Nostalgia del 'ladrillo'

Miguel Arias Ca?ete, el nuevo responsable gubernamental de la protecci¨®n del medio ambiente, acaba de demostrar su habilidad dial¨¦ctica en el uso de los eufemismos. Ha hablado de "cambio profundo" de la Ley de Costas "compatible con el crecimiento econ¨®mico" que ponga en valor el "conjunto de las playas". Ha dicho que se analizar¨¢n "los diferentes usos del litoral para armonizar el desarrollo" y ha prometido simplificar "tr¨¢mites medioambientales". Los buenos entendedores, entre los que se encuentran los ecologistas y todos aquellos que recuerdan c¨®mo el PP ha defendido los chiringuitos de playa y, en general, a los afectados por los deslindes y las expropiaciones, han traducido inmediatamente las palabras del nuevo ministro. No dudan de que el cambio legislativo que propone puede favorecer una nueva burbuja inmobiliaria y el fin de una larga y dif¨ªcil batalla por librar a las costas espa?olas de la explotaci¨®n a la que han sido sometidas.

Cuando se aprob¨® la Ley de Costas en 1988 ya era tarde. Apenas si quedaban en el litoral espa?ol playas libres del ladrillo, de construcciones que invad¨ªan la misma arena y ocupaban, muchas de ellas, grandes extensiones de dominio p¨²blico. Aunque la norma otorgaba amplios plazos temporales para que esta fuera cumplida, en 20 a?os ha habido muchas expropiaciones y derribos de propiedades y se ha logrado recuperar una ¨ªnfima parte de lo perdido.

Las palabras del ministro presagian una marcha atr¨¢s en toda regla porque, adem¨¢s -y aqu¨ª s¨ª ha sido menos ambiguo- ha anunciado que estudia alargar las concesiones. Los propietarios de las instalaciones que a¨²n no han cumplido con la ley tienen buenos motivos para la esperanza y, de hecho, la Asociaci¨®n Europea de Perjudicados por la Ley de Costas est¨¢ dando cuenta del cambio de filosof¨ªa en su p¨¢gina web.

La puerta ya est¨¢ medio abierta para recuperar, no las que un d¨ªa fueron playas de aguas cristalinas, sino para insistir en esa ocupaci¨®n que ofrece beneficios econ¨®micos a corto plazo.