Tambi¨¦n hay buenas noticias
Las exportaciones de mercanc¨ªas han pasado de representar alrededor de un 18% de nuestro PIB en la pasada d¨¦cada a un 22%
Inmersos, como estamos, en una profunda recesi¨®n econ¨®mica con un constante goteo de malas noticias que, a veces, se transforma en alud, merece la pena recordar que tambi¨¦n hay sectores de nuestra econom¨ªa, y no peque?os, que van bien y a los que conviene cuidar. Me refiero a las exportaciones.
Las cifras de estos ¨²ltimos a?os son espectaculares. Las exportaciones de mercanc¨ªas han pasado de representar alrededor de un 18% de nuestro PIB en la pasada d¨¦cada a un 22% en la primera mitad de este a?o. Los servicios, por su parte, han aumentado un punto del 8% al 9% actual. En conjunto, el sector exterior ha ganado, en los ¨²ltimos a?os, unos cinco puntos de participaci¨®n en el PIB. La econom¨ªa espa?ola parece adentrarse por el camino de la reconversi¨®n del ladrillo hacia la exportaci¨®n.
Si se mantuviera esta tendencia, podr¨ªamos decir que avanzamos hacia el crecimiento sostenible de la econom¨ªa. Es interesante comparar nuestra situaci¨®n con la de Francia e Italia: en estos dos pa¨ªses las exportaciones de mercanc¨ªas representaban en 2010 un 23% de su PIB, lo que significa que estamos ya muy cerca en lo que se refiere a las exportaciones de mercanc¨ªas. Ahora bien, como exportamos m¨¢s servicios que ellos ya hemos conseguido, en conjunto, superarlos. No es de extra?ar por ello que la OCDE vaticine para este a?o un excedente de la balanza de mercanc¨ªas y servicios para Espa?a de 23.357 millones de euros, frente a un d¨¦ficit de 17.128 millones para Italia y otro de 59.172 millones para Francia. Es un cambio radical si pensamos que en 2008 el d¨¦ficit de la balanza de bienes y servicios fue de 60.000 millones de euros, aunque la ca¨ªda de las importaciones haya contribuido, y mucho, a este resultado.
Los resultados actuales se han obtenido en parte por el impacto de la propia crisis que reduce las importaciones y empuja a las empresas a exportar
Cabe preguntarse si la comparaci¨®n con Francia e Italia es adecuada. Hay un ingrediente en la apertura de los pa¨ªses: cuanto m¨¢s grandes, menos abiertos. El promedio de las importaciones y exportaciones de bienes y servicios, que es una buena medida de la apertura al comercio internacional de un pa¨ªs, va del sorprendente y excepcional 160% del PIB de Luxemburgo al 13% de Estados Unidos, pasando por el 80% de B¨¦lgica o el 28% de Italia. Dado que nuestra econom¨ªa es de menor talla que la italiana o la francesa, nos toca ahora consolidar lo que ya hemos conseguido.
Los resultados actuales se han obtenido en parte por el impacto de la propia crisis que reduce las importaciones y empuja a las empresas a exportar porque no encuentran mercados en el interior de nuestro pa¨ªs. Es cierto que tenemos planteado un problema de sostenibilidad, pero no es menos cierto que la nueva estructura es mucho m¨¢s s¨®lida que la anterior de la burbuja. La principal cuesti¨®n que ahora se plantea consiste en saber si seremos capaces de mantener, o incluso de aumentar, el peso de las exportaciones en un escenario de crecimiento de la demanda interna.
Una raz¨®n de peso para tener una cierta confianza en que podemos lograrlo se encuentra en lo sucedido durante los a?os de la burbuja en los que, a pesar de la intensa presi¨®n de la demanda interna, las exportaciones de mercanc¨ªas y servicios consiguieron mantener su cuota en el comercio mundial, al contrario de lo sucedido en los pa¨ªses vecinos. Pero este argumento general no puede bastar por s¨ª solo.
Entre los a?os 1999 y 2008, Espa?a logr¨® mantener el porcentaje de bienes de alta tecnolog¨ªa exportados, al contrario de lo sucedido en los principales pa¨ªses europeos
En un interesante estudio realizado a petici¨®n del anterior presidente del Gobierno titulado Informe econ¨®mico del presidente del Gobierno, 2010, en el que, aparentemente, se pretend¨ªa emular el informe que anualmente publica el presidente de Estados Unidos, figura un apartado relativo a las exportaciones en el que se exponen datos relativamente optimistas sobre el contenido tecnol¨®gico de las mismas. Entre los a?os 1999 y 2008, Espa?a logr¨® mantener el porcentaje de bienes de alta tecnolog¨ªa exportados, al contrario de lo sucedido en los principales pa¨ªses europeos, si bien nuestra cuota, un 10,2%, era bastante menor que la del promedio de esos pa¨ªses, un 19,2%. El porcentaje de bienes de baja tecnolog¨ªa que exportamos en 2008 era un poco m¨¢s alto que la de aquellos pa¨ªses, un 21,6% frente a un 18,1%. La participaci¨®n del resto, es decir, de los bienes de tecnolog¨ªa media-alta y media-baja era m¨¢s o menos la misma. Es razonable concluir que aunque nos quede mucho camino por recorrer, el punto de partida no es tan desfavorable como el que a veces se piensa.
Desde esta perspectiva, algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno en los ¨²ltimos meses est¨¢n bien orientadas. Es necesario flexibilizar los mercados y todo lo que vaya en esa direcci¨®n ser¨¢ bueno para el futuro de la econom¨ªa. Pero hay algunos aspectos discutibles en lo que se ha hecho como, por ejemplo, recortar los gastos en investigaci¨®n que constituyen un elemento esencial a la hora de incorporar tecnolog¨ªa a nuestros productos para hacerlos m¨¢s competitivos. Y hay otras medidas que no se han tomado como, por ejemplo, reducir las trabas administrativas a los empresarios, exporten o no, mediante algo tan simple como la generalizaci¨®n del silencio administrativo positivo, o la reducci¨®n del amplio desfase existente entre la producci¨®n cient¨ªfica espa?ola y el registro de patentes, o los incentivos a la fusi¨®n de empresas como m¨¦todo para incrementar su tama?o. Existe una correlaci¨®n positiva entre el tama?o de las empresas y sus exportaciones. Hay tambi¨¦n otras medidas, algunas sin coste o con un coste muy reducido, que podr¨ªan ayudar a mantener y desarrollar el comercio exterior sin caer en el proteccionismo.
El aumento de las exportaciones es lo ¨²nico que nos permitir¨¢ reducir, al ritmo que sea posible, el fuerte endeudamiento neto de nuestro pa¨ªs
El aumento de las exportaciones es lo ¨²nico que nos permitir¨¢ reducir, al ritmo que sea posible, el fuerte endeudamiento neto de nuestro pa¨ªs. Debemos m¨¢s del 90% del PIB como resultado, esencialmente, de la acumulaci¨®n de fuertes d¨¦ficits en la balanza por cuenta corriente a lo largo de la pasada d¨¦cada y ahora, para devolver el ahorro prestado, tendremos que registrar excedentes. Por el momento estamos en el buen camino, a pesar de que el excedente en bienes y servicios que alcanzaremos este a?o no llegar¨¢ a compensar el d¨¦ficit de la balanza de rentas, consecuencia de nuestro fuerte endeudamiento exterior. Las empresas est¨¢n realizando un esfuerzo notable en los mercados internacionales. Es de esperar que ese esfuerzo se mantenga, pues es una condici¨®n indispensable para conseguir un crecimiento equilibrado que permita la creaci¨®n de empleo.
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