Gestionar el final de ETA
Anteayer, todos los partidos vascos, excepto el PP; patronal, sindicatos, la Iglesia y autoridades del Pa¨ªs Vasco, lo que se llama sociedad civil, salieron convencidos de que el cese de la violencia de ETA es irreversible por sus propias comprobaciones y por la informaci¨®n que, procedente de la banda, les transmiti¨® la Comisi¨®n Internacional de Verificaci¨®n. Una plataforma independiente que no es un sat¨¦lite de la izquierda abertzale ni de ETA, tolerada por este Gobierno como lo fue la Conferencia de Ayete por el Ejecutivo anterior.
En ese mismo encuentro, del que el PP est¨¢ bien informado, trascendi¨® que la banda est¨¢ dispuesta a pasar del cese definitivo al desarme, como reclama el Gobierno del PP. Pero le pide gestos, aunque sea discretos, antes de pasar a una nueva fase. Esos gestos discretos ya los ofreci¨® el Gobierno de Zapatero en sus ¨²ltimas semanas, tras el anuncio de cese definitivo de la violencia el 20 de octubre, con la excarcelaci¨®n de presos etarras en grave estado y el acercamiento de otros a c¨¢rceles pr¨®ximas al Pa¨ªs Vasco.
Rajoy y L¨®pez coinciden en un diagn¨®stico clave: que el fin del terrorismo de ETA es irreversible
Con estos presupuestos se celebr¨® el primer encuentro entre el presidente Rajoy y el lehendakari L¨®pez. Este est¨¢ apremiado por la fuerte presi¨®n social vasca en favor de que a los presos de ETA se le aplique las mismas normas que a los comunes, y para que Sortu sea legal. Y, de ese modo, consolidar el fin de ETA. Una presi¨®n que no procede solo de la izquierda abertzale. Pero a la que la par¨¢lisis puede beneficiar electoralmente con su rentable explotaci¨®n del victimismo.
Rajoy tiene otra presi¨®n, la de la derecha radical pol¨ªtica y medi¨¢tica, y de algunos sectores de las asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo en las que priman los sentimientos, para que no haga absolutamente nada. Rajoy necesita tiempo para virar las posiciones inmovilistas en la derecha, alimentadas por la pol¨ªtica que el PP hizo en la oposici¨®n, negando la evidencia: la evoluci¨®n hacia el final del terrorismo etarra, que empez¨® a acelerarse en el oto?o de 2009.
La conclusi¨®n es que Rajoy y L¨®pez disienten en el ritmo de aplicaci¨®n de medidas penitenciarias hacia los presos de ETA, como ayer confirm¨® el lehendakari, aunque tambi¨¦n admiti¨® que acabar¨¢n entendi¨¦ndose. Porque es mucho m¨¢s lo que les une que lo que les separa. Y superar¨¢n esas diferencias porque les une lo esencial: el diagn¨®stico de que el cese de ETA es irreversible, como ayer Rajoy, bien informado por el l¨ªder del PP vasco, Antonio Basagoiti, reconoci¨® a Patxi L¨®pez.
Tambi¨¦n les une algo tan esencial como el relato de c¨®mo se ha llegado al final de la violencia de ETA, el impedir pol¨ªticamente que el fin de la banda se convierta en una victoria de la izquierda abertzale y a partir de ah¨ª conjugar pol¨ªticas de convivencia, de memoria, de reconocimiento a las v¨ªctimas y del fin de la excepcionalidad hacia los presos de ETA. De todo esto hablaron ayer.
Rajoy necesita tiempo para introducir las medidas penitenciarias para los presos etarras. Puede empezar con el acercamiento y excarcelaci¨®n de enfermos, que no implican cambio legal. Pero antes necesita arrope pol¨ªtico. Para ello puede ser un instrumento ¨²til el pacto de partidos y fuerzas sociales vascas que incluya la pol¨ªtica penitenciaria, que Basagoiti propuso hace una semana, y que fortalecer¨ªa la posici¨®n de Rajoy en Madrid.
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