Europa, ante el riesgo de 'japonizaci¨®n'
Los problemas bancarios no resueltos y el pacto de austeridad fiscal amenazan a la regi¨®n
Los p¨¢jaros negros sobrevolaban el pasado fin de semana el elegante hotel Villa d'Este, a orillas del lago Como, en la Lombard¨ªa italiana. Los mensajes de los participantes en el Foro Ambrosetti resultaban tremendamente sombr¨ªos sobre el futuro de la eurozona. En especial, el del economista jefe de Nomura, Richard Koo, que alertaba del riesgo de que Europa acabe como Jap¨®n y de la necesidad de dar marcha atr¨¢s con la actual oleada de ajustes. A su lado, negando que ese sea el resultado de las pol¨ªticas de austeridad, el consejero delegado del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, Christophe Frankel, y el que fuera uno de los halcones m¨¢s duros del Banco Central Europeo (BCE), J¨¹rgen Stark. Pero los murmullos de los corrillos indicaban que el augurio de Koo no ca¨ªa en saco roto.
Su argumento es que el diagn¨®stico de la crisis econ¨®mica por parte de las autoridades europeas es err¨®neo. ¡°Asistimos a una crisis de balances que est¨¢ forzando un desendeudamiento masivo del sector privado. La clave es que si el sector privado est¨¢ en un proceso de desapalancamiento, lo ¨²ltimo que necesitas es que el Gobierno reduzca su d¨¦ficit presupuestario¡±, alertaba Koo. As¨ª sucedi¨® con Jap¨®n en 1997, desde luego. En su opini¨®n, ¡°si el Banco Central tiene los tipos de inter¨¦s pr¨®ximos a cero y nada pasa, es que has dejado de estar en un mundo normal¡±. En esas conferencias, el m¨¢s agorero de los economistas, Nouriel Roubini, asent¨ªa. ¡°Europa puede ser peor que Jap¨®n¡±, aseguraba. ¡°Jap¨®n tuvo una gran recesi¨®n y un gran estancamiento, pero nunca tuvo una Gran Depresi¨®n. Y la recesi¨®n en algunos pa¨ªses de la eurozona puede convertirse en una depresi¨®n, lo mismo que sucedi¨® en los a?os treinta¡±.
Lo cierto es que las similitudes entre la Europa de la crisis soberana de nunca acabar y el Jap¨®n que acumula dos d¨¦cadas perdidas tras la crisis inmobiliaria en los a?os noventa son crecientes. En un informe de finales de 2011, los economistas de Nomura ya apuntaban esos paralelismos. ¡°En el manejo de la segunda fase de su crisis es cuando Europa se est¨¢ asemejando mucho a Jap¨®n: act¨²a demasiado tarde, con demasiadas reticencias, de forma demasiado t¨ªmida, y sus l¨ªderes son lo opuesto a un dechado de confianza y decisi¨®n¡±, subrayaba en ese informe Paul Sheard. Pero hay m¨¢s.
El economista jefe de Nomura cree que la UE? equivoca el diagn¨®stico
La crisis japonesa se prolong¨® m¨¢s all¨¢ de lo razonable por la persistencia de bancos zombis y la incapacidad de las autoridades para llevar a cabo un saneamiento de los balances del sector financiero como v¨ªa para garantizar la fluidez del cr¨¦dito. Y a eso, como recordaba Koo, no contribuye precisamente el pacto de disciplina fiscal que impone una pol¨ªtica de austeridad sincronizada en la eurozona y deja sin recursos a los Gobiernos para sanear definitivamente el sistema financiero.
El riesgo de japonizaci¨®n, aun siendo reducido hoy por hoy, no puede descartarse, admite Alfonso Garc¨ªa Mora, director general de Analistas Financieros Internacionales (AFI). ¡°La clave est¨¢ en combinar tres factores: conseguir que los bancos pongan a valor de mercado sus activos, recapitalizarlos en caso de que fuera necesario y, con ello, lograr que vuelva a fluir el cr¨¦dito; una pol¨ªtica monetaria suficientemente laxa hasta que la econom¨ªa muestre s¨ªntomas claros de solidez, y una pol¨ªtica fiscal que reconduzca el d¨¦ficit estructural al equilibrio, pero en un plazo suficientemente largo para no ahogar la econom¨ªa. Una pol¨ªtica excesivamente miope puede dar lugar a una situaci¨®n estructuralmente complicada¡±, advierte.
La composici¨®n de la deuda p¨²blica revela el creciente peso de los inversores dom¨¦sticos
Sin embargo, para la economista jefe de Goldman Sachs en Par¨ªs, Natacha Valla, ese proceso es inevitable. ¡°No tiene por qu¨¦ ser un proceso desordenado, aunque, incluso, si no lo es, ciertamente ser¨¢ doloroso. Pero los niveles de endeudamiento no eran sostenibles. Dos ejemplos, el endeudamiento del sector corporativo en Francia equival¨ªa al 150% del PIB justo antes de la crisis, y en el caso de Irlanda, al 250% del PIB. Est¨¢ claro que hab¨ªamos alcanzado un l¨ªmite¡±, aclara.
¡°Quiz¨¢ lo m¨¢s preocupante tiene que ver con la composici¨®n de la deuda¡±, apunta desde Londres Antonio Garc¨ªa-Pascual, economista jefe para el sur de Europa de Barclays Capital. ¡°La deuda p¨²blica japonesa equivale al 220% del PIB y, pese a ello, es capaz de mantener los diferenciales de tipos muy bajos porque, m¨¢s all¨¢ de una pol¨ªtica monetaria independiente o de la posibilidad de manejar el tipo de cambio, el 93% de esa deuda est¨¢ en manos de inversores nacionales. Eso no pasaba con la deuda europea, pero ha cambiado con la crisis. De hecho, al principio de la crisis, Espa?a, por ejemplo, ten¨ªa el 50% de su deuda en manos extranjeras. Ahora apenas ronda el 27%. En el caso de Italia, el problema empez¨® despu¨¦s, pero ya ha ca¨ªdo al 30%¡±, asegura. La diferencia positiva frente a Jap¨®n, seg¨²n Garc¨ªa-Pascual, es que Tokio nunca aprob¨® reformas estructurales con el objetivo de mejorar la productividad y el crecimiento potencial a medio plazo. ¡°Y aqu¨ª, al menos los pa¨ªses perif¨¦ricos, s¨ª lo est¨¢n haciendo¡±, apunta.
En el ¨¢mbito europeo, sin embargo, las reformas est¨¢n siendo excesivamente lentas. ¡°Es manifiesta la necesidad de profundizar en la integraci¨®n de la eurozona y rescatar el debate sobre los eurobonos. Cualquier otro escenario, o retraso en el tiempo, provocar¨ªa una mayor desconfianza de los inversores, a lo que, posiblemente, se responder¨ªa con pol¨ªticas m¨¢s restrictivas, acerc¨¢ndonos a ese escenario del que queremos huir¡±, concluye Garc¨ªa-Mora.
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