos, forma rectangular y el tama?o de una hormiga. Desde entonces, a Warwick, de 57 a?os, profesor de Cibern¨¦tica de la Universidad de Reading en Inglaterra, se le conoce como Doctor Cyborg. Sus investigaciones para alcanzar la fusi¨®n perfecta entre biolog¨ªa y tecnolog¨ªa, entre seres humanos y m¨¢quinas, lo llevaron, en 2002, a conectar su sistema nervioso a un ordenador. Desde la Universidad de Columbia en Nueva York, a trav¨¦s de Internet, pudo mover una mano electr¨®nica que estaba en la Universidad de Reading, al otro lado del Atl¨¢ntico. Las se?ales neuronales de su cerebro hab¨ªan viajado a trav¨¦s de la Red de manera instant¨¢nea, como si fuera un e-mail o un mensaje v¨ªa chat. "Esto demostr¨® que alguien con la mano amputada podr¨ªa tener una mano artificial controlada por su cerebro, pero no tendr¨ªa por qu¨¦ estar necesariamente unida a su cuerpo, sino que podr¨ªa estar en cualquier parte", explic¨® Warwick entonces. "Esto quiere decir que en el futuro nuestro cuerpo podr¨ªa llegar a ser tan grande como la Red. Nuestro sistema nervioso e Internet llegar¨ªan a ser uno solo".
Warwick habla de manera pausada y en su laboratorio tiene m¨¢s de un robot movi¨¦ndose como si tuviera vida propia. Entre sus experimentos est¨¢ el de utilizar las c¨¦lulas cerebrales de una rata para que los peque?os robots tomen decisiones propias. Poco tiempo despu¨¦s de conseguir que la mano artificial respondiera a sus impulsos nerviosos, Warwick convenci¨® a su mujer para que se implantara un dispositivo en la mu?eca. La idea parec¨ªa ser osada y quiz¨¢ algo rom¨¢ntica: lograr que la pareja se comunicara sin necesidad de palabras. Las se?ales neuronales de Irene se enviaron a la Red y el resultado fue asombroso: cada vez que ella abr¨ªa y cerraba la mano, Kevin recib¨ªa pulsaciones en el cerebro. "La comunicaci¨®n entre los cerebros humanos sin necesidad del habla es inminente", asegura.
Seg¨²n Warwick, el modo en que nos comunicamos los humanos resulta "pat¨¦tico". Para el investigador, el problema radica en los canales, a los que ¨¦l llama interfaces, "que tienen un grave problema a la hora de conectarse con el cerebro" y generan "atascos". "Contamos con se?ales complejas en nuestro cerebro, pero seguimos presionando para convertirlas en esta forma mec¨¢nica de formar palabras que es un mensaje trivial codificado que no tiene relaci¨®n alguna con lo que estamos pensando. Incluso, cuando has estado casado 50 a?os, tu mujer te dice: "?Qu¨¦ dices, qu¨¦ estabas pensando!". Si pudi¨¦ramos enviar se?ales el¨¦ctricas de cerebro a cerebro, eso nos dar¨ªa una nueva forma de comunicaci¨®n en t¨¦rminos de color, gr¨¢ficos, im¨¢genes, ideas y conceptos".
?Telepat¨ªa? "Dentro de poco concebiremos el habla como algo gutural", dice el investigador imitando sonidos arcaicos, "tal como vemos la comunicaci¨®n de nuestros antepasados ahora. Ahora, lo que trato es de averiguar qu¨¦ ser¨¢ lo siguiente. Con la inteligencia artificial sabemos que los ordenadores piensan m¨¢s r¨¢pido que nosotros y que tienen mejor memoria. ?Por qu¨¦ no disfrutar de estas ventajas?".
Los detractores que apelan a la ¨¦tica en sus investigaciones no han evitado las cr¨ªticas. "No entiendo qu¨¦ hay de malo en utilizar la tecnolog¨ªa en nuestro cuerpo, si vamos a ser capaces de extender nuestros sentidos y mejorar como personas. No tenemos nada que perder", dice Warwick, que cree firmemente en la conexi¨®n con las m¨¢quinas como un paso adelante en la evoluci¨®n humana. "?Por qu¨¦ aceptar los l¨ªmites del cerebro humano si podemos tener un cerebro mucho m¨¢s poderoso constituido en parte por silicio?".
Paralelamente a la extensi¨®n pura de las habilidades humanas, las investigaciones de Warwick no han dejado de lado el aspecto terap¨¦utico para buscar, por ejemplo, alguna alternativa al Parkinson. Seg¨²n el investigador, la inteligencia artificial puede predecir, a partir de se?ales cerebrales, cu¨¢ndo van a empezar a producirse los temblores t¨ªpicos de la enfermedad y, segundos antes del temblor, podr¨ªa enviarse una se?al el¨¦ctrica para detenerlos. En el futuro, seg¨²n ¨¦l, cuando tengamos dolores de cabeza podr¨ªamos paliarlos con impulsos el¨¦ctricos en vez de tomar pastillas. Lo que faltar¨ªa saber es qu¨¦ tipo de se?ales el¨¦ctricas mandar y ad¨®nde exactamente.
Otro de los cambios que tendr¨ªan que darse, seg¨²n ¨¦l, ser¨ªa la superaci¨®n de la tridimensionalidad con la que percibimos las cosas. "Me gustar¨ªa pensar en m¨¢s de tres dimensiones, pero no puedo. Sin embargo, conectado a un ordenador, s¨ª podr¨ªa". "Los humanos solo percibimos el 5% de lo que ocurre a nuestro alrededor. La percepci¨®n del mundo est¨¢ muy limitada".
?Y la memoria? La "memoria global", como la llama Warwick, no ser¨ªa otra cosa que el almacenamiento de nuestros recuerdos en una inmensa red, como ya ocurre con las llamadas clouds (nubes) que en Internet guardan la informaci¨®n sin la necesidad de un espacio f¨ªsico. "No tendr¨ªamos que recordar nada, todo estar¨ªa ah¨ª. Esa funci¨®n de nuestro cerebro quedar¨ªa libre para hacer otras cosas. Ser¨ªamos m¨¢s creativos".
En apariencia seremos iguales, "salvo por el detalle de tener implantados cinco o seis microchips dentro del cuerpo que nos proporcionar¨¢n puertos USB al mundo exterior para as¨ª estar todos conectados". Y termina: "Creo que tarde o temprano va a ocurrir. Los avances tecnol¨®gicos ya est¨¢n aqu¨ª, al alcance de la mano; solo insisto en que deber¨ªamos aprovecharlos".
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