Los cl¨¢sicos a campo abierto
Hac¨ªa tiempo que no ve¨ªamos un cl¨¢sico como el del mi¨¦rcoles. Desde principios del a?o pasado, el Madrid se ha enfrentado a este Barcelona fabuloso utilizando diferentes acercamientos. Las variantes, desarrolladas con mayor o menor ¨¦xito, procuraban, entre otras cosas, evitar o minimizar los riesgos en la salida y la gesti¨®n del bal¨®n y comprimir los espacios rivales. Si bien esos elementos son prioridades en el Madrid actual, el equipo extrem¨® esos conceptos en sus encuentros con el Bar?a despu¨¦s de aquellos cinco goles en el Camp Nou. Aquel partido, quiz¨¢ con la excepci¨®n del enfrentamiento por la Supercopa, condicion¨® la estrategia blanca para los siguientes.
?Cu¨¢l es la influencia que el desarrollo de un partido aislado puede tener en el futuro de un equipo? Seg¨²n las circunstancias, el abanico de respuestas es amplio. Las circunstancias de los cl¨¢sicos de hoy son especiales. Habiendo acentuado la ventaja de su posici¨®n dominante en la Liga y sacando cada a?o m¨¢s ventaja a sus perseguidores, cada cl¨¢sico de hoy desborda el resultado del propio partido. Sin vislumbrar tampoco, por ahora, otros equipos europeos a la altura de este duelo, cada partido trasciende tambi¨¦n su frontera y se transforma en un combate por la supremac¨ªa futbol¨ªstica mundial.
La hist¨®rica rivalidad se acerca a una instancia que, cada vez m¨¢s, se asemeja a los deportes individuales, en los que los componentes an¨ªmicos y psicol¨®gicos juegan un papel fundamental, mucho m¨¢s directo que en los deportes colectivos. Como en el tenis, como en el boxeo, como en el ajedrez, cada acierto incrementa la propia confianza y multiplica su valor porque, al mismo tiempo, inserta dudas nuevas en el otro.
A pesar de la eliminaci¨®n, el Madrid del mi¨¦rcoles pasado disip¨® dudas que lo atenazaban y las volvi¨® certezas. La m¨¢s importante, probablemente, fue la de demostrarse que es capaz de competir y dominar en un cl¨¢sico a campo abierto. Otra fue la de ver que no necesita renunciar a virtudes ya afianzadas en su sistema para asumir un mayor control del juego desde el bal¨®n, restando tiempo de posesi¨®n al Bar?a y oblig¨¢ndolo a esfuerzos mayores de los que acostumbra. Esta mejora qued¨® demostrada en la posesi¨®n final mientras sus virtudes habituales se vieron claramente en la velocidad y contundencia con que, tras sendas recuperaciones, se desarrollaron las jugadas de ambos goles.
Parte del precio que paga el Madrid con este planteamiento es el de otorgar m¨¢s espacios a Messi. Esto, es sabido, puede tener un coste alt¨ªsimo y las consecuencias se observaron en la jugada previa al gol de Pedro, pero se transforma en un riesgo necesario cuando a cambio se obtiene la posibilidad de disputar la iniciativa en el partido desde el bal¨®n y la posibilidad de recuperar para la causa a jugadores como ?zil y Kak¨¢, o la chance de arrastrar al Bar?a a su propio campo, un terreno donde no se siente c¨®modo defendi¨¦ndose.
El Barcelona se arrima a la Copa del Rey. El Madrid domina la Liga y es probable que el duelo se reedite en la Champions. Uno intenta mantener la supremac¨ªa de los ¨²ltimos a?os y el otro no cesar¨¢ de competir hasta relevarlo. Dos planteles extraordinarios, dos estilos distintos, una sola corona. Como Karpov y Kasparov, como Ali y Frazier, como Nadal y Federer, partidos como el del mi¨¦rcoles son un lujo para el f¨²tbol espa?ol y una delicia para el espectador. ?Que se repitan!
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