"Inestable para juzgar"
El Poder Judicial ha abierto un expediente disciplinario a la magistrada Coro Cill¨¢n, que instruye la reapertura del caso del 11-M. Tras precintar una discoteca, nombr¨® administrador a quien, seg¨²n una fiscal, es su novio. Una secretaria y dos fiscales del juzgado dicen que puede tener problemas con el alcohol
Un juzgado de Madrid se ha convertido en una olla a presi¨®n que puede poner punto final a la carrera de Coro Cill¨¢n. Es la magistrada que reabri¨® en 2009 el caso de los atentados de los trenes de Atocha del 11 de marzo de 2004, un asunto que ya sentenci¨® el Tribunal Supremo en 2008. Aun as¨ª, esta misma semana la juez ha interrogado a media docena de funcionarios de Renfe para preguntarles por qu¨¦ fueron desguazados los trenes y, si al hacerlo, pudieron haberse destruido elementos ¨²tiles para la investigaci¨®n.
La inspecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial ha abierto un expediente disciplinario contra ella por tres faltas muy graves y una grave. Una secretaria y dos fiscales del juzgado atribuyen a Cill¨¢n actuar bajo la ingesta de bebidas alcoh¨®licas que transforman en "irascible" su conducta y le provocan incluso "confundir personas y delitos". En concreto, el expediente del Consejo es por graves irregularidades en la tramitaci¨®n de una causa, la de la discoteca madrile?a Moma, que nada tiene que ver con sus investigaciones del 11-M pero que ponen de manifiesto supuestas arbitrariedades en sus decisiones. Cill¨¢n ya fue sancionada en 1999 por retrasos injustificados y graves cuando estaba destinada en la Audiencia Provincial de Guip¨²zcoa. En esa ocasi¨®n fue suspendida durante dos a?os, pero m¨¢s tarde el Tribunal Supremo anul¨® la sanci¨®n por una cuesti¨®n de plazos en el procedimiento.
El fiscal Conrado Saiz ha comentado a los inspectores que la juez, en ocasiones, manifiesta s¨ªntomas de embriaguez
Unos agentes protagonizaron un enredo en una discoteca, despu¨¦s el l¨ªo se traslad¨® al juzgado
La tensi¨®n entre la juez, los fiscales y las dos secretarias del juzgado es m¨¢xima. Casi ni se hablan. Coro Cill¨¢n niega las acusaciones y ella tambi¨¦n culpa. A la secretaria judicial Sacramento Fern¨¢ndez le achaca continuas ausencias del juzgado ("viene cuando le da la gana"). Y asegura que est¨¢ acostumbrada a "las faenas" que le hace la fiscal Soledad Garc¨ªa. Una de las secretarias acusa por su parte a Cill¨¢n de ocultar bajo llave, impidi¨¦ndole hacer su trabajo, algunas de las causas m¨¢s candentes que se instruyen en este juzgado.
Los hechos son muy serios: los inspectores del Poder Judicial han realizado sus propias pesquisas e interrogado a todos los funcionarios, a los fiscales, a dos secretarias y a la propia magistrada. El detonante del embrollo ha sido la intervenci¨®n de Cill¨¢n, estando de guardia en Madrid, en el procedimiento judicial en torno a la famosa discoteca madrile?a Moma.
La elitista calle de Jos¨¦ Abascal de Madrid vivi¨® el pasado septiembre una escena que resultar¨ªa c¨®mica si no fuera cierta.
Entrada la noche, en un Madrid sosegado, comienzan a llegar a las inmediaciones de Moma - discoteca y restaurante- coches policiales con sus destellos de ne¨®n. A la carrera, uno tras otro, los zetas se van deteniendo a la altura del n¨²mero 56 y bajan de ellos agentes prestos a intervenir. A las puertas, un gran revuelo. Los due?os del local discuten. Est¨¢n enfrentados. Todos dicen ser los due?os aut¨¦nticos de Moma y reclaman para s¨ª la gesti¨®n y control del club. Cada socio lleva sus propios guardias de seguridad. Todos vocean y exigen a los dem¨¢s que quiten los candados. Porque cada uno ha llevado cerrajeros y candados propios.
?Qu¨¦ hace all¨ª tanta polic¨ªa? En la refriega verbal, cada socio ha telefoneado a sus amigos que est¨¢n de patrulla. Los agentes empiezan a discutir entre ellos. "Este no es vuestro distrito, ?qu¨¦ hac¨¦is vosotros aqu¨ª?", se preguntan los unos a los otros. El de mayor gal¨®n policial entre los concentrados toma por fin las riendas y pone orden, mandando a los empleados de seguridad que salgan del local, y a los polic¨ªas llegados desde distintos puntos de la ciudad, que sigan patrullando. Un s¨ªmil de la pel¨ªcula Air Bag, pero real.
El asunto no pas¨® a mayores en ese momento, pero el embrollo de Moma traslad¨® posteriormente su l¨ªo al juzgado de Cill¨¢n.
Los inspectores del Consejo del Poder Judicial atribuyen a la magistrada actuaciones an¨®malas en este procedimiento: supuestamente habr¨ªa favorecido a una de las partes; en concreto, a un "amigo ¨ªntimo", seg¨²n las pesquisas del Poder Judicial. Estando ella de guardia, uno de los socios de Moma se present¨® en el juzgado y denunci¨® a ¨¦ste por "administraci¨®n desleal"; y reclam¨® a la juez, como medida cautelar, el precinto del local. Ocurri¨® la noche del pasado 21 de septiembre. Alberto Vos, el denunciante, reclam¨® apartar de la gesti¨®n del local a Fernando Robes, al que acus¨® de apoderarse de Moma en detrimento de sus otros socios. Robes, al ver que le quitaban la gesti¨®n, denunci¨® a la juez ante el Consejo del Poder Judicial y tild¨® su intervenci¨®n de parcial.
Paralelamente, otro juzgado de Madrid, el n¨²mero 32, lleva un asunto sobre supuestas mafias entre los servicios de seguridad de discotecas de la capital. La Brigada de Polic¨ªa Judicial de Madrid, en un informe fechado el pasado 19 de diciembre, sit¨²a a Robes como supuesto testaferro y blanqueador de dinero de procedencia ilegal. Incluso fue detenido por ello.
Del lado de Alberto Vos en el caso de Moma, y en contra de Robes, estar¨ªa el supuesto "novio" o "amigo ¨ªntimo" de la magistrada, Javier Caballero. La fiscal del juzgado, Soledad Garc¨ªa, que estaba de guardia con Cill¨¢n ese d¨ªa, afirma que la noche en que se pidi¨® la cinta adhesiva para acordonar el Moma, la juez fue a su despacho y le pidi¨® opini¨®n sobre si deb¨ªa precintar el local. La respuesta de la fiscal a Cill¨¢n, asegura Garc¨ªa, fue que no, porque antes era necesario comprobar la veracidad de la denuncia. "No lo veo, primero habr¨¢ que investigar, y me da la impresi¨®n de que lo est¨¢ conociendo otro juzgado", ha asegurado la fiscal a los inspectores del Consejo.
Seg¨²n Soledad Garc¨ªa, su opini¨®n enfad¨® a Cill¨¢n, que rompi¨® una providencia que hab¨ªa encima de la mesa para trasladar el asunto a reparto del decanato, y le solt¨®: "Por mis santos cojones se precinta Moma". "Coro, te est¨¢s metiendo en un l¨ªo", asegura la fiscal que le respondi¨®.
Cill¨¢n se fue del despacho acompa?ada del abogado que hab¨ªa interpuesto la denuncia. Seg¨²n la fiscal y la secretaria, que han contado al Consejo los problemas que est¨¢n teniendo en las guardias, poco despu¨¦s de que la juez decretara el precinto la vieron en el restaurante Portobello cenando con algunos de los denunciantes de Moma. Las normas de reparto de los juzgados de Madrid obligan a enviar al decanato para su reparto las causas que entren en la guardia aun cuando en ellas se pidan medidas cautelares. Se lo advirti¨® a la juez uno de sus funcionarios, pero la magistrada le cort¨®. "Es nuestra".
Cill¨¢n, por su parte, en su escrito de alegaciones al Consejo, niega que cenase con los denunciantes de Moma y se?ala que el restaurante Portobello es un lugar donde coinciden personas del mundo jur¨ªdico porque est¨¢ a escasos metros de los juzgados, y que son habituales los saludos de cortes¨ªa entre profesionales, que no comprometen su independencia.
Tras negarse la fiscal¨ªa a apoyar el precinto, seg¨²n los inspectores, la juez lade¨® de estas diligencias al ministerio p¨²blico, precint¨® el local y cambi¨® a los administradores por otros. A uno de ellos, tambi¨¦n "amigo" de la juez seg¨²n el Consejo, le puso un sueldo de 18.000 euros (de los que solo lleg¨® a cobrar 7.700). ?ste acab¨® renunciado a ese cometido y entonces la juez nombr¨® administrador a Javier Caballero, con un sueldo de 2.500 euros. Caballero es su supuesto "novio", seg¨²n la fiscal Soledad Garc¨ªa.
"La magistrada me ha hablado durante casi un a?o de un compa?ero sentimental, llamado Javier Caballero, que es abogado en Alicante, y que cuando a viene a Madrid se aloja en su casa", ha relatado la fiscal a la inspecci¨®n. "Recientemente me lo ha presentado personalmente, y a la secretaria judicial (Celia), aunque al momento de la presentaci¨®n no aludi¨® a la relaci¨®n de noviazgo". El Juzgado 43 tiene una secretaria en comisi¨®n de servicio, Sacramento Fern¨¢ndez, que a veces se sirve de otra colega, Celia Garc¨ªa, como apoyo en determinados asuntos. Sacramento Fern¨¢ndez tambi¨¦n ha contado a los inspectores lo del novio de la juez, algo que Cill¨¢n niega. A personas de su entorno, la magistrada ha confiado que actuar¨¢ contra quienes la han difamado y que se va a realizar varias pruebas que acreditar¨¢n que ni tiene pareja ni problemas relacionados con el alcohol.
El fiscal Conrado Saiz, que es el que lleva junto con Cill¨¢n la causa sobre el 11-M, discrepa de esta ¨²ltima afirmaci¨®n, aunque precisando que ¨¦l no es perito en temas de alcohol. Sobre la juez ha contado a los inspectores: "Alguna vez, en las guardias de diligencias, r¨¢pidos y detenidos, durante la tarde manifiesta s¨ªntomas de consumo de bebidas alcoh¨®licas; as¨ª, en las declaraciones confunde a las personas a las que se dirige, as¨ª como el delito; cambia de conversaci¨®n con falta de coherencia y presenta un car¨¢cter irascible, por lo que ¨¦l suele tomar la palabra cuando antes para no acrecentar el problema", se?ala la inspecci¨®n.
S¨¢iz zanja: "Entiendo que la magistrada no tiene capacidad para llevar el juzgado porque presenta una inestabilidad preocupante". El asunto est¨¢ ahora en manos del instructor designado por el Poder Judicial, un juez del Tribunal Superior de Madrid, de superior rango que Cill¨¢n. Seg¨²n fuentes del Consejo, ya la ha citado a declarar. Ser¨¢ ¨¦l quien se encargue de indagar el polvor¨ªn que se cierne sobre el juzgado de Madrid que ha reabierto el atentado de los trenes de la muerte.
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