El infierno y las buenas intenciones
Hay muchas cosas en Espa?a que parecen inevitables y que no lo son. Por ejemplo, los miles de desahucios que se han producido y que se est¨¢n produciendo en todo el pa¨ªs. Seg¨²n los datos publicados y aceptados por los distintos organismos competentes, en Espa?a se han producido ya 150.000 ejecuciones hipotecarias (una manera muy realista de describir los desahucios por impago de las cuotas de las hipotecas) y hay otros 328.000 procedimientos abiertos. No se pod¨ªa hacer nada, se nos amenaz¨®, porque se pondr¨ªa en peligro nada menos que la estabilidad del sistema.
Resulta que con buena intenci¨®n, afirma ahora el Gobierno, es posible que los bancos hagan algunos peque?os gestos de buena voluntad. El propio ministro de Econom¨ªa considera, por ejemplo, ¡°claramente excesivos¡± los intereses que se cobran cuando se negocia una moratoria o cuando se han acumulado algunos pagos. M¨¢s que ¡°excesivos¡±, se podr¨ªa decir que ese recargo es directamente usurero: los intereses de moratoria se sit¨²an hoy d¨ªa entre cuatro y cinco puntos por encima. Es decir, si el pr¨¦stamo estaba pactado a un 3% o un 3,5%, habr¨¢ que pagar entre un 7% y un 8% por las cantidades demoradas. ?No se pudo evitar algo tan escandaloso, no con buena voluntad, sino con una ley o con una intervenci¨®n del Banco de Espa?a?
La daci¨®n en pago de la deuda hipotecaria parece que plantea en Espa?a muchos problemas legales, aunque sea perfectamente asumible en otros pa¨ªses de nuestro entorno. Los bancos espa?oles dicen que, con buena voluntad, est¨¢n dispuestos a contemplarla en algunos casos muy excepcionales: clientes que no tengan patrimonio alguno (ni tan siquiera un coche), que est¨¦n en paro y que ya no reciban prestaciones sociales. Y, para colmo, que todos los miembros de su familia se encuentren en esas mismas condiciones. Sinceramente, en los casos en los que el afectado re¨²na todos esos requisitos, es muy probable que no necesite cancelar la hipoteca, sino una cama en un hospital antituberculoso. Est¨¢ claro adem¨¢s que es imposible que el banco recupere jam¨¢s ese dinero, as¨ª que el pretendido gesto de buena voluntad se convierte en puro pragmatismo, encubierto con relaciones p¨²blicas. La posibilidad de anular la deuda mediante la entrega del piso hipotecado sigue estando en realidad tan lejos como antes.
La daci¨®n en pago de la deuda hipotecaria es perfectamente asumible en otros pa¨ªses de nuestro entorno
Es posible que el problema de al menos una parte de esos desahucios se enfocara mucho mejor dejando en manos de los jueces, de los que depende la decisi¨®n de firmar la expulsi¨®n del inquilino, la posibilidad de obligar al banco a aceptar cuotas m¨¢s asequibles durante determinados periodos de tiempo. El modelo funciona en el liberal Reino Unido y ayuda a disminuir el n¨²mero real de expulsiones. Mientras el propietario del piso acepte la deuda contra¨ªda y exprese su voluntad de seguir pagando una cantidad ¡°razonable¡± seg¨²n sus nuevas circunstancias, los jueces no autorizan los desalojos, sino que promueven nuevos acuerdos que pueden durar varios a?os. Sobre todo, si la documentaci¨®n presentada demuestra que la tasaci¨®n inicial del inmueble hecha por la entidad bancaria fue claramente ¡°deficiente¡± o ¡°maliciosa¡±, como seguramente se podr¨ªa demostrar en parte de los casi 400.000 desahucios en marcha.
En cualquier caso, lo importante es que la decisi¨®n no dependa de la hipot¨¦tica ¡°buena voluntad¡± de un banco (?acaso tienen voluntad, ni buena ni mala, las entidades financieras?), ni tan siquiera de un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas. Basta con ver los Criterios Espec¨ªficos de Buenas Pr¨¢cticas que figuran en la p¨¢gina web del Banco de Espa?a para abandonar toda esperanza www.bde.es. Todo lo que no sean normas legales claras y comprensibles corre el riesgo de convertirse en pura publicidad y propaganda. Seg¨²n el ministro y los portavoces de los bancos, hay cosas que se pueden hacer ¡°con buena voluntad¡±. H¨¢ganse por ley y nos quedaremos todos m¨¢s tranquilos. O solg@elpais.es
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