El supercomisario que era todo 'madera'
Detuvo a los pistoleros que mataron a los abogados laboralistas de Atocha, a los grapos que pusieron la bomba en la cafeter¨ªa California 47, a los secuestradores y asesinos de la joven Anabel Segura, al pr¨®fugo Luis Rold¨¢n, a los corruptos de la Operaci¨®n Malaya y a los del caso G¨¹rtel. Juan Antonio Gonz¨¢lez ha sido relevado del cargo por el nuevo Gobierno del PP
Hijo de un maquinista de Renfe afincado en C¨¢ceres, a los 14 a?os empez¨® a trabajar de botones en una empresa constructora. Despu¨¦s lo hizo de auxiliar administrativo, antes de ir a la mili. Acabado el servicio militar obligatorio, el joven se plante¨® en qu¨¦ iba a emplear su vida... y decidi¨® convertirse en polic¨ªa. Dicho y hecho. Con el correr del tiempo, aquel veintea?ero, aquel hijo de un ferroviario, escalar¨ªa a los pelda?os m¨¢s altos del cuerpo: nada m¨¢s y nada menos que a comisario general de Polic¨ªa Judicial, jefe de m¨¢s de mil agentes de ¨¦lite dedicados a perseguir a pol¨ªticos corruptos, mafiosos, narcotraficantes, asesinos, atracadores, pederastas y delincuentes de los m¨¢s variados pelajes. Ha sido el m¨¢ximo responsable de la lucha contra la criminalidad durante m¨¢s de siete a?os. Hasta que el PP ha llegado al Gobierno. Hace dos semanas, Juan Antonio Gonz¨¢lez Garc¨ªa, cerebro de la operaci¨®n contra la red G¨¹rtel y art¨ªfice de la captura del pr¨®fugo Luis Rold¨¢n, fue relevado del cargo y destinado al Consejo Asesor de la Polic¨ªa, un cementerio de elefantes al que ha ido a parar el resto de la c¨²pula del CNP nombrada por los socialistas.
Gonz¨¢lez fue promovido primero por el popular Mayor Oreja y m¨¢s tarde por el socialista Jos¨¦ Antonio Alonso
Convirti¨® a la Comisar¨ªa General de Polic¨ªa en un cuerpo compuesto ahora por m¨¢s de 1.000 agentes de ¨¦lite
Es de talante conservador y, entre los suyos es conocido por ser un 'madero-madero'
Este superagente deja el cargo con el pesar de no haber encontrado a los dos ni?os desaparecidos en C¨®rdoba
La vida del comisario principal Gonz¨¢lez ha estado siempre muy imbricada en los avatares de la realidad espa?ola. Su curr¨ªculo podr¨ªa servir de hilo conductor para narrar la historia reciente. Al poco de salir de la academia fue destinado a la Brigada de Informaci¨®n de Madrid. En los albores de la Transici¨®n form¨® parte del equipo que detuvo en 1976 en Madrid a Santiago Carrillo, el l¨ªder del partido comunista que poco antes hab¨ªa entrado clandestinamente en Espa?a disfrazado con una peluca. A continuaci¨®n, intervino en la detenci¨®n de los pistoleros ultraderechistas que en enero de 1977 mataron a tiros a los abogados laboralistas de la calle de Atocha. E inmediatamente despu¨¦s tuvo que ocuparse del esclarecimiento del asesinato de la estudiante izquierdista Yolanda Gonz¨¢lez, del asalto al bar San Bao de la calle de Arturo Soria, del ataque a varias facultades de la Universidad Complutense y de otros muchos incidentes causados por neofascistas. Espa?a se deslizaba entonces por una catarata que pon¨ªa un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n a la balbuceante democracia al borde del golpe de Estado.
En aquella ¨¦poca convulsa no solo atacaban los neofascistas y los etarras. La inestable situaci¨®n pol¨ªtica subsiguiente a la muerte del dictador Francisco Franco se agrav¨® con el surgimiento de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), que en mayo de 1979 colocaron una bomba en la cafeter¨ªa California 47, en Madrid, provocando nueve muertos y 61 heridos. El entonces inspector Gonz¨¢lez, junto con otros compa?eros, fue el art¨ªfice de la detenci¨®n del comando que hab¨ªa causado esa carnicer¨ªa.
Un d¨ªa de 1981, un coche patrulla arrest¨® cerca del Museo del Prado a los ocupantes de un autom¨®vil que llevaba matr¨ªculas falsas. Las investigaciones posteriores indicaban que pod¨ªa tratarse de los integrantes de un comando de ETA. El jefe de la brigada de Informaci¨®n de Madrid orden¨® a Gonz¨¢lez y a otros polic¨ªas que se hicieran cargo del caso. Uno de los detenidos, Joseba Arregui, morir¨ªa nueve d¨ªas despu¨¦s a causa de las torturas que le fueron infligidas. Gonz¨¢lez, que siempre ha mantenido que ¨¦l jam¨¢s interrog¨® a Arregui, fue salpicado por el esc¨¢ndalo. Eso supuso para ¨¦l uno de los momentos m¨¢s duros y delicados de su carrera. Pero ni siquiera lleg¨® a ser procesado, al quedar pronto exonerado.
Tras ascender a comisario en 1992, fue destinado al distrito de Usera y m¨¢s tarde fue nombrado jefe de la Brigada de Polic¨ªa Judicial de Madrid. Estando en este puesto, le toc¨® resolver uno de los casos que m¨¢s ha conmocionado a la opini¨®n p¨²blica: el secuestro y asesinato de la joven Anabel Segura. Anabel fue raptada al azar cuando el 12 de abril de 1993 hac¨ªa footing en la lujosa urbanizaci¨®n de La Moraleja.
Gonz¨¢lez, tenaz como un martillo pil¨®n, terco como una mula, jur¨® que encontrar¨ªa el cad¨¢ver de la muchacha y detendr¨ªa a los criminales. Por aquellos d¨ªas, su mirada se torn¨® m¨¢s triste, quiz¨¢ de tanto darle vueltas al asunto. Su ¨²nica pista era la grabaci¨®n con la voz de una mujer que se hac¨ªa pasar por Anabel. El comisario logr¨® que esa grabaci¨®n fuera emitida hasta la saciedad en radio y televisi¨®n, con la esperanza de que alguien reconociera aquella voz. Finalmente, el cad¨¢ver fue encontrado en Toledo 29 meses despu¨¦s de su secuestro, al tiempo que eran detenidos los homicidas. La autopsia revel¨® que la muchacha hab¨ªa sido estrangulada a las pocas horas de su desaparici¨®n.
A la vez que intentaba resolver el caso Anabel Segura, al entonces jefe de la Brigada Judicial de Madrid le cay¨® encima otro encargo peliagudo: localizar a Luis Rold¨¢n, ex director general de la Guardia Civil, que un d¨ªa de 1994 hab¨ªa decidido poner tierra de por medio al ser descubiertos los oscuros or¨ªgenes de su cuantiosa fortuna. Un embolado de gran calibre.
Durante casi 10 meses, Gonz¨¢lez se volc¨® en la caza y captura del pr¨®fugo tirando del ¨²nico hilo que ten¨ªa: el exagente de Interior y turbio hombre de negocios Francisco Paesa, que supuestamente hab¨ªa blanqueado parte del suculento bot¨ªn de Rold¨¢n. Gracias a su testarudez, el comisario logr¨® trincar al exdirector de la Guardia Civil en Bangkok (Tailandia) y traerlo de regreso a Espa?a. Un ¨¦xito que le catapult¨® a la fama, aunque tambi¨¦n se vio agriado en parte por las sombras sembradas sobre la operaci¨®n por el propio Rold¨¢n y por grupos opuestos al Gobierno socialista.
Otro de sus trabajos m¨¢s sonados fue la detenci¨®n en 1993 de la socialista Carmen Salanueva, directora general del Bolet¨ªn Oficial del Estado (BOE), por supuesta percepci¨®n de comisiones ilegales millonarias aprovechando la adjudicaci¨®n de contratos para la compra de papel prensa.
Tras la victoria electoral del PP en 1996, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, coloc¨® a Gonz¨¢lez al frente de la Unidad Central de Polic¨ªa Judicial con la misi¨®n de luchar contra el crimen organizado, el narcotr¨¢fico y la delincuencia econ¨®mica en toda Espa?a. Al cabo de cuatro a?os, el mismo Mayor Oreja le elev¨® al cargo de jefe superior de Polic¨ªa de Murcia.
Cuando el PSOE recuper¨® el poder en 2004, el ministro Jos¨¦ Antonio Alonso le catapult¨® al grado de comisario general de Polic¨ªa Judicial, lo que conlleva formar parte de la c¨²pula de la corporaci¨®n. Desde esa plataforma, el supercomisario cre¨® la Unidad de Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal (UDEF), al estar convencido de que el Estado ten¨ªa que dotarse de medios y personas capaces de enfrentarse a los poderosos entramados de corrupci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica que se estaban extendiendo como un c¨¢ncer. Los agentes de la UDEF empezaron a asestar golpes en todas las direcciones: detuvieron al alcalde y al exalcalde socialistas de Ciempozuelos (Madrid); destaparon la podredumbre existente en Tenerife con la implicaci¨®n de notables pol¨ªticos de Coalici¨®n Canaria; desbarataron otra red en La Muela (Zaragoza) encabezada por la alcaldesa del Partido Aragon¨¦s; detuvieron a 20 personas, entre ellas el regidor de El Ejido, miembro del Partido Andalucista...
Juan Antonio Gonz¨¢lez, meticuloso e implacable, supervisaba y controlaba al mil¨ªmetro todas y cada una de las operaciones. Sin importarle las siglas que hubiera detr¨¢s de cada entramado pol¨ªtico devorado por la carcoma. El boom inmobiliario hab¨ªa sido un caldo de cultivo que hab¨ªa generado una met¨¢stasis cuajada de pol¨ªticos, empresarios, abogados, polic¨ªas y jueces. El dinero sucio era una gangrena social.
En marzo de 2006, la UDEF puso en marcha la Operaci¨®n Malaya, destinada a sajar la estructura corrupta enquistada desde hace a?os en Marbella. El golpe policial se llev¨® por delante a la alcaldesa Marisol Yag¨¹e, al exalcalde Juli¨¢n Mu?oz, a varios concejales, al gerente de Urbanismo Juan Roca, a un comisario de polic¨ªa, a la tonadillera Isabel Pantoja... Fue un golpe de ¨®rdago. La reacci¨®n de los malos no se hizo esperar demasiado: el comisario Juan Antonio Gonz¨¢lez fue acusado de estar tras unas iniciales (J. A. G.) encontradas en unas anotaciones de Roca referentes a un pago de 200.000 euros. La propia polic¨ªa y un juez investigaron en secreto el patrimonio y las cuentas de Gonz¨¢lez y su familia, sin hallar el menor indicio de tal cosa. "No es que exista presunci¨®n de inocencia [a favor del comisario]; es que hay inocencia", remach¨® el entonces ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba.
Los agentes de la UDEF vareaban a diestra y a siniestra, sin importarles el color pol¨ªtico de los implicados. Aunque en La Moncloa estaba el socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, nadie le impidi¨® a Gonz¨¢lez poner los grilletes a alcaldes y concejales del mismo signo ideol¨®gico. Tal ocurri¨®, por ejemplo, en Estepona (M¨¢laga) y en Los Alc¨¢zares (Murcia).
El Partido Popular tampoco se libr¨® del bistur¨ª manejado por el superjefe de Polic¨ªa Judicial. Este puso en marcha, en febrero de 2009, la Operaci¨®n G¨¹rtel, destinada a acabar con los tejemanejes de una red que extend¨ªa sus largos tent¨¢culos por Madrid, Comunidad Valenciana y Galicia. El vendaval policial arrastr¨® a personas tan principales como el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps; a un senador, a un consejero madrile?o y a varios alcaldes y exalcaldes del PP, junto con un pu?ado de empresarios.
Y meter mano a ese entramado fue como meter la mano en un avispero. El contraataque de los presuntos implicados o sus conmilitones pol¨ªticos fue feroz. Por ejemplo, aprovecharon que el juez Baltasar Garz¨®n -instructor del caso- y el ministro de Justicia Mariano Fern¨¢ndez Bermejo hab¨ªan estado juntos en una cacer¨ªa en Torres (Ja¨¦n) coincidiendo con el estallido de la Operaci¨®n G¨¹rtel. A la monter¨ªa hab¨ªa asistido tambi¨¦n el comisario Juan Antonio Gonz¨¢lez. As¨ª que el PP sembr¨® la especie de que en esa reuni¨®n se hab¨ªa cocido esta ofensiva pol¨ªtico-judicial-policial contra el partido de Mariano Rajoy. En el evento hab¨ªa decenas de personas, y el comisario no particip¨® en la cacer¨ªa, puesto que es un amante de los animales. Pero daba igual. El ruido creado por este episodio hizo que Fern¨¢ndez Bermejo se viera obligado a dimitir de ministro ?por no disponer de permiso de caza!
Sin embargo, el supercomisario no solo estaba ocupado en la lucha contra la corrupci¨®n, sino en la persecuci¨®n de mafiosos, narcotraficantes y hampones de altos vuelos y bajos escr¨²pulos. La Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO), la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y la Unidad de Cooperaci¨®n Internacional eran los brazos armados con los que Gonz¨¢lez atac¨® por primera vez a los potentes mafiosos rusos asentados en Espa?a, a las tramas de matones de Europa del Este, a los narcos colombianos, italianos y gallegos, a los pederastas y estafadores que pululan por Internet. Bajo su mandato, logr¨® constituir un s¨®lido ej¨¦rcito de m¨¢s de mil agentes. Espa?a, al fin, contaba con unos polic¨ªas preparados para poner coto al crimen organizado y a la moderna y peligrosa delincuencia.
Durante el ¨²ltimo sexenio, el trabajo de Gonz¨¢lez y sus Intocables ha sido reconocido por el Gobierno espa?ol y otros, adem¨¢s de varios importantes organismos. La ONU le felicit¨® en 2005 por los "certeros golpes" asestados a las temibles mafias rusas. Hace ocho meses, el presidente franc¨¦s Nicol¨¢s Sarkozy le concedi¨® la insignia de Caballero de la Legi¨®n de Honor por la cooperaci¨®n con Francia en la guerra contra el crimen organizado.
El ex alto mando de la Polic¨ªa Judicial, un hombre sin adscripci¨®n pol¨ªtica conocida, aunque de talante conservador, es un madero- madero (polic¨ªa-polic¨ªa), cuya profesionalidad casi nadie pondr¨ªa en duda. "Es un polic¨ªa de los pies a la cabeza", asegura un compa?ero. "Ha creado una Comisar¨ªa General de Polic¨ªa Judicial muy eficaz", agrega un mando del cuerpo. Pero sus m¨¦ritos no le han bastado para evitar su destituci¨®n por el Gobierno del PP, que ha dado a entender que simplemente es un relevo "normal" al cambiar el signo pol¨ªtico del Ejecutivo.
Quienes le conocen bien creen que habr¨¢ dejado el puesto lament¨¢ndose de no haber podido aclarar tres casos: la misteriosa desaparici¨®n de los ni?os Ruth y Jos¨¦ en C¨®rdoba; la muerte de un ni?o y un hombre de 36 a?os tiroteados por hampones en una peluquer¨ªa de Marbella en 2004, y el triple crimen ocurrido en Burgos (un matrimonio y su hijo de 12 a?os acribillados a cuchilladas el mismo d¨ªa de 2004 en que Gonz¨¢lez fue nombrado m¨¢ximo responsable de la Polic¨ªa Judicial).
El ex comisario general, de 63 a?os, ha rehusado hablar para EL PA?S. Sus allegados aseguran que ¨¦l quiere seguir en activo en la polic¨ªa hasta que le llegue la hora de la jubilaci¨®n. Para alguien como ¨¦l, que ha estado en primera l¨ªnea de fuego durante tantos a?os, seguro que le resultar¨¢ dif¨ªcil estar en la retaguardia.
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