La ultima batalla del ¡®Buba¡¯
¡°No todos los alemanes creen en Dios, pero todos creen en el Bundesbank¡±, dijo Jacques Delors cuando era el presidente de la Comisi¨®n Europea
Cuando Karl Blessing, un banquero con una experiencia de 30 a?os en las vicisitudes monetarias de Alemania, empu?¨®, en una ma?ana fr¨ªa y gris de noviembre de 1967, un martillo para enterrar de forma simb¨®lica la primera piedra de la nueva sede del banco central alem¨¢n en Francfort, pronunci¨® tres frases que marcaron para siempre el futuro de la instituci¨®n.
El entonces presidente del Bundesbank golpe¨® tres veces sobre la primera piedra y despu¨¦s de cada golpe grit¨® con fuerza: ¡°?Mantente firme! ?Trae fortuna y beneficio al pueblo alem¨¢n! ?Que sean benditos todos los que entren y salgan de aqu¨ª!¡±. Los deseos de Blessing, quien hab¨ªa advertido en un discurso previo que el principal mandamiento del banco era evitar que el Estado volviera a hacer un mal uso de las prensas monetarias, no tard¨® en convertirse en una religi¨®n que convirti¨® a la instituci¨®n en una simb¨®lica catedral de la estabilidad monetaria.
¡°No todos los alemanes creen en Dios, pero todos creen en el Bundesbank¡±, dijo Jacques Delors cuando era el presidente de la Comisi¨®n Europea. Estaba convencido de que la instituci¨®n logr¨® llevar fortuna y beneficios al pueblo alem¨¢n y que su presidente de turno gozaba de una fama y un respeto casi divinos gracias a la lucha incansable que se llev¨® a cabo hasta 1999 para defender la estabilidad de la moneda germana y combatir la inflaci¨®n.
Poder pol¨ªtico
Todo cambi¨® cuando el Bundesbank releg¨® su poder en el nuevo Banco Central Europeo (BCE). Aunque el Buba, como se le conoce en la jerga financiera europea, a¨²n se mantiene alerta a los desaf¨ªos que reinan en el mundo financiero, su breve historia se?ala que en el pasado, el banco tuvo que inclinarse ante el poder pol¨ªtico, cuando las razones de Estado eran m¨¢s poderosas que la sabidur¨ªa financiera. As¨ª sucedi¨® con la Uni¨®n Monetaria que export¨® el marco germano a la moribunda Alemania comunista en julio de 1990. Por razones pol¨ªticas, el excanciller Helmut Kohl desoy¨® el consejo del Bundesbank, que opinaba que un cambio de uno a uno provocar¨ªa una cat¨¢strofe en la econom¨ªa de la antigua RDA y pondr¨ªa en aprietos a la RFA. La Uni¨®n Monetaria se llev¨® a cabo, la econom¨ªa comunista se derrumb¨® y el pa¨ªs, ahora unificado, sigue pagando el precio de la decisi¨®n de Kohl. Un a?o despu¨¦s, renunci¨® el presidente del Banco, Karl Otto P?hl.
Los errores cometidos en el pasado no deben repetirse, se?ala un proverbio germano que tiene su origen en el pecado que cometi¨® la sociedad cuando llev¨® a Hitler al poder. Por eso, quiz¨¢s, el actual presidente del Bundesbank, el joven economista de 44 a?os Jens Weidmann, inici¨® una cruzada destinada a impedir que el Bundesbank sea c¨®mplice del nuevo pecado que ¨¦l considera que est¨¢ a punto de cometer el BCE, si anuncia el 6 de septiembre su decisi¨®n de comprar bonos de deuda de Espa?a e Italia.
Seg¨²n el banquero alem¨¢n, que ya fue bautizado por el Bild como el ¡°escudo del contribuyente alem¨¢n¡±, la reanudaci¨®n de compra de bonos soberanos supone una financiaci¨®n monetaria a los Gobiernos, una medida que viola terminantemente el Tratado de Maastricht y los estatutos del propio BCE y que, adem¨¢s, puede provocar una ola inflacionista en la zona euro, una posibilidad que causa pavor entre el electorado alem¨¢n.
Deliberaciones
La batalla que libra Weidmann contra el presidente del BCE, Mario Draghi, no es nueva y ya le ha costado la carrera a dos economistas: Axel Weber, expresidente del Bundesbank y el m¨¢s seguro sucesor de Jean Claude Trichet, y J¨¹rgen Stark, el economista jefe del BCE. Los dos renunciaron a sus cargos. Weber y Stark se opusieron p¨²blicamente a la decisi¨®n de Trichet de comprar deuda soberana de Grecia, una decisi¨®n que constern¨® en su tiempo al BCE, ya que fue la primera vez que dos altos cargos de la instituci¨®n se atrevieron a violar un mandamiento sagrado del banco, que se?ala que las deliberaciones en el Consejo de Gobierno jam¨¢s deben salir a la luz.
Weidmann, un alumno aventajado de Axel Weber, se convirti¨® en las ¨²ltimas semanas en el m¨¢s feroz cr¨ªtico de Draghi, una posici¨®n que est¨¢ provocando una peligrosa p¨¦rdida de confianza en el BCE. Nunca antes el miembro m¨¢s poderoso del Consejo de Gobierno del BCE se hab¨ªa enfrentado al presidente.
Weidmann utiliz¨® la semana pasada las p¨¢ginas de Der Spiegel para atacar a Draghi y decirle al pa¨ªs que la posibilidad que estudia el BCE de comprar deuda soberana de pa¨ªses con dificultades pod¨ªa volverse ¡°adictiva como una droga¡±.
Seg¨²n el Bild, el banquero discuti¨® con sus colegas del BCE ese paso y el Gobierno alem¨¢n tuvo que interceder para que siguiera en el cargo y evitar una nueva crisis.
En medio del fragor de la batalla, la prensa record¨® un ¡°pecado de juventud¡± cometido por el Bundesbank en 1975. El entonces presidente Karl Klasen cedi¨® a las presiones de su amigo el excanciller Helmut Schmidt y destin¨® 7.600 millones de marcos para comprar deuda soberana alemana y de esa forma reducir los intereses.
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