Los dioses deben estar locos
El autor analiza las consecuencias de la propuesta de rescate del Banco Central Europeo
En unas horas, las transcurridas entre la conclusi¨®n de la rueda de prensa que ofreci¨® el presidente del BCE al t¨¦rmino del Consejo de Gobierno y la apertura de la jornada en Europa, los mercados financieros pasaron del desplome a una s¨²bita y no menos pronunciada recuperaci¨®n, sin que mediaran mensajes adicionales a los transmitidos en esa comparecencia. El veredicto de los dioses de cuyo escrutinio depende el comportamiento de las econom¨ªas, el bienestar de sus ciudadanos, cambio su tenor al reinterpretar alguna de las informaciones relevantes emitidas por el BCE. Las cotizaciones de los activos de renta fija y de renta variable de las econom¨ªas m¨¢s amenazadas se dieron literalmente la vuelta, como si anticiparan nueva informaci¨®n de relevancia suficiente como para amparar esa r¨¢pida transici¨®n de un escenario cercano a la cat¨¢strofe a la ausencia de amenazas.
Dos cuestiones se suscitan a la hora de interpretar esa espasm¨®dica reacci¨®n. La primera nos remite a la eficiencia de los mercados. La otra, a la claridad y suficiencia de los mensajes del BCE. Ambas avalan el escepticismo con el que se contemplan dos aspectos considerados claves en esta crisis: la infalibilidad de esos dioses financieros y las habilidades de quienes son sus principales orientadores.
La decepci¨®n inicial estaba justificada: en el mejor de los casos, la ¨²ltima declaraci¨®n del presidente del BCE prolongaba la interinidad en el tratamiento de la inestabilidad financiera dominante. Una semana antes hab¨ªa pronunciado esa contundente ¡°lo que sea necesario¡± que fue interpretada como la inequ¨ªvoca disposici¨®n a enmendar la plana a unos mercados de bonos que ¡°no funcionaban correctamente¡±. Las cotizaciones de los t¨ªtulos del Tesoro espa?ol e italiano, adem¨¢s de poco consistentes con los fundamentos econ¨®micos y fiscales de ambas econom¨ªas (el FMI dixit), constituyen una seria perturbaci¨®n a la transmisi¨®n de las decisiones de pol¨ªtica monetaria. Son expresivos de serias amenazas de fragmentaci¨®n en el seno del ¨¢rea monetaria, de un cuestionamiento sobre la irreversibilidad de la propia moneda ¨²nica. Aunque tard¨ªo, era acertado ese reconocimiento de Dragui. Adem¨¢s de encarecer las subastas en el mercado primario de t¨ªtulos p¨²blicos, esos niveles de tipos de inter¨¦s inhiben las decisiones de inversi¨®n de las empresas y la necesaria recuperaci¨®n. En contraste con el anuncio del BCE, hace un a?o, de compra de bonos de esas dos econom¨ªas, ahora sus Gobiernos exhiben un amplio y severo repertorio de ajustes santificados hace apenas unos d¨ªas por el propio FMI. Si los mercados financieros est¨¢n enloquecidos o amparan sus deprimentes precios en presunciones infundadas, nada m¨¢s oportuno que la actuaci¨®n de las autoridades.
Y as¨ª lo asimilaron los operadores financieros: los vendedores se replegaron alejando las tasas de inter¨¦s de los bonos espa?oles e italianos de esos niveles pr¨®ximos a los umbrales de intervenci¨®n formal. La expectativa creada era de una reacci¨®n contundente en la reuni¨®n del Consejo de Gobierno del BCE del pasado jueves. En su lugar, solo hubo una repetici¨®n de aquellas intenciones, con algo m¨¢s de concreci¨®n, pero distante en todo caso de una acci¨®n inmediata. Los dioses reaccionaron con furia: volvieron a las andadas vendedoras de activos espa?oles e italianos, infligiendo un castigo particular a los valores bancarios. Una lectura m¨¢s detenida de algunos de esos mensajes, fundamentalmente la disposici¨®n a intervenir en los tramos cortos de la curva y la admisi¨®n de la no prelaci¨®n como acreedor frente al resto de los inversores, han sido procesadas favorablemente, ayudando a explicar el espasmo alcista de la jornada del viernes. Cuestionable eficiencia la de estos mercados: limitada capacidad para reflejar de forma inmediata en la formaci¨®n de precios toda la informaci¨®n relevante. Razones adicionales, en definitiva, para convenir en que a los mercados financieros no se les puede dejar solos.
Esto nos remite a la segunda de las cuestiones antes suscitadas: la cuestionable actuaci¨®n de la principal instituci¨®n econ¨®mica europea, sin duda la m¨¢s dirimente en los momentos actuales. No solo a su ret¨®rica, a una pol¨ªtica de comunicaci¨®n de efectos como los observados, sino al procedimiento arbitrado para su intervenci¨®n: a su credibilidad, en definitiva. Esa instituci¨®n mejor que nadie conoce los costes de la inacci¨®n, de la prolongaci¨®n de la pesadilla europea. Demorar la concreci¨®n de los necesarios apoyos no est¨¢ en modo alguno justificado y ser¨ªa de todo punto compatible con las nuevas exigencias de actuaci¨®n de los fondos de rescate. Sus actuaciones, sobre el precio del dinero y sobre las cantidades a inyectar, han de ser tan contundentes como las amenazas ya expl¨ªcitas a la viabilidad de zona monetaria que legitima a esa instituci¨®n.
Ahora corresponde a los Gobiernos m¨¢s afectados, desde luego al espa?ol, acelerar la tramitaci¨®n de esas peticiones de asistencia, con el fin de reducir la prolongaci¨®n de esta precaria interinidad en la que sigue inmersa la gesti¨®n de la m¨¢s severa crisis que ha sufrido la UE desde su creaci¨®n y la econom¨ªa espa?ola desde la restauraci¨®n de la democracia. Muy probablemente se nos exigir¨¢ una condicionalidad (¡°estricta y efectiva¡±, recordaba el presidente del BCE) adicional a la asociada a la l¨ªnea de cr¨¦dito para la recapitalizaci¨®n del sistema bancario. La capacidad de maniobra del Gobierno no es grande. Por ello, deber¨ªa mostrar tambi¨¦n una m¨¢s activa disposici¨®n a recabar los m¨¢ximos apoyos pol¨ªticos para lo que va a ser una larga transici¨®n hasta la recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico. La condici¨®n necesaria para ello no es otra que el fortalecimiento de la muy erosionada confianza, de los inversores internacionales, pero muy especialmente de las familias y empresas espa?olas.
Emilio Ontiveros es presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.