?Tiene mesa para m¨ª? ?Y para Mourinho?
?Sufren los famosos los mismos problemas que usted para encontrar sitio en los restaurantes de moda? ?Y, entre ellos, cu¨¢les tienen mayor cach¨¦? Hicimos la prueba con cuatro personajes relevantes y otros tantos locales de esos en los que cuesta reservar
A lo largo del ¨²ltimo mes, EL PA?S ha llamado a cuatro de los restaurantes m¨¢s concurridos de la ciudad (Casa Lucio, Tomate, Diverxo y Kabuki Wellington) en nombre de cuatro personajes famosos (el banquero Emilio Bot¨ªn; el entrenador del Real Madrid, Jos¨¦ Mourinho; y los actores Javier Bardem y Elsa Pataky) para comprobar si para ellos siempre hay sitio o si, como el resto de los mortales, tambi¨¦n reciben negativas. Uno de los atractivos de los grandes restaurantes radica en poder cenar cerca de alguien importante. Da cach¨¦. Los ma?tres lo saben. Y act¨²an en consecuencia.
En el Tomate (Fernando el Santo, 26), del grupo Tragaluz, resulta dif¨ªcil encontrar una mesa. Hay que llamar con semanas de antelaci¨®n. ?Tambi¨¦n los personajes conocidos? "Tenemos una zona que no reservamos y, si nos surge alg¨²n compromiso, la usamos. Todos los restaurantes como el nuestro hacen m¨¢s o menos lo mismo", explica la encargada de la recepci¨®n.
En Diverxo (Pensamiento, 28), con dos estrellas Michelin, las reservas a menos de un mes vista pueden realizarse por Internet. Si la antelaci¨®n supera los 30 d¨ªas es necesario presentar una tarjeta de cr¨¦dito. En este local no hay mesas especiales, reservados ni excepciones. David Mu?oz, el chef, lleva esto hasta las ¨²ltimas consecuencias: "En mi restaurante hay dos reglas. Una, que paga todo el mundo. Hasta mi padre. Sea Cristiano Ronaldo o el presidente del Gobierno. Y dos, se trata a todo el mundo igual".
Al hablar de dificultad a la hora de reservar es imprescindible referirse a Kabuki, y m¨¢s concretamente al restaurante que el chef Ricardo Sanz abri¨® en 2007 en el hotel Wellington (Vel¨¢zquez, 8). El director de sala se llama Francisco Pe?a. Maneja el espacio de 70 comensales por servicio y, a partir de las 20.00, es casi imposible encontrar mesa.
Este experimento se realiz¨® llamando a cada restaurante primero como una persona cualquiera y, minutos despu¨¦s, en nombre de uno de los personajes famosos. En todos los casos, para causar el menor perjuicio posible, la reserva de la mesa quedaba pendiente de una llamada de confirmaci¨®n. En el caso de Casa Lucio, Javier, uno de los gerentes, mostr¨® su disgusto con este m¨¦todo porque ¨¦l mont¨® la mesa en dos ocasiones nada m¨¢s recibir la primera llamada y tuvo que dejar menos espacio para clientes que hab¨ªan reservado desde hac¨ªa tiempo. Le caus¨® un problema. "En el mismo momento en que recibo la llamada tengo que actuar. Busco soluciones", explica. A?ade que en Casa Lucio no se distingue entre famosos, sino entre clientes habituales o no. Uno de los secretos de Casa Lucio es su buen trato al cliente y quienes lo gestionan explican que siguen esa misma filosof¨ªa a la hora de distribuir el espacio.
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