El Gobierno facilita el fraude con la amnist¨ªa fiscal al dinero en met¨¢lico
La orden que concreta la medida de gracia permite lavar el dinero en met¨¢lico Bastar¨¢ que el defraudador diga que lo ten¨ªa en 2010 y que lo ingrese en una cuenta Los expertos consideran que eso abre la puerta a que se cometa m¨¢s fraude Los defraudadores podr¨¢n regularizar su situaci¨®n por Internet
El Gobierno dar¨¢ todas las facilidades a los defraudadores en su amnist¨ªa fiscal. Adem¨¢s de permitirles regularizar su situaci¨®n desde casa y por Internet, y garantizarles que no tendr¨¢n que pagar intereses, recargos ni multas, Hacienda ha abierto definitivamente la puerta a que se acoja a la amnist¨ªa fiscal el dinero en met¨¢lico. El problema con el efectivo es que no se puede demostrar que proceda de un fraude antiguo y si se permite lavarlo, se abre la puerta a que se cometa nuevo fraude. Pero el Gobierno ha decidido fiarse plenamente de la palabra de los defraudadores: "Trat¨¢ndose de dinero en efectivo ser¨¢ suficiente la manifestaci¨®n, a trav¨¦s del modelo de declaraci¨®n, de ser titular del mismo con anterioridad a 31 de diciembre de 2010", seg¨²n se recoge en la orden que publica hoy el BOE. Adem¨¢s de eso, solo har¨¢ falta ingresarlo en una sucursal bancaria. El dinero quedar¨¢ limpio con una tributaci¨®n del 10%.
Entre las prioridades de Hacienda en la lucha contra el fraude de los ¨²ltimos a?os ha estado seguir la pista a los billetes de 500 euros. Esa v¨ªa de investigaci¨®n condujo a la apertura de actuaciones contra m¨¢s de 2.500 personas para averiguar por qu¨¦ movilizaron al menos 1.000 billetes de 500 euros en efectivo en lugar de recurrir a una transferencia o un cheque. El retrato tipo del defraudador con billetes de 500 era el de un hombre de negocios vinculado al sector del ladrillo, principalmente en Levante, Madrid y Barcelona. Adem¨¢s de los resultados concretos del dinero detectado, Hacienda consideraba muy importante el efecto disuasorio de esa lucha contra el dinero negro en efectivo. Ahora puede ocurrir todo lo contrario.
La amnist¨ªa fiscal, aprobada por decreto ley, establec¨ªa que los defraudadores "podr¨¢n presentar la declaraci¨®n prevista en esta disposici¨®n con el objeto de regularizar su situaci¨®n tributaria, siempre que hubieran sido titulares de tales bienes o derechos con anterioridad a la finalizaci¨®n del ¨²ltimo per¨ªodo impositivo cuyo plazo de declaraci¨®n hubiera finalizado antes de la entrada en vigor de esta disposici¨®n". Es decir, en teor¨ªa, la amnist¨ªa fiscal est¨¢ hecha para el fraude anterior al 31 de diciembre de 2010, ya que la campa?a impositiva de renta y sociedades de 2011 todav¨ªa estaba abierta en el momento de dictarse el decreto.
El motivo era evidente: si se permit¨ªa acogerse a la amnist¨ªa a los impuestos a pagar por las declaraciones de 2011 y por los ingresos de 2012, se incentivaba que los declarantes defraudasen, porque les saldr¨ªa m¨¢s barato pagar el 10% que exige la regularizaci¨®n, frente a los tipos del 30% en Sociedades y de hasta el 52% en el impuesto sobre la renta.
Pero justo eso es lo que ocurre con el dinero en efectivo generado este a?o o en 2011. El Gobierno se fiar¨¢ de que los defraudadores digan que ha sido conseguido antes del 31 de diciembre de 2010. As¨ª, les bastar¨¢ ingresarlo en una cuenta corriente y ya estar¨¢ limpio. Los expertos creen que eso abre las puertas al nuevo fraude, y no tanto a regularizar el cometido antes.
Alguien que venda un piso ahora puede cobrar buena parte en negro, evitar pagar el IRPF por la plusval¨ªa, acto seguido ingresar el dinero en el banco y beneficiarse de la amnist¨ªa fiscal diciendo que en realidad ten¨ªa ese dinero desde 2010. Una empresa (un restaurante, una cl¨ªnica dental, una tienda al por menor...) puede cobrar en met¨¢lico (incluso facturando sin IVA) y regularizar despu¨¦s el dinero sin tributar por el impuesto de sociedades: bastar¨¢ con decir que ten¨ªa el dinero hace a?o y medio y luego ingresarlo en una cuenta. Los aut¨®nomos cuyos ingresos no est¨¦n sujetos a control directo del fisco podr¨¢n minimizar su declaraci¨®n para pagar menos y luego tributar al 10% de la amnist¨ªa fiscal. O, en el peor de los casos, un traficante de drogas que quiera blanquear su dinero no tendr¨¢ m¨¢s que ir a la sucursal bancaria m¨¢s cercana (aunque obviamente eso no le exima de responsabilidad por sus delitos) y decir que ten¨ªa el dinero en 2010. Las posibilidades de blanqueo inmediato para el fraude nuevo son enormes. En plena campa?a del impuesto sobre la renta, esos planes pueden suponer un duro golpe a la recaudaci¨®n.
El Gobierno intenta a la desesperada que la amnist¨ªa fiscal tenga efecto recaudatorio. Algunas firmas de inversi¨®n y despachos de abogados estaban recomendando a sus clientes regularizar el dinero negro en el exterior sin acogerse a la amnist¨ªa. Como solo estaban sin prescribir los ¨²ltimos cuatro ejercicios, en ocasiones la tributaci¨®n derivada de las rentas de esos ejercicios era menor incluso al 10% del capital total, de modo que la amnist¨ªa fiscal, pese a ser una medida enormemente pol¨¦mica, pod¨ªa convertirse adem¨¢s en un fracaso recaudatorio.
Con la apertura de la amnist¨ªa fiscal al dinero en efectivo, es m¨¢s f¨¢cil que haya personas y empresas que se acojan a ella. El problema es que a la vez que se afloran bolsas de dinero negro en met¨¢lico defraudado antes de 2010, se puede estar induciendo tambi¨¦n a que se cometa nuevo fraude. De ese modo, la recaudaci¨®n derivada de la amnist¨ªa fiscal puede llevar aparejada una ca¨ªda de la recaudaci¨®n normal, con un efecto neto negativo.
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