(I)Responsabilidad
Sin ning¨²n conflicto laboral que signifique p¨¦rdida alguna de puestos de trabajo o de poder adquisitivo para sus trabajadores, el comit¨¦ de empresa de Metro Bilbao, presidido por ELA, se ha lanzado a convocar una huelga de 24 horas coincidiendo con la fiesta m¨¢s popular del calendario vizca¨ªno. Lo ha hecho, adem¨¢s, advirtiendo de que ya ha fijado dos nuevos paros para enero y sin atender las llamadas a la responsabilidad de la mayor¨ªa de los pol¨ªticos. De hecho, la ins¨®lita intervenci¨®n del propio lehendakari, y del alcalde de Bilbao, I?aki Azkuna, han hecho desistir a los convocantes de este pulso a la direcci¨®n del suburbano, a la que descalifican por su falta de di¨¢logo. Incluso, hasta podr¨ªa asegurarse que la contundencia empleada por Patxi L¨®pez, describiendo las condiciones de que disfruta la plantilla y su temor de que se asista a un impulso sindical por el control de la compa?¨ªa, ha avivado innecesariamente los ¨¢nimos en las v¨ªsperas de la movilizaci¨®n.
Al final, la posible irresponsabilidad compartida entre las dos partes enfrentadas desemboca en un perjuicio hacia el usuario de un servicio p¨²blico que asiste at¨®nico al desequilibrio evidente entre la magnitud de la movilizaci¨®n -toda una jornada de paro en un d¨ªa se?alado para la fiesta popular- y la reivindicaci¨®n que la sostiene, m¨¢xime cuando no han aflorado demandas relativas al m¨²sculo laboral. No obstante, resulta evidente que se asiste a un malestar social demasiado largo en el tiempo que no se ha sabido atajar y que, curiosamente, toma cuerpo con expresiva crudeza a ra¨ªz de la sustituci¨®n del nacionalista Juan Cruz Nieves, persona de la m¨¢xima confiaza del actual diputado general de Bizkaia. Quiz¨¢ as¨ª se explica la sospecha del Gobierno de que existe una cierta relaci¨®n entre el pulso sindical y la llegada de socialistas a la direcci¨®n del Consorcio de Transportes. Y es que, ante im¨¢genes como las que se est¨¢n viviendo hoy en Bilbao, con un atropello evidente al derecho ciudadano, la responsabilidad compartida de empresa y comit¨¦ obliga, muy por encima del debate pol¨ªtico y sindical que subyace, a la b¨²squeda de puntos de encuentros. Pero sin dilaciones.
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