El casi rey de Galicia
Quienes estuvieron al lado o enfrente de Fraga en sus 16 a?os de presidente coinciden en destacar su personalidad arrolladora y contradictoria
Una fuerza de la naturaleza cuyo h¨¢bitat eran los despachos. Un pol¨ªtico que aunaba la altura intelectual con las decisiones en muy caliente. Por encima del arquetipo de pr¨®cer de una pieza de los obituarios, los que estuvieron cerca de Manuel Fraga, al lado o enfrente, coinciden en que era una personalidad tan arrolladora como contradictoria, Dr. Fraga y Mr. Iribarne, tal y como titul¨® una de las primeras biograf¨ªas sobre su etapa gallega el periodista ?nxel Vence. Y pese a la controlada y edulcorada imagen que se construye hoy de los hombres p¨²blicos, esa fue tambi¨¦n la percepci¨®n que se forj¨® la sociedad gallega, sobre todo desde su llegada a Galicia y al poder auton¨®mico, en 1989.
"No le neg¨® categor¨ªa al gallego como sus sucesores", afirma Nogueira
Su peor legado fue poner la Xunta fuera del control social, dice Guerreiro
Evidentemente, por entonces alguien tan precoz como Manuel Fraga Iribarne ya ten¨ªa una trayectoria pol¨ªtica detr¨¢s. "Fue un hombre clave en la historia espa?ola de los ¨²ltimos cincuenta a?os. Lo fue en el antiguo r¨¦gimen, cuando logr¨® que empez¨¢ramos a comer y a vivir despu¨¦s de una etapa sombr¨ªa. Lo fue en la transici¨®n a la democracia, formando parte de aquel maravilloso consenso que se produjo entre todas las fuerzas pol¨ªticas, fue el fundador de la alternativa de gobierno en Espa?a y fue clave en el gobierno de Galicia", considera Jaime Pita, que fue diputado del PP desde 1989, portavoz del grupo parlamentario durante dos legislaturas, otras dos conselleiro de Presidencia, en una las dos cosas -"a m¨ª lo que me gustaba era portavoz, pero a don Manuel no se le pod¨ªa decir que no"- y el candidato de Fraga a presidir el Parlamento en 2005.
Pita es admirador de Fraga hasta por herencia paterna -"en 1977 renunci¨¦ a ser alcalde de Betanzos por presentarme por AP, que entonces ¨¦ramos casi marginales"-, pero Anxo Guerreiro, que en 1989 era coordinador de Esquerda Unida y secretario general del PCG, tambi¨¦n valora que el pol¨ªtico villalb¨¦s tuvo una enorme proyecci¨®n pol¨ªtica. "Logr¨® cuajar aquello que ¨¦l llamaba 'la mayor¨ªa natural', e integrar a la gran mayor¨ªa de la derecha espa?ola". "Fund¨® Alianza Popular, con lo que consigui¨® meter en un partido democr¨¢tico a la derecha m¨¢s montaraz, y despu¨¦s el PP, un partido imprescindible en la gobernabilidad de Espa?a, como pasa ahora", se suma V¨ªctor Manuel V¨¢zquez Portome?e, que, a pesar de formar de la Xunta preauton¨®mica de UCD, fue el primer portavoz de Fraga en O H¨®rreo y conselleiro de distintas ¨¢reas, aunque la paternidad del Xacobeo 93 haya eclipsado sus dem¨¢s cargos.
"Fraga ten¨ªa un esp¨ªritu democr¨¢tico importante. Despu¨¦s de perder contra el PSOE en 1986, abri¨® la puerta, renunci¨® al liderato y convoc¨® un congreso abierto, tanto que se sald¨® con la elecci¨®n de Hern¨¢ndez Mancha. Y retom¨® el mando para dejarlo de nuevo en manos de Aznar", a?ade el sucesor de Portome?e en la portavoc¨ªa, Jaime Pita.
Fue entonces cuando decidi¨® volver a Galicia. Como dice Pita, "mucha gente no se cre¨ªa que Fraga se identificara con el galleguismo", una identificaci¨®n que se refuerza ahora comparativamente. "Tanto Fraga como sus conselleiros sent¨ªan todav¨ªa la Galicia tradicional y eran m¨¢s sensibles a esos valores. Fraga no se atrevi¨® a negar al idioma gallego la categor¨ªa de lengua propia de Galicia, como hacen ahora sus sucesores, que son unos urbanos ignorantes educados en prejuicios", apunta otro de los oponentes de Fraga Iribarne, Camilo Nogueira, entonces l¨ªder de Esquerda Galega.
El caso es que volvi¨® para lograr la presidencia, en unas elecciones bastante apretadas. "Aunque nadie lo recuerde, nunca qued¨® aclarado si gan¨® o no gan¨® [hubo un pol¨¦mico recuento de unas sacas de votos llegadas de Venezuela fuera de fecha, que la oposici¨®n no impugn¨® y que le adjudic¨® el PP el diputado que daba la mayor¨ªa]. Todo el mundo dec¨ªa que Felipe Gonz¨¢lez orden¨® no cuestionar el resultado para darle a Fraga un espacio, porque hab¨ªa unos sectores muy nerviosos en la derecha por ese vac¨ªo...", cuestiona Guerreiro, que recuerda que Fraga Iribarne "tom¨® dos medidas importantes": "Una, modificar la ley electoral para elevar el m¨ªnimo para acceder al parlamento del 3% al 5%, porque ten¨ªa la mosca detr¨¢s de la oreja despu¨¦s de lo apurado de su victoria. La otra escoger a Beiras como partenaire, aunque luego se le escap¨® de las manos cuando se convirti¨® en segunda fuerza".
El caso es que aquella mayor¨ªa fue la primera de cuatro m¨¢s holgadas y el origen de la era fraguiana que no pocos gallegos consideran la edad de oro de la autonom¨ªa. "Moderniz¨® la sociedad gallega, y le hizo tener m¨¢s peso a nivel espa?ol. Tuvo aquella intuici¨®n inteligente del Galego coma ti, con su correspondiente beneficio electoral. El balance de sus gobiernos es positivo: aquellos libros blancos sobre distintos sectores econ¨®micos que coordin¨® Portome?e, la expansi¨®n de los parques industriales, los consensos sobre el idioma que ahora est¨¢n en peligro... Tambi¨¦n tuvo sus carencias, como los discutibles destinos de los recursos que vinieron de Europa", considera por ejemplo Rafael Cui?a, hijo del que fue eterno candidato a suceder a Fraga, hasta que dej¨® de serlo.
"Contribuy¨® a darle notoriedad y prestigio a la autonom¨ªa gallega, y realiz¨® aportaciones importantes, como la reforma del Senado, Administraci¨®n ¨²nica, la participaci¨®n de las autonom¨ªas en la UE", rememora Portome?e. "Su trayectoria pol¨ªtica le dio a la Xunta una cierta prestancia de la que carec¨ªa, con todo el cari?o para sus predecesores Albor y Laxe. Ayud¨® a Galicia a una equiparaci¨®n con Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco que solo estaba en el papel, pero en lo que es la gesti¨®n, no llev¨® a cabo la modernizaci¨®n real de Galicia", reconoce y critica el socialista Miguel Cortizo, que lleg¨® al Parlamento con Fraga, o m¨¢s bien contra Fraga, porque fue el portavoz del grupo socialista.
"Fraga ayud¨® a potenciar la autonom¨ªa, la hizo m¨¢s presente, pero en la econom¨ªa no contribuy¨® a promover nada que no estuviese ya en expansi¨®n. El sector privado pujante que hay, creci¨® independientemente de su gesti¨®n. Los fondos de la UE se distribuyeron en una serie de proyectos sin relevancia. Construir un pabell¨®n deportivo o una casa de la cultura es f¨¢cil, pero en lo que es la transformaci¨®n de la econom¨ªa de Galicia, la pesca, el sector l¨¢cteo, la construcci¨®n naval, no hizo nada", asegura Camilo Nogueira. Para Guerreiro, "la herencia m¨¢s dura de Fraga fue la toma de todo el aparato ideol¨®gico y de comunicaci¨®n para poner a la Xunta fuera del control social. Una herencia que todav¨ªa sigue".
Uno de los gallegos que disienten m¨¢s radicalmente de que aquella edad fuese de oro es Xos¨¦ Luis Barreiro Rivas, director de la campa?a que le hab¨ªa dado -sin pol¨¦mica, pero con sorpresa- a AP su primer gobierno, el de Fern¨¢ndez Albor, y que despu¨¦s ayud¨® a arrebat¨¢rselo con una moci¨®n de censura. "El balance es muy dudoso. Tuvo ¨¦xito si consideramos ¨¦xito obtener cuatro mayor¨ªas absolutas, pero lleg¨® a la Xunta cuando ya hab¨ªa un aparato institucional consolidado, con abundantes recursos en Espa?a y en Europa que permit¨ªan regar dinero y darle vistosidad al poder personal. Pero, ?qu¨¦ queda?: carreteras, grandes infraestructuras aisladas y caras de mantener, pero un pa¨ªs sin vertebrar y con los problemas de siempre. El s¨ªmbolo de su gesti¨®n es la Cidade da Cultura: algo muy grande y muy caro que nadie sabe para qu¨¦ sirve".
Dentro de la l¨®gica defensa que hace de los Gobiernos de Manuel Fraga alguien que form¨® parte de ellos durante a?os, Jaime Pita resalta sus propuestas de racionalizaci¨®n de las instituciones del Estado. "Fue como un ap¨®stol de un documento imprescindible que todos deber¨ªan de conocer, la propuesta de Administraci¨®n ¨²nica". En la importancia de esta aportaci¨®n coinciden, por ejemplo, Guerreiro y Portome?e, aunque el primero se?ala que ni siendo su autor un icono de la derecha logr¨® que ¨¦sta lo asumiera, y el segundo argumenta que tampoco lo acept¨® el PSOE.
Pero, adem¨¢s de alguien que hizo de la pol¨ªtica su vida, Manuel Fraga era un ser humano que no dejaba indiferente a los que lo conoc¨ªan. "Siendo sinceros, en Galicia solo ha habido tres l¨ªderes: Fraga en el PP, Paco V¨¢zquez en el PSOE y Beiras en el BNG, y don Manuel ten¨ªa buena conexi¨®n personal con ellos, como la tuvo con Santiago Carrillo", considera Jaime Pita. (Ni Beiras ni el primer rival de Fraga, el l¨ªder de UCD Jos¨¦ Luis Meil¨¢n, quisieron, por distintas razones, manifestar sus opiniones. V¨¢zquez no pudo ser localizado estos d¨ªas en su trabajo). Pita enfatiza su esp¨ªritu de servicio, de lealtad y de sacrificio ("lo que le cost¨® estarse quieto en el Prestige cuando le dijeron que las competencias eran de Madrid"), quita hierro a sus famosos enfados ("a todos nos gustan las personas dulces, pero a m¨ª nunca me ech¨® una bronca") y como mucho, reconoce que su ¨²nico error fue dejarse convencer para adelantar las elecciones de 2005, las que perdi¨®.
Adem¨¢s de en ese error, sus rivales coinciden tambi¨¦n en su trato respetuoso al adversario. "Fue, desde luego, una persona singular, protagonista en la dictadura y en la democracia. Yo creo que fue honesto en lo personal y en lo material, pero no tanto en lo intelectual, forzado quiz¨¢ por aquellos tiempos que le toc¨® vivir", piensa Cortizo, que tambi¨¦n resalta su car¨¢cter contradictorio: "Ten¨ªa dos facetas. Una exterior de cierto malhumor y otra de una sorprendente timidez, en la que afloraba la confianza, como si fuese otra persona, sin dejar de ser la otra".
Pero tambi¨¦n hay militantes populares, como Rafael Cui?a, que opinan "desde el respeto, que Fraga nunca estuvo a la altura de la lealtad" que su padre "tuvo hacia ¨¦l": "No fue correspondido. Ya se lo dec¨ªa P¨ªo Cabanillas: Fraga piensa primero en ¨¦l, despu¨¦s en ¨¦l y al final en ¨¦l". "Es m¨¢s propio de la condici¨®n humana recordar las virtudes de los ausentes", comenta Portome?e, que no se resiste a contar una an¨¦cdota que ilustra el car¨¢cter del que fue presidente gallego durante 16 a?os. "Una vez le ech¨® una bronca a la se?ora de la limpieza de Raxoi, que se llamaba Esterina, por haber retirado un botell¨ªn de agua no del todo vac¨ªo. A su entender, aquello constitu¨ªa un dispendio de lo p¨²blico". Ahora, sea como J¨²piter tonante, como Jano bifronte, o como el Saturno que devoraba a sus hijos, Fraga est¨¢ ya en la mitolog¨ªa de la pol¨ªtica.
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