Agujero
En el patio del colegio todos los ni?os corren detr¨¢s de la pelota; a¨²n no entienden que hay juego tambi¨¦n en otros espacios del campo. En ocasiones las televisiones parecen como ni?os corriendo tras el bal¨®n. En la debacle de Spanair no ha habido telediario que no se apostara en las terminales para retratar el desconsuelo de los pasajeros abandonados a su suerte. Una vez m¨¢s, el negocio a¨¦reo se supera a s¨ª mismo en desprecio por el consumidor, pero despu¨¦s de tres d¨ªas, es necesario pedirle algo m¨¢s a la informaci¨®n.
Nadie sabe del todo a estas alturas por qu¨¦ el cierre de una aerol¨ªnea no puede ser ejecutado de modo razonable. Con un par de d¨ªas al menos para cubrir los desplazamientos m¨¢s urgentes e informar a los usuarios de una manera menos estridente que en la ventanilla del aeropuerto. Es la ¨²ltima humillaci¨®n a los trabajadores de la compa?¨ªa, los menos culpables, que tienen que lidiar con la indignaci¨®n y la rabia de los pasajeros, cuyo ultraje aumenta a medida que las televisiones los representan como ¨²nicas v¨ªctimas. Los ejecutivos permanecen siempre a resguardo, ofreciendo declaraciones medidas, comunicados higi¨¦nicos y proponiendo n¨²meros de informaci¨®n telef¨®nica, que es como enviar a un paciente de urgencias a consultar en la enciclopedia m¨¦dica a ver si soluciona las dolencias.
En este caso, el agujero informativo es a¨²n m¨¢s grave porque las administraciones p¨²blicas han sido parte interesada y ahora, supuestamente, parte indignada. Parece que podr¨ªan multarse a s¨ª mismas. Lo que nadie explica es si los dirigentes de estas empresas subvencionadas ten¨ªan l¨ªmites salariales o responsabilidades a?adidas o tan solo contratos blindados y planes de pensiones. Tampoco sabemos si la conexi¨®n a¨¦rea entre las islas forma parte del inter¨¦s general y por lo tanto estamos ante otra consecuencia del desastre de la gerencia privada de las necesidades b¨¢sicas de un pa¨ªs. Es m¨¢s, no sabemos nada. Porque la televisi¨®n se recrea en los pasajeros durmiendo en el suelo, en el desamparo y la rabia. Pero si no llegas al origen y a las causas del agujero contable de una compa?¨ªa con m¨¢s de 20.000 billetes vendidos este fin de semana es como mostrar el cad¨¢ver como ¨²nica explicaci¨®n de un crimen.
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