La prensa planta cara a Google
Los grupos period¨ªsticos presionan al buscador por el uso de sus contenidos

Dicen que nunca deber¨ªas enfrentarte a gente que puede hacer que corran r¨ªos de tinta, pero tus posibilidades son mayores cuando comercias con terabytes de datos. En Estados Unidos, Google y los grandes medios de comunicaci¨®n estuvieron a la gre?a durante a?os por Google News, y Google hizo su agosto, llev¨¢ndose directo al banco su argumento en favor de un Internet gratuito y abierto.
Resulta un poco contrario al sentido com¨²n, pero los peri¨®dicos importantes cre¨ªan que Google les perjudicaba al crear una p¨¢gina de v¨ªnculos ¡ªcon titulares y un resumen breve¡ª para art¨ªculos que los peri¨®dicos hab¨ªan pagado para crear. Las editoriales alegaban que lo que se supon¨ªa que era un ¨ªndice de las noticias se hab¨ªa convertido en las noticias, y que disuad¨ªa a la gente de hacer clic hasta la fuente.
Los grupos editores estadounidenses decidieron finalmente que lo peor de que Google News te agregara era que no te agregara en absoluto, pero la lucha la han reanudado ahora en otros pa¨ªses los grupos de comunicaci¨®n que sostienen que la gigantesca empresa de b¨²squedas estadounidense les vac¨ªa el bolsillo cada vez que crea v¨ªnculos para los art¨ªculos. En Brasil se ha puesto en marcha un boicot; las normativas sancionadoras est¨¢n ganando fuerza en Alemania, y corren rumores de que en Francia est¨¢ teniendo lugar una iniciativa similar.
No es esa la impresi¨®n que sacar¨ªan si hablasen con Eric Schmidt, el presidente ejecutivo de Google. Se toma en serio los desaf¨ªos a Google News ¡ªacaba de volver de Francia tras mantener conversaciones con el presidente Fran?ois Hollande¡ª, pero se mostraba optimista en una llamada de tel¨¦fono desde Chicago. ¡°Las conversaciones han ido bien, y conf¨ªo en que alcanzaremos alg¨²n tipo de acuerdo hacia finales de a?o¡±, se?alaba.
No esperen que ese acuerdo reconozca el principio de los llamados derechos de autor complementarios, que se ha introducido en Alemania y en otros pa¨ªses, y que propone que Google y otras empresas paguen por ofrecer titulares y las primeras l¨ªneas de un art¨ªculo, mientras que Google afirma que eso constituye un uso justo. En Francia y Alemania, los editores han encontrado en sus Gobiernos a unos socios dispuestos a defenderles en su intento de apretarle las tuercas a Google. Probablemente no funcionar¨¢, con independencia de qui¨¦n se encargue de apretarlas, porque aunque las palabras de Google son siempre cordiales, su postura siempre es firme. ¡°Siempre que tratas con el Gobierno, quieres dejar claro lo que vas a hacer y lo que no vas a hacer¡±, dec¨ªa Schmidt. ¡°Y no queremos pagar por un contenido que no albergamos. Somos muy claros al respecto¡±.
El movimiento de resistencia se da sobre todo fuera de EE UU
Volviendo al hemisferio sur, m¨¢s de 150 peri¨®dicos de Brasil decidieron en 2011 salirse unilateralmente de Google News, incluidos muchos de los peri¨®dicos m¨¢s importantes del pa¨ªs. El debate se abri¨® otra vez en una conferencia en Brasil el mes pasado en la que representantes de Google y de los peri¨®dicos del pa¨ªs discutieron sobre lo justo que es el ¡°uso justo¡±. Una vez m¨¢s, Schmidt no estaba excesivamente preocupado. ¡°Es una buena decisi¨®n¡±, comentaba. ¡°Los editores son libres de hacer lo que les plazca, y hay mucha competencia por las noticias en ese pa¨ªs, de modo que no nos preocupa demasiado¡±.
Existen unas cuantas razones por las que Google mantiene la calma en medio de una tempestad de oposici¨®n. Seg¨²n Google, su motor de b¨²squeda redirecciona 4.000 millones de clics al mes hacia los medios de comunicaci¨®n, 1.000 millones de los cuales proceden de Google News. Eso es mucha palanca.
Las empresas period¨ªsticas de otros lugares han seguido las tribulaciones de los diarios estadounidenses con mucho inter¨¦s. La situaci¨®n en Alemania y Brasil es buena ¡ªla de los peri¨®dicos franceses no lo es tanto¡ª y siguen controlando sus clientes y sus modelos de negocio. Y les gustar¨ªa que siguiese siendo as¨ª.
¡°Los editores alemanes est¨¢n en una posici¨®n mucho m¨¢s fuerte que sus hom¨®logos estadounidenses. Asistieron al declive de la industria editorial estadounidense, y est¨¢n tratando de consolidar sus l¨ªneas de producto mientras todav¨ªa pueden¡±, explica Wolfgang Blau, el editor jefe de Zeit Online en Alemania, y a?ade que las empresas de prensa tradicionales preferir¨ªan cambiar de tema antes que de modelo de negocio. ¡°En realidad es una batalla perdida, pero por ahora, Google es un objetivo f¨¢cil¡±.
Google juega la baza de millones de internautas
En un correo electr¨®nico, Mathias D?pfner, el consejero delegado de Axel Springer, la casa editorial de algunos de los peri¨®dicos m¨¢s importantes de Alemania, afirmaba que las compa?¨ªas de prensa de todo el mundo ten¨ªan que protegerse para prosperar.
¡°Fomentamos la agregaci¨®n en donde podemos¡±, escrib¨ªa. ¡°Pero no podemos aceptar la agregaci¨®n comercial de nuestro contenido de forma gratuita¡±, indicaba. Y puntualizaba: ¡°Incluso los extractos de historias perjudican a nuestro negocio porque la gente tiende a no hacer clic hasta los sitios originales si la visi¨®n general de las noticias agregadas se vuelve demasiado completa¡±. (Europa ha tenido tradicionalmente unas protecciones de los derechos de autor muy importantes, y la norma estadounidense del uso justo es menos normal all¨ª).
Otras jurisdicciones tambi¨¦n tienen una flexibilidad que las publicaciones estadounidenses no tienen. Si todos los editores estadounidenses se uniesen para parar a Google, como en Brasil, estar¨ªan en los tribunales m¨¢s r¨¢pido de lo que ustedes podr¨ªan decir ¡°la Ley Sherman¡±. Y aunque Washington se enfrent¨® a una protesta a trav¨¦s de Internet cuando trat¨® de ayudar al sector del entretenimiento con una normativa antipirater¨ªa, los grupos period¨ªsticos alemanes y franceses mantienen una relaci¨®n mucho m¨¢s estrecha ¡ªalgunos dir¨ªan que simbi¨®tica¡ª con el Gobierno.
La oposici¨®n frente a Google es importante porque hay mucho en juego. Los sitios en ingl¨¦s como The Financial Times, The Guardian y The New York Times pueden generar un p¨²blico mundial, y quiz¨¢ acaben prosperando en una era digital. Pero las noticias ofrecidas en portugu¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n tienen un horizonte mucho m¨¢s limitado. Y como Google us¨® la flexibilidad de la Uni¨®n Europea para establecer una divisi¨®n en Irlanda, un entorno de impuestos bajos, los miles de millones gastados en anuncios en Francia y en Alemania no est¨¢n siendo gravados por esas jurisdicciones.
Schmidt llamaba a eso ¡°un tema muy diferente¡±, y dijo que Google ¡°cumpl¨ªa totalmente la letra y el esp¨ªritu de la ley. Nos est¨¢ yendo muy bien en lo que se refiere a cuota de mercado, pero eso no significa que estemos haciendo algo indebido¡±. Y a?ad¨ªa: ¡°Los peri¨®dicos tienen un problema muy real, y nos preocupa lo que les pasa. Pero tienen que rentabilizar los clics que les enviamos de una forma que les garantice el futuro¡±.
Para ser una empresa que se encuentra en medio de una guerra con muchos frentes, Google se siente confiada porque una gran parte del mundo est¨¢ de su lado. Es un pedazo muy considerable de la Red que los usuarios creen que proporcionar¨¢ un acceso sin fricciones a una gran parte de la informaci¨®n sobre el planeta.
Google, debido a su tama?o, se ha convertido en una pi?ata id¨®nea, pero lo m¨¢s seguro es que el molerla a palos no d¨¦ como resultado un fil¨®n de ingresos compartidos. A fin de cuentas, da igual lo que los grupos editores y sus aliados en el Gobierno piensen que es lo correcto.
¡°No hay forma de poder tratarlo como un producto que puedes proteger con las mismas restricciones que ten¨ªas en ecosistemas anteriores¡±, se?alaba Rosental Alves, el ex director ejecutivo de Jornal do Brasil, que ahora es catedr¨¢tico de periodismo en la Universidad de Tejas. ¡°La informaci¨®n es l¨ªquida e imparable¡±.
? New York Times Service 2012
Traducci¨®n de News Clips
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