El d¨ªa en que el FBI resucit¨® el p2p
Los usuarios vuelven al primigenio intercambio 'par a par' como alternativa gratuita a Megaupload, que era utilizada por la cuarta parte de los internautas espa?oles
El FBI ha cerrado Megaupload, el mayor almac¨¦n de contenido audiovisual que haya existido nunca. Apenas una semana despu¨¦s, su legi¨®n de adictos a¨²n no se ha recuperado del golpe. Y es que el sitio, adem¨¢s de un negocio colosal para sus propietarios, era el suministrador l¨ªder de series y pel¨ªculas para 150 millones de usuarios en el mundo y cerca de siete millones en Espa?a. Su oferta era casi infinita, empeque?eciendo la de cualquier gran cadena f¨ªsica tipo Fnac o El Corte Ingl¨¦s, y, m¨¢s a¨²n, a los portales de descargas legales. Con un par de clics se consegu¨ªa la serie o la pel¨ªcula del momento, con mayor o menor rapidez y calidad, dependiendo de si se eleg¨ªa la opci¨®n de pago (premium) o la gratuita.
La 'ley Sinde' no prev¨¦ perseguir a los usuarios de esta f¨®rmula
Probablemente, a los usuarios el debate en torno a la legalidad de esta web por la infracci¨®n reiterada de los derechos de autor de que le acusan las autoridades les preocupe mucho menos que averiguar c¨®mo tapar el hueco de ese h¨¢bito de consumo. Desde luego, y pese a algunas informaciones sin base estad¨ªstica alguna, nada hace pensar que los adictos a Megaupload vayan a acudir en masa al cine o a consumir obsesivamente televisi¨®n.
Y, aunque la demanda de los videoclubs y de los portales legales de visionado online (streaming) como Filmin, Wuaki.tv, Cineclic, Voddler o Youzee ha crecido tras el cierre seg¨²n sus responsables, su oferta es a¨²n un grano de arena en comparaci¨®n con la de Megaupload. Tan solo una plataforma como la estadounidense Netflix podr¨ªa hacerle sombra, pero su desembarco en Espa?a se ha complicado por las reticencias de la industria audiovisual.
Competir con la gratuidad o los reducidos precios de la versi¨®n premium de Megaupload es todo un reto para la oferta legal: descargas ilimitadas por 60 euros al a?o o para toda la vida por 200 euros. As¨ª que los usuarios han vuelto a escarbar en sus PC en busca de una alternativa gratuita que hab¨ªa ca¨ªdo en desuso pero que est¨¢ en el origen de las descargas: el par a par o p2p. A diferencia de los servicios de hosting como Megaupload, en los programas de intercambio p2p los archivos est¨¢n alojados en los ordenadores personales de millones de usuarios que, de forma desinteresada, los comparten con otros millones de internautas an¨®nimos. Emule (red eDonkey) abri¨® la brecha del intercambio masivo de contenidos audiovisuales aunque su generalizaci¨®n vino de la mano del protocolo BitTorrent.
El streaming y las descargas directas han motivado un declive imparable del p2p. El dominio de Megaupload y sus hom¨®logos es hasta ahora absoluto. Seg¨²n datos de Comscore, solo Megaupload.com, uno de los varios dominios del portal, ten¨ªa en Espa?a 5,77 millones de visitantes ¨²nicos (diciembre 2011); Fileserve acumulaba 3,77 millones y Rapidshare 1,36 millones. Es decir, que uno de cada cuatro internautas hac¨ªa uso de estos programas.
El abismo abierto con el p2p se hace m¨¢s patente a¨²n si atendemos a la audiencia de los portales de enlaces que gu¨ªan hacia los contenidos. As¨ª, los que se nutren de Megaupload y sus afines arrasan frente a los del p2p. SeriesYonkis y PeliculasYonkis acumulan 5,81 millones de visitantes, y CineTube, 3,53 millones. Muy lejos se sit¨²an EliteTorrent (312.000 visitantes ¨²nicos) o TorrentSpain (74.000), que est¨¢n entre los m¨¢s conocidos de enlaces BitTorrent.
Esa situaci¨®n puede estar a punto de cambiar. A la espera de datos a¨²n fiables de audiencia, los primeros signos apuntan a una resurrecci¨®n del p2p, cuyo tr¨¢fico de paquetes en Europa ha alcanzado el 15% del total (Inoque).
Los inconvenientes del p2p frente a la descarga directa son varios: hay que abrir el ordenador al resto de usuarios, con el consiguiente problema de seguridad, se expone a virus y archivos falsos (fakes) y la descarga es m¨¢s lenta. Con todo, el pero m¨¢s acuciante es asegurarse un repertorio pirata amplio. Megaupload lo ten¨ªa m¨¢s f¨¢cil gracias a su sistema de recompensas. Pagaban a los clientes que sub¨ªan las pel¨ªculas y series que m¨¢s se descargaban. De esta forma, los uploaders compet¨ªan por subir contenido pirata a sus servidores. Y Megaupload ten¨ªa cada vez m¨¢s clientes dispuestos a pagar su abono por ese nutrido cat¨¢logo. Al no satisfacer derechos a las productoras, los costes eran m¨ªnimos y el negocio redondo, a juzgar por los bienes incautados a Kim Schmitz, su fundador y por los ingresos del portal, estimados en 150 millones de d¨®lares.
En el p2p esa componente de negocio no existe, por lo que el contenido depende de la voluntad solidaria de sus usuarios: cuantos m¨¢s archivos compartan desde sus ordenadores encendidos, m¨¢s obra disponible hay. Basta desempolvar el m¨ªtico eMule para comprobar la penuria actual de su cat¨¢logo. De hecho, el uso de las aplicaciones que gestionan las descargas tambi¨¦n est¨¢ en declive. Ares (BitTorrent) cay¨® un 6,8% en el ¨²ltimo a?o, y eMule, un 36,2%. La situaci¨®n puede dar un vuelco si los usuarios vuelven a estos programas y les inyectan contenidos.
La pregunta que se hacen muchos es si pueden correr la misma suerte legal que Megaupload. Paloma Llaneza, abogada experta en Internet, lo aclara: "No es m¨¢s dif¨ªcil que perseguir las descargas directas, ya que se puede rastrear a los usuarios por la IP. La cuesti¨®n es que compartir con un amigo una copia de una pel¨ªcula cuyo DVD has comprado podr¨ªa entrar en una interpretaci¨®n extensa del derecho de copia privada. Compartir una copia pirata con una pluralidad de pares es una infracci¨®n civil, pero no penal ya que, en principio, no hay ¨¢nimo de lucro. En Espa?a las operadoras saben qu¨¦ usuarios tienen m¨¢s tr¨¢fico y estar¨ªan en condiciones de aplicar una ley a la francesa. Por ahora, la ley Sinde no contempla esa opci¨®n".
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