El cine pierde aliento po¨¦tico
Con la muerte de Theo Angelopoulos, atropellado por una moto en Atenas, se extingue una de las miradas m¨¢s particulares de la filmograf¨ªa europea
Como los antiguos poetas tr¨¢gicos griegos, Theo Angelopoulos trabajaba en trilog¨ªas. Lo hac¨ªa no solo por la necesidad de abarcar todo lo que quer¨ªa contar sino (y esto era lo importante) por la necesidad que ten¨ªa de entender lo que contaba. Comprender una dictadura le llev¨® a la Trilog¨ªa Hist¨®rica e intentar aprehender el sentido de la vida le condujo a la Trilog¨ªa del Silencio: Viaje a Citera (1983), El apicultor (1986) y Paisaje en la niebla (1988).
Un aliento ¨¦pico, l¨ªrico y tr¨¢gico empujaba el cine de Angelopoulos, fallecido el martes en su pa¨ªs, Grecia, donde la noticia estremeci¨® a un pueblo vapuleado. Angelopoulos, de 77 a?os, el m¨¢s profundo e inteligente embajador vivo de su cultura, hab¨ªa sufrido un accidente mortal cuando decidi¨® cruzar de forma imprudente un t¨²nel de circunvalaci¨®n del barrio de Drapetsona, cerca de Atenas. All¨ª iba a filmar algunos planos de su ¨²ltima pel¨ªcula, El otro mar, que ven¨ªa a completar su ¨²ltima trilog¨ªa, iniciada en 2004 con El prado en llanto y, en 2008, con El polvo del tiempo. Un motociclista (polic¨ªa fuera de servicio) le arroll¨® cuando atravesaba la carretera por un t¨²nel prohibido para los peatones. El golpe no solo dejaba inacabada su ¨²ltima reflexi¨®n sobre la crisis y el estrepitoso fracaso de nuestra sociedad, sino que cerraba de forma abrupta la puerta de esperanza que siempre abr¨ªa su cine.
"S¨ª, soy de esos cineastas que siempre hacen la misma pel¨ªcula"
Seguirle no siempre era sencillo, ni para los espectadores ni para algunos actores
Ante la inesperada noticia, el ministro de Cultura, P¨¢vlos Yerul¨¢nos, proclamaba la "extraordinaria" importancia para la cultura griega de un director que cre¨ªa en el cine como una forma absoluta de arte. "Es un punto de referencia para quienes aman el cine en el mundo entero y para cada persona que busca en el arte est¨ªmulos para pensar y sentir", declar¨®.
Tonino Guerra, guionista de Amarcord, de Fellini, y de El eclipse y Blow up!, entre otras muchas de Antonioni, trabaj¨® durante a?os al lado de Angelopoulos. Ayer, a sus 92 a?os, se confesaba destruido por la noticia. Para ¨¦l escribi¨® La mirada de Ulises, Paisaje en la niebla o La eternidad y un d¨ªa (con la que el cineasta logr¨® la Palma de Oro en Cannes en 1998). "Theo era un gran poeta de la Historia, un griego antiguo", se?alaba desde su casa en Pennabilli, en la provincia de Pesaro.
Angelopoulos era un cineasta comprometido y obsesionado con la b¨²squeda de sus or¨ªgenes, ya fuera en la curtida piel de un cineasta que recorre los Balcanes con la esperanza de recobrar la inocencia de su primera mirada (Harvey Keitel en La mirada de Ulises) o en la de dos hermanos (una adolescente y un ni?o) embarcados en la b¨²squeda de un padre (Paisaje en la niebla) que por supuesto no encuentran. Un padre que para ¨¦l era el principio y el final de todo, un ¨¢rbol en medio de la nada al que los ni?os abrazan en uno de los planos m¨¢s estremecedores de la historia del cine o un misterioso fotograma vac¨ªo al que el ni?o se aferra obsesivo como si escondiera la ¨²nica respuesta posible. En el fondo, Angelopoulos, como tantos grandes cineastas, solo hablaba de s¨ª mismo, y en busca de un padre, o si se quiere, de un Dios, encontr¨® el cine.
"S¨ª, yo soy de esos cineastas que siempre hace la misma pel¨ªcula", reconoc¨ªa en los noventa a este peri¨®dico. Una idea que llev¨® m¨¢s lejos en otro encuentro, de 2009, con la revista mexicana Tempestad y en la que explicaba por qu¨¦ en sus pel¨ªculas los personajes siempre viajan: "Los griegos siempre han sido un pueblo en movimiento. El primer texto escrito de Occidente es La odisea de Homero, un largo viaje de vuelta. Todos los periplos de mis pel¨ªculas provienen de una ra¨ªz com¨²n. En un punto de La mirada de Ulises se hace referencia a un verso de un gran poeta griego, Seferis: Al principio fue el viaje. Mis im¨¢genes nacen de esos viajes. Es como si fuera un itinerario hacia la imagen, pero tambi¨¦n lo es de la imagen a la realidad y la historia. Este flujo bidireccional es lo que suele alumbrar el material de mis pel¨ªculas. Son movimientos de emigraci¨®n sucesiva en un contexto po¨¦tico. En el camino te pierdes y terminas solo, atraviesas todas las versiones, de la m¨¢s literal a la m¨¢s metaf¨®rica, del viaje de vuelta al viaje ut¨®pico, hacia un all¨ª, hacia otro lado o hacia ning¨²n lado".
Seguir los pasos de Angelopoulos en ese viaje no siempre era sencillo. Ni para los espectadores ni tampoco para sus colaboradores. El cineasta recordaba con sabor agridulce su trabajo con Harvey Keitel, cuya filiaci¨®n al M¨¦todo provoc¨® fuertes choques durante el largo y engorroso rodaje por Ruman¨ªa y los Balcanes de La mirada de Ulises. Pasado el tiempo, Keitel le llam¨® y a su lac¨®nico modo se disculp¨® a s¨ª mismo, y de paso, dio un nuevo argumento a todos los que han encontrado en la obra de este infatigable cineasta griego una forma de resistencia frente al intratable mundo que nos acecha: "Theo, no siempre te entiendo, pero siempre te siento".
Filmograf¨ªa
- Broadcast (corto, 1968)
- Reconstrucci¨®n (1970).
- D¨ªas del 36 (1972).
- El viaje de los comediantes (1975).
- Los cazadores (1977).
- Alejandro el Grande (1980).
- Atenas (1983).
- Viaje a Citera (1984).
- El apicultor (1986).
- Paisaje en la niebla (1988).
- El paso suspendido de la cig¨¹e?a (1991).
- La mirada de Ulises (1995).
- La eternidad y un d¨ªa (1998).
- El prado del llanto (2004).
- El polvo del tiempo (2008).
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