Memoria, vida y literatura
Francisca Aguirre, premio Nacional de Poes¨ªa 2011, no arrastra los traum¨¢ticos recuerdos del pasado sino que convive con ellos con la mejor de las sonrisas como le ense?¨® su madre. Tan bien que sigue residiendo junto a su marido, el poeta y escritor F¨¦lix Grande, en la casa del centro de Madrid que su abuela alquil¨® en los cuarenta para buscar a sus hermanos desaparecidos. El mismo lugar al que volvi¨® en su adolescencia tras huir de un orfelinato en el que comi¨® mondas de patata y las monjas seglares le cortaron el pelo "como a las represaliadas". Entremedias, Paca, nacida en Alicante hace 81 a?os, vivi¨® en Barcelona y Valencia huyendo de las tropas nacionales y ya de exiliada en Francia. La Segunda Guerra Mundial les trajo de vuelta en 1940 y su padre, el reconocido pintor Lorenzo Aguirre, jefe superior de Polic¨ªa en el Madrid republicano, morir¨ªa ejecutado en 1942. Como si fuese una carta a su abuela, Paca recogi¨® estas memorias de guerra en un libro en prosa y verso, Espejito, espejito, que va a reeditarse. "El original se lo pas¨¦ a Pepe Hierro y el canalla se lo dio a publicar en 1995 a la Universidad Popular de San Sebasti¨¢n de los Reyes sin decirme nada", cuenta divertida en compa?¨ªa de su gata Olga y su gatito Nemo ("le hemos puesto as¨ª a ver si viaja").
Hay cuadros de su padre junto a otros de su hermana Susi y un retrato de su marido firmado por Eduardito Aute. Su progenitor visit¨® la morgue todas las semanas durante seis a?os, de forma que conoc¨ªa el encaje de los m¨²sculos pintados como nadie. "A Antonio L¨®pez le sorprendi¨® mucho su pintura una vez que estuvo en casa", explica orgullosa. Tambi¨¦n a ella le obsesiona el cuerpo, tanto que sobre ¨¦l versa Historia de una anatom¨ªa (Hiperi¨®n), que le ha valido el Premio Nacional. "El cuerpo es el inventor del alma. Es tan tangible, tan misterioso". Se describe como "no formalista" a la hora de trabajar. "A las siete la cama me expulsa y soy yo quien mira Internet porque a F¨¦lix le da calambre", se r¨ªe y recuerda su boda "de pel¨ªcula de Berlanga" en un merendero y con un himno militar como vals. Un maestro republicano le ense?¨® en casa la ortograf¨ªa que le permiti¨® convertirse en secretaria, primero de muchos trabajos como el que le uni¨® a Luis Rosales en el Instituto de Cultura Hisp¨¢nica. Si el sal¨®n es la historia de su vida, el largo pasillo es la historia de la literatura. Estrechas librer¨ªas abarrotadas de vol¨²menes hasta el techo se ordenan por materias y pa¨ªses. "Aqu¨ª est¨¢ todo", dice esta autodidacta, madre de la poeta Guadalupe Grande, que debut¨® con ?taca, a los tard¨ªos 42 a?os.
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