Veredicto para un 'muerto' pol¨ªtico
El juicio contra Camps y Costa queda hoy en manos de nueve jurados - Sea cual sea su decisi¨®n, la trayectoria del expresidente parece amortizada
Las 26 extenuantes jornadas del juicio por cohecho contra Francisco Camps y Ricardo Costa han sido una recreaci¨®n, a escala, de los tres a?os de proceso. Las acusaciones han aportado un abrumador n¨²mero de pruebas: documentos, testigos directos de los hechos, y conversaciones entre los supuestos regaladores -la trama G¨¹rtel- y los agasajados -el expresidente de la Generalitat y el ex secretario general del PP valenciano-. Las defensas han presentado algunos elementos de descargo y, sobre todo, han sometido a fuego graneado cada prueba e indicio aportados por las acusaciones.
La decisi¨®n sobre el futuro, tambi¨¦n el pol¨ªtico, de Camps est¨¢ en manos de nueve personas, los miembros del jurado, que desde hoy deber¨¢n buscar un veredicto, que sigue siendo un enigma.
La acusaci¨®n ha martilleado las dudas con testigos y documentos
El PP de la provincia en la que viven los jurados ha apoyado al expresidente
- Camps, un muerto pol¨ªtico con apoyos. "Est¨¢ muerto, est¨¢ muerto", capt¨® una c¨¢mara de boca de la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, aquel 20 de julio, el d¨ªa en que Camps present¨® su dimisi¨®n como presidente de la Generalitat. Su criticada estrategia para afrontar su implicaci¨®n en el caso G¨¹rtel y la situaci¨®n en la que dej¨® la Administraci¨®n auton¨®mica han socavado, a¨²n m¨¢s, su figura. Su vuelta a la primera l¨ªnea, con condena o sin ella, se antoja imposible tras pasar por la trituradora del juicio. Sin embargo, Camps sigue contando con el apoyo de la alcaldesa Barber¨¢ y del presidente de la Diputaci¨®n provincial, Alfonso Rus, pivotes del PP de Valencia y desairados por el nuevo l¨ªder regional, Alberto Fabra. Dentro del PP son muchos los que, en privado, conf¨ªan en que la condena desarme cualquier intento de recuperaci¨®n pol¨ªtica. Y otros tantos quienes piensan que su absoluci¨®n provocar¨ªa un alud de pretensiones de redenci¨®n que abundar¨ªa en una incontrolable crisis dentro del PP valenciano, solo salvable con la intervenci¨®n de Mariano Rajoy.
- El rastro del delito. La causa est¨¢ repleta de documentos con los nombres de Francisco Camps y Ricardo Costa junto a prendas e importes. Sus defensas se han concentrado en sembrar dudas. Sobre los inventarios de Milano, una de las tiendas de las que, presuntamente, salieron las prendas, sostienen que no est¨¢ claro si figura el nombre de Camps o Campos. Y en los tiques de la otra tienda, Forever Young, en los que se habla de Nuevo Cliente Camps, dicen que podr¨ªan hacer referencia a otro comprador. El letrado de la acusaci¨®n popular, Virgilio Latorre, martille¨® esas dudas en su informe final con una retah¨ªla de v¨ªdeos de los testimonios de los testigos. Entre ellos, el de la cajera que escribi¨® el inventario, y que afirm¨® que pone Camps, y el de cinco empleados que confirmaron que Nuevo Cliente Camps es, indiscutiblemente, Francisco Camps, porque no se hicieron prendas a medida para otro cliente con ese apellido. El due?o de la tienda y aliado del expresidente en el proceso, Eduardo Hinojosa, no ha logrado encontrar en tres a?os a un hipot¨¦tico cliente alternativo.
- Posible encubrimiento. El caso de Forever Young ha sido un puntal en la estrategia de la defensa. La realidad es que faltan documentos del establecimiento que deber¨ªan respaldar los que s¨ª constan (un abundante rastro de prendas que la sastrer¨ªa Sastgor hizo a nombre de Camps y Costa y que luego cobr¨® de la tienda). Las acusaciones han demostrado que el propietario del establecimiento, Hinojosa, fue renuente a la hora de aportar los documentos. El tribunal se los requiri¨® hasta ocho veces y en varios casos no lleg¨® a aportarlos. Las acusaciones tambi¨¦n han presentado a un testigo, el inform¨¢tico Francisco Ferre, que, apoy¨¢ndose en pruebas, declar¨® que recibi¨® ¨®rdenes para alterar las bases de datos de la tienda para encubrir las prendas de Camps y fabricar tiques en los que en vez del nombre del expresidente apareciera el de su "amiguito del alma", ?lvaro P¨¦rez El Bigotes.
- Las contradicciones de Jos¨¦ Tom¨¢s. Las defensas han aprovechado que el sastre cambi¨® su versi¨®n de los hechos tras ser despedido por Hinojosa. El letrado de Camps ha extra¨ªdo de ello que Tom¨¢s sinti¨® "animadversi¨®n" hacia Camps (sin razonar el motivo) y que pact¨® la retirada de su imputaci¨®n (sin acreditarlo) a cambio de declarar contra ¨¦l. Las acusaciones consideran que, en un momento dado, el sastre tuvo que elegir y opt¨® por "contar la verdad".
- La ausencia de la secretaria de Costa. El gran argumento del diputado del PP es que su secretaria llam¨® para preguntar por el precio del primer traje que se hizo, lo que parece confirmado. Costa dijo que le autoriz¨® para sacar dinero de su cuenta y que ¨¦l se lo dio a El Bigotes para que pagase en Madrid, aunque esto no est¨¢ acreditado. Su secretaria tampoco ha confirmado la versi¨®n en el juicio porque no ha sido llamada como testigo.
- Pod¨ªan cometer cohecho. Las defensas insisten en que, al no tener capacidad directa de contrataci¨®n, los acusados no pudieron cometer el delito. Ese fue el argumento para que el "m¨¢s que amigo" de Camps, Juan Luis de la R¨²a, archivara el caso en 2009. El Tribunal Supremo lo reabri¨® en 2010 alegando que s¨ª pod¨ªan cometerlo, ya que son considerados "autoridad", condici¨®n que requiere este tipo de delito. Por eso llevan cinco semanas sentados en el banquillo.
El desenlace del 'caso de los trajes'
- Conclusi¨®n del juicio. Termin¨® el viernes. Hoy, las partes y el magistrado Juan Climent, que ha presidido el tribunal, se re¨²nen a puerta cerrada. El juez les mostrar¨¢ el objeto del veredicto, que es el cuestionario de hechos sobre el que deliberar¨¢ el jurado. Las partes podr¨¢n proponer cambios, pero la decisi¨®n final es del juez.
- Entrega al jurado. La entrega del objeto del veredicto al jurado, as¨ª como las instrucciones para alcanzar su decisi¨®n, se har¨¢ en audiencia p¨²blica, prevista para las 12.00.
- Deliberaci¨®n. Los nueve jurados se reunir¨¢n en una sala aislada. Si su debate se prolonga, ser¨¢n conducidos a un hotel, sin tel¨¦fonos ni televisi¨®n, para que no sean influidos.
- Votos necesarios. El jurado votar¨¢ la respuesta a cada una de las cuestiones del objeto del veredicto (por ejemplo, ?considera probado que Camps recibi¨® regalos por su condici¨®n de presidente de la Generalitat?). Si la respuesta es desfavorable para los acusados, ser¨¢n necesarios siete votos. Si es favorable, solo cinco. Despu¨¦s se votar¨¢, por separado, la culpabilidad o inocencia de Camps y Costa con el mismo sistema.
- Falta de qu¨®rum. Si, tras tres votaciones, no se re¨²nen siete votos por un lado ni cinco por el otro, el magistrado disolver¨¢ el tribunal y convocar¨¢ un nuevo juicio con otro jurado.
- Lectura del veredicto. Si se alcanza una de las mayor¨ªas necesarias, el juez convocar¨¢ una audiencia p¨²blica en la que se leer¨¢ el veredicto.
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