Surge (por fin) la migraci¨®n interior
Los espa?oles rompen un inmovilismo hist¨®rico y buscan empleo en otras zonas del pa¨ªs
Para lo bueno, para lo malo y para lo incierto, Espa?a no deja de sorprender. Cuando todos est¨¢bamos mirando hacia fuera, a la salida al exterior, a la Arcadia alemana o de Europa del norte, las estad¨ªsticas van y nos zarandean cont¨¢ndonos que los espa?oles tambi¨¦n est¨¢n movi¨¦ndose, a la b¨²squeda de empleo, entre las diversas comunidades del Estado, y lo hacen con una intensidad que no se ve¨ªa en tiempo. Es un movimiento incipiente, pero que revela, apunta Sara Bali?a, economista de Analistas Financieros Internacionales (AFI), que detr¨¢s habita un potente mar de fondo demogr¨¢fico. Entre otras razones porque rompe con esa imagen ¡ªpor cierto, real¡ª de que los espa?oles son muy reacios a desplazarse de sus lugares de origen para encontrar un trabajo.
Sin embargo, este flujo no es un ejercicio de suma cero, pues deja ganadores y vencidos. Hay comunidades aut¨®nomas que empiezan a sufrir una fuerte p¨¦rdida de masa laboral, y esto es el comienzo de un problema grave. Pues la econom¨ªa ense?a que los pa¨ªses que pierden poblaci¨®n pierden crecimiento.
Entre enero y septiembre de este a?o ¡ªacorde con datos estimados del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) y a su vez citados por AFI, y que recogen a personas dentro y fuera de la edad laboral¡ª Castilla-La Mancha perdi¨® 8.334 personas y Castilla y Le¨®n se dej¨® 7.435. Son las dos comunidades aut¨®nomas que pierden mayor fuerza de trabajo. Aunque quiz¨¢ lo que m¨¢s sorprenda sea que Catalu?a, una regi¨®n hist¨®ricamente receptora, haya sentido como 3.512 personas dejaban esas tierras. ¡°El empleo est¨¢ sufriendo all¨ª como no ve¨ªamos desde hace a?os¡±, reflexiona Sara Bali?a. Y que nadie lo achaque a la propuesta de secesi¨®n: el problema procede de tiempo atr¨¢s y afecta a la estructura econ¨®mica catalana, no a su identidad pol¨ªtica. Otra regi¨®n que sufre es Andaluc¨ªa, que tiene que anotarse la marcha de 5.876 personas. Esta comunidad contin¨²a as¨ª una historia de partidas con la que se encuentra tristemente familiarizada.
Desde luego, todos estos incipientes movimientos migratorios tienen mucha l¨®gica, ya que siempre parece m¨¢s sencillo buscar empleo dentro de casa que fuera, se llame Alemania o Brasil. Por eso Madrid, una comunidad tractora, gana 13.650 personas, mientras que Baleares se beneficia (5.548) del empuje de una industria tur¨ªstica que, aunque estacional, sigue soportando a la econom¨ªa espa?ola.
Y los extranjeros siguen llegando
No conviene que perder de vista la importancia de los flujos migratorios exteriores, que condicionan sobremanera la econom¨ªa y la cohesi¨®n social. Cuando Carlos Mart¨ªn, de CC OO, advierte de que ¡°el Gobierno no los est¨¢ ordenando, aunque hacerlo es factible¡±, hay que analizar a qu¨¦ se refiere. Seg¨²n datos del INE, entre 2009 y septiembre de este a?o salieron de Espa?a 1.574.000 extranjeros, pero llegaron 1.548.000, lo que da un saldo negativo de 26.000 personas. Este fuerte volumen de entradas ha impedido que se aliviara la presi¨®n sobre ¡°uno de los colectivos m¨¢s vulnerables¡±, dice Mart¨ªn: el de los inmigrantes que compiten por un mercado de trabajo que encoge. A su vez, en ese periodo de tiempo, se marcharon de nuestro pa¨ªs 189.000 espa?oles y regresaron 137.000, una p¨¦rdida de 52.000 personas. El problema, avisa el experto, es que ¡°no ordenar los flujos fomenta la descohesi¨®n social y el conflicto. Y como ha ocurrido en Inglaterra o Francia, este suele aflorar en la segunda generaci¨®n, que ya no ser¨¢n extranjeros, sino nacidos en Espa?a, que no comparar¨¢n su situaci¨®n con la de sus antiguos pa¨ªses de origen, sino con la de la gente a la que conoce¡±.
Al mismo tiempo, estos nuevos flujos contribuyen a desterrar algunos comportamientos que han favorecido poco la causa del empleo. ¡°La movilidad interna de los espa?oles ha sido m¨ªnima. Tanto es as¨ª que la de los emigrantes es el triple que la de los nacionales¡±, apunta Joaqu¨ªn Arango, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. Este comportamiento responde a causas culturales, pero tambi¨¦n al efecto ancla que ha tenido la adquisici¨®n de vivienda sobre nuestra sociedad. Ahora que el alquiler, a la fuerza, gana terreno, y que acceder a la compra de una casa es para muchas personas una utop¨ªa, hay menos ataduras para moverse.
Todo esto ayuda adem¨¢s a disolver ciertas actitudes. ¡°En los tiempos del boom, cuando el INEM preguntaba a un parado si estaba dispuesto a moverse fuera de su ¨¢mbito geogr¨¢fico, o de su especialidad, en la mitad de los casos se negaba¡±, recuerda Diego S¨¢nchez de Le¨®n, socio de Talento y Organizaci¨®n de Accenture. ¡°Actualmente hay que trabajar en lo que se puede; no en lo que uno quiere¡±, aconseja. ¡°Por esta raz¨®n, el comp¨¢s laboral de los espa?oles se ha abierto, y por eso es m¨¢s intensa la b¨²squeda de empleo entre regiones¡±.
Este cambio tambi¨¦n lo perciben en KPMG, una de las empresas m¨¢s activas (500 profesionales al a?o) estos d¨ªas en contrataci¨®n. ¡°Ahora los candidatos muestran una mayor flexibilidad para desplazarse lejos de su lugar de residencia, tanto en Espa?a como fuera¡±, avanza Esther Fern¨¢ndez, responsable de Selecci¨®n de la consultora.
Sin embargo, quiz¨¢ lo m¨¢s interesante sea que de este proceso ¡ªescurridizo, puesto que los datos que se manejan no aportan demasiados detalles¡ª los expertos ya atisban algunas conclusiones. Entre ellas, que esta migraci¨®n afecta, comenta Ana Vi?as, economista del Gabinete T¨¦cnico de UGT, sobre todo a hombres de entre 20 y 45 a?os relacionados con los servicios y con un nivel de cualificaci¨®n bajo (¡°al contrario de los espa?oles que buscan empleo fuera de Espa?a¡±).
Pero junto a esta din¨¢mica se est¨¢ produciendo otra novedad: ¡°el reagrupamiento familiar alrededor de los abuelos¡± y otros familiares que cuentan con ingresos estables, asevera Joaqu¨ªn Trigo, director general del Instituto de Estudios Econ¨®micos (IEE). La Encuesta de Presupuestos Familiares que se conoci¨® la semana pasada iba en esta direcci¨®n. El gasto medio por hogar en Espa?a solo ha aumentado en aquellas casas en las que el cabeza de familia tiene m¨¢s de 65 a?os.
Es evidente: Espa?a est¨¢ cambiando, la demograf¨ªa est¨¢ cambiando, e incluso los directivos, que son los ¨²ltimos en notar cualquier crisis, se ven obligados a adaptarse. ¡°El movimiento entre comunidades es una tendencia incipiente, pero real¡±, analiza Jos¨¦ Ignacio Jim¨¦nez, responsable de la firma de cazatalentos Norman Broadbent. ¡°El cambio es tremendo. Si la posici¨®n les interesa [a los directivos] la cogen con los pies y las manos, da igual la ciudad. Antes no era as¨ª¡±, enfatiza Jim¨¦nez.
Carmen Gonz¨¢lez, investigadora principal de Demograf¨ªa del Real Instituto Elcano, no ha detectado en sus estudios que este movimiento migratorio se est¨¦ produciendo. Lo que s¨ª revelan las cifras, a su juicio, es que los extranjeros tienen mucha m¨¢s movilidad interior que los espa?oles. En 2011, precisa, los for¨¢neos que cambiaron de municipio fueron 440.000, frente a 1.210.000 nacionales. Aunque mayor en n¨²mero estos ¨²ltimos, la diferencia en la proporci¨®n resulta evidente.
Sea como fuere, emigraci¨®n, inmigraci¨®n, recesi¨®n, crisis o flujos migratorios son palabras que trenzan el mapa actual del pa¨ªs. Sin embargo, no deber¨ªan distraernos la mirada de lo trascendente. ¡°La gente no lucha por la renta nacional, lucha por una vida con sentido para ellos mismos¡±, nos ense?a la fil¨®sofa americana Martha C. Nussbaum. Y esto depende m¨¢s del c¨®mo, cu¨¢ndo y, sobre todo, con qui¨¦n, y mucho menos del d¨®nde.
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