De las trincheras al ciberespacio
Radio Nacional cumple 75 a?os con la vista puesta en la era digital
Nevaba en Salamanca la noche del 19 de enero de 1937, en plena Guerra Civil. Las tropas sublevadas, al mando de Franco, ten¨ªan all¨ª su cuartel general. Y en esa ciudad castellana naci¨® hace 75 a?os Radio Nacional como arma de propaganda. Habla Espa?a abr¨ªa la emisi¨®n y la primera voz que son¨® fue la de Fernando Fern¨¢ndez de C¨®rdoba. El s¨¢bado pasado, el espacio Documentos rememoraba una entrevista en la que el actor narraba c¨®mo se enfrent¨® a aquel d¨ªa: "Nervioso, f¨¢cil de comprender dadas las circunstancias". No era para menos. En el locutorio, sentado en un silloncito, envuelto en un capote del tercio con forro blanco, estaba el mism¨ªsimo Franco.
Una peque?a emisora m¨®vil que Hitler hab¨ªa utilizado durante los Juegos de Berl¨ªn y que Joseph Goebbels, ministro de Propaganda, regal¨® a Franco fue el germen. 75 a?os despu¨¦s, se escucha en todos los rincones del mundo a trav¨¦s de Internet y es una cadena solvente y respetada.
El arzobispo Amigo pregunt¨®: "D¨ªgame la verdad, ?existe el se?or Casamajor?"
De altavoz de Franco, RNE se convirti¨® con el devenir de los a?os en un medio de servicio p¨²blico, sobre todo a partir de la Transici¨®n. Se acabaron entonces los tiempos en los que las privadas ten¨ªan prohibidos los diarios hablados y estaban obligadas a conectar con el parte. La informaci¨®n es ahora "plural, objetiva y s¨®lida". Lo dice Eduardo Sotillos, que no oculta su pasi¨®n por la radio. "Se lo debo todo", dice. "Fui director de RNE, de Radio Exterior, corresponsal en Lisboa, he retransmitido partidos de f¨²tbol... y acab¨¦ haciendo un programa cultural, El ojo cr¨ªtico, que era lo que m¨¢s me gustaba".
En la Espa?a de la pretransici¨®n, RNE "fue pionera en la apertura informativa" y con la democracia "pas¨® a ser un medio acreditado y solvente", apunta Sotillos, que evoca como el momento m¨¢s dif¨ªcil aquel 23-F en el que los golpistas ocuparon la emisora y el "coraje" del entonces director general de RTVE, Fernando Castedo. Sotillos dej¨® aquel d¨ªa el despacho y cogi¨® el micr¨®fono. Como todos. "La gente se ech¨® a la calle. Recuerdo a Luis de Benito en una unidad m¨®vil. Ten¨ªamos una l¨ªnea microf¨®nica abierta con el Congreso de los Diputados. Sab¨ªamos c¨®mo iba cambiando la situaci¨®n de los guardias civiles, pero no pod¨ªamos utilizar esa informaci¨®n. Profesionalmente fue una gran frustraci¨®n". Solo cuando los Geo entraron en Prado del Rey respir¨® tranquilo.
"En los tiempos de la Transici¨®n, RNE se desencorset¨®. Hizo una radio de altura, con programas como Contante y sonante, en el que Lalo Azcona populariz¨® la econom¨ªa, o Directo, directo, con Julio C¨¦sar Iglesias. Hab¨ªa informaci¨®n y entretenimiento. Y eso lo ha mamado la televisi¨®n, aunque abaratando el coste", cuenta Alicia Fern¨¢ndez Cobos, la primera mujer que dirigi¨® una emisora.
Empez¨® siendo la voz de las islas Canarias en Protagonistas y en Estudio 15-17. Una voz que llegaba desde un palacete de Las Palmas en el que apenas hab¨ªa un micr¨®fono y un magnet¨®fono. Trabaj¨® con Andr¨¦s Aberasturi, primero en las ma?anas y m¨¢s tarde en la noche. Era la ¨¦poca de El ¨²ltimo gato. "El mejor programa de radio. Muy divertido e imaginativo. Estaban de guionistas Jes¨²s Marchamalo y Mercedes Arancibia. Ten¨ªamos muy buenas ideas, pero no ten¨ªamos audiencia. Era como un programa de La 2 pero en Radio 1".
Durante su etapa como responsable de programas, encomend¨® a Javier Sard¨¢ un espacio de tarde "que sin perder el rigor no fuera aburrido". Y as¨ª naci¨® La bisagra, con Sard¨¢ y un abuelete con el que identificaban muchos espa?oles. Y como tantos oyentes, el entonces arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, dudaba de que el se?or Casamajor fuera de carne y hueso. "D¨ªgame la verdad: ?existe?", le pregunt¨® en un almuerzo el arzobispo a Fern¨¢ndez Cobos. "Le dije la verdad. No pod¨ªa mentirle a monse?or".
Para Julio C¨¦sar Iglesias, RNE ha sido "el principio de casi todo". "Por imposici¨®n pol¨ªtica empezaron los informativos, que se emit¨ªan en todas las cadenas, pero tambi¨¦n por instinto profesional comenzaron muchos g¨¦neros que hoy est¨¢n vigentes, como los magacines matinales", dice Iglesias, que reivindica el inicio de la interactividad ya en los tiempos de Directo, directo. Aunque no exist¨ªan las redes sociales, los oyentes participaban de manera activa. Por ejemplo: "En 1980, el d¨ªa que se expropi¨® Rumasa, el ministro de Econom¨ªa, Carlos Solchaga, estuvo durante dos horas hablando con los oyentes". Fue tambi¨¦n precursora de los desayunos televisivos. Nacieron en 1993, como un bloque preelectoral al mando de Diego Carcedo, Antonio San Jos¨¦ y el propio Iglesias. "Ram¨®n Colom, que era director de TVE, me propuso hacer los desayunos en televisi¨®n y nos cedi¨® un plat¨®". Hasta ahora.
Ignacio Elguero lleva 15 a?os en RNE y es el director del Canal Radio Nacional (antigua Radio 1) y del programa literario La estaci¨®n azul, que hace 12 a?os recib¨ªa como primer invitado a Jos¨¦ Hierro. "Nos pas¨® el testigo, pues ¨¦l trabaj¨® muchos a?os en RNE y dirigi¨® el programa de poes¨ªa Aula po¨¦tica", cuenta. "Al llegar pidi¨® un g¨¹isqui. 'Pepe, ya sabes que en esta casa no tenemos alcohol', le dije. Y contest¨®: '?C¨®mo vamos a hablar de poes¨ªa a palo seco...". Tampoco olvida las charlas con T¨¤pies, Seamus Heaney, Gonzalo Rojas o Cela. "Recuerdo que Cela, con motivo de un programa especial sobre su vida me pregunt¨® con iron¨ªa: '?Y van a hablar muchos mal de m¨ª?".
Si el 23-F est¨¢ en la memoria de Sotillos, a Elguero le viene a la mente el 11-S. "Yo era subdirector de la tarde y nos toc¨® de pleno. Fue un d¨ªa inolvidable desde el punto de vista period¨ªstico y humano. Con Mag¨ªn Revillo, Fran Sevilla y Rafa Bermejo moviendo informaci¨®n. He aprendido mucho de los profesionales que hab¨ªa cuando yo llegu¨¦. Entonces, la radio todav¨ªa era de bobinas y magnetofones, y creo que los m¨¢s j¨®venes, los de la era digital, valoran a los veteranos".
Ahora corren otros vientos, los de la era digital. Elguero, es de los que piensan que la multiplicaci¨®n del soporte da larga vida a la radio. "Y la p¨²blica", abunda, "tiene que seguir apostando por la objetividad informativa y lo cultural". El Gobierno y el Parlamento tienen la ¨²ltima palabra.
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