Por una senda estrecha
Los Presupuestos van en la buena direcci¨®n, veremos si la Providencia est¨¢ al quite
El Gobierno ha presentado, al fin, los Presupuestos para este a?o. Ha sido un parto largo y dif¨ªcil tras las sospechas de electoralismo por la fecha elegida para hacerlos p¨²blicos y por la creciente desconfianza de los mercados hacia los pa¨ªses perif¨¦ricos de una eurozona que atraviesa por una grave crisis de liderazgo.
La Administraci¨®n central deber¨¢ reducir su d¨¦ficit desde el 5,1% del PIB en 2011 hasta el 3,5% este a?o, y la Seguridad Social deber¨¢ cerrar el a?o en equilibrio tras haber registrado un ligero d¨¦ficit en 2011. Seg¨²n el documento presentado el 30 de marzo, a la reducci¨®n prevista del d¨¦ficit del Estado del 1,6% del PIB hay que a?adir los gastos ya comprometidos, que suman un 0,9% del PIB, por lo que ser¨¢ necesario obtener 2,5 puntos de PIB de reducci¨®n del d¨¦ficit. Esto se conseguir¨¢ por un aumento de los impuestos del 0,8% del PIB y un ajuste de gastos del 1,7%, cuyo eje esencial ser¨¢ el recorte de casi el 17% de los presupuestos de los Ministerios. Pero la Administraci¨®n central y la Seguridad Social son solo una parte del conjunto: faltan las comunidades aut¨®nomas y los Ayuntamientos. Para las primeras se prev¨¦ una reducci¨®n de su d¨¦ficit de 1,4 puntos de PIB, desde el 2,9% de 2011 hasta el 1,5% previsto para este a?o. Por lo que se refiere a los Ayuntamientos, el ajuste ser¨¢ de una sola d¨¦cima, hasta el 0,3%.
La primera pregunta que cabe hacerse es la de si el ajuste propuesto ser¨¢ suficiente para cumplir con el compromiso de rebajar el d¨¦ficit del conjunto de las Administraciones p¨²blicas hasta el 5,3% acordado con Bruselas. Con las cifras anunciadas no es posible contestar por dos motivos esenciales: el primero, porque no conocemos los presupuestos de las comunidades aut¨®nomas; lo que se conoce son las transferencias que el Estado realizar¨¢ tomando como base los ingresos presupuestarios, pero nada se puede decir de los gastos. La mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas han anunciado su voluntad de reducir sus d¨¦ficits en l¨ªnea con los compromisos adquiridos con Bruselas, pero alg¨²n dirigente ha anunciado su desacuerdo. En realidad, quienes deseen superar los l¨ªmites establecidos tendr¨¢n que financiarse por su cuenta, pero esta posibilidad es muy reducida si no disponen del aval del Estado, dada la baj¨ªsima calificaci¨®n de las deudas auton¨®micas.
No conocemos los ajustes regionales,? punto fundamental para saber si se cumplir¨¢ el d¨¦ficit p¨²blico en 2012
La segunda cuesti¨®n tiene que ver con la evoluci¨®n de la econom¨ªa en 2012. La restricci¨®n presupuestaria agravar¨¢ la recesi¨®n, lo que a su vez influir¨¢ en los ingresos (menos impuestos) y en los gastos (mayor desempleo). Cabe preguntarse si cuando el Gobierno habl¨® hace unas semanas del 1,7% de ca¨ªda del PIB para este a?o ten¨ªa ya en cuenta los futuros recortes, ya que, en caso contrario, la ca¨ªda del PIB podr¨ªa ser mayor que la anunciada. No es una cuesti¨®n menor y, por tanto, requiere alguna aclaraci¨®n. Mientras llegan las explicaciones, hay que reconocer que el ajuste previsto trata de preservar lo m¨¢s posible el consumo para que la actividad no decrezca con exceso. La intenci¨®n es buena, pero algunas de las medidas propuestas son discutibles.
Lo que de momento sabemos es que el impacto del ajuste sobre la renta disponible de las familias ser¨¢ de la suficiente envergadura como para hacerla retroceder este a?o. Lo que suceda, entonces, depender¨¢ del comportamiento de ahorro de las familias. Sobre este punto hay opiniones diversas: hay quienes piensan que las familias mantendr¨¢n su tasa de ahorro, pero hay tambi¨¦n quienes estiman que las familias no tendr¨¢n m¨¢s remedio que reducirla para mantener un nivel aceptable de consumo. Se trata de una cuesti¨®n esencial, ya que el desendeudamiento de los agentes econ¨®micos, p¨²blicos y privados, es la ¨²nica v¨ªa para restablecer la confianza en la econom¨ªa a medio y largo plazo.
El siguiente problema en la perspectiva del crecimiento (y del empleo) es la evoluci¨®n previsible del sector exterior, por lo que es preciso interrogarse sobre el d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente, que es el principal indicador para saber si avanzamos o no por el camino del desendeudamiento. Se trata de un asunto que no parece interesar a nadie, pero que es la clave del futuro desarrollo de nuestra econom¨ªa. El d¨¦ficit exterior podr¨ªa situarse este a?o por debajo del 3% del PIB (venimos del 10% en 2007), lo que ser¨ªa pr¨¢cticamente neutro en t¨¦rminos de desendeudamiento dado que, entre otras cosas, a¨²n recibimos transferencias de capital de la Uni¨®n Europea. En este terreno hay buenas y malas noticias. Las buenas se basan en que este a?o alcanzaremos el equilibrio, e incluso un excedente, en la balanza de bienes y servicios. Conviene recordar que el d¨¦ficit de este apartado super¨® los 68.000 millones de euros en 2007. El esfuerzo ha sido, y es, considerable por parte de los exportadores. El d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente procede de los intereses que debemos abonar por nuestro endeudamiento: de ah¨ª la necesidad de reducirlo cuanto antes.
El d¨¦ficit exterior caer¨¢? por debajo del 3% del PIB, tras el 10% en 2007
Otra buena noticia es que el a?o pr¨®ximo es posible que nos quedemos cerca del equilibrio de la balanza por cuenta corriente, y ello en un contexto de suave recuperaci¨®n de la actividad econ¨®mica. Este punto requiere alguna explicaci¨®n: en 2013 asistiremos, de nuevo, a una ca¨ªda del PIB en media anual. Se trata de algo pr¨¢cticamente inevitable dado el arrastre de la ca¨ªda de este a?o. Pero en t¨¦rminos de deslizamiento el crecimiento ser¨¢ probablemente positivo, aunque muy d¨¦bil, desde comienzos del a?o. Ser¨¢ en ese momento cuando podremos juzgar la eficacia de la reforma laboral, pues el efecto final de la misma, seg¨²n la mayor¨ªa de los observadores, ser¨¢ el de reducir el dintel a partir del cual comenzar¨¢ a crearse empleo.
La mala noticia es que la evoluci¨®n favorable de la cuenta corriente se debe en parte a la ca¨ªda de las importaciones, asociada a la debilidad de la demanda interna, lo que plantea, de nuevo, la cuesti¨®n esencial de si seremos capaces, a la vez, de crecer, crear empleo y desendeudarnos.
Nadie duda de la dificultad de los tiempos que vivimos, pero es posible albergar alguna esperanza. Los Presupuestos van en la buena direcci¨®n, y, por el momento, el Gobierno parece decidido a seguir adelante con las reformas que Espa?a necesita. Adem¨¢s de esto, necesitaremos un poco de suerte con la evoluci¨®n de nuestro entorno. Veremos si, como dec¨ªa hace muchos a?os un gran economista espa?ol, la Providencia est¨¢ al quite.
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