Contradicciones bancarias
El recorte en plantillas y redes de las entidades del Grupo 1 restringir¨¢ el cr¨¦dito en un 30%
Cumpliendo fielmente con la hoja de ruta impuesta por el Memorando de Entendimiento, en la ¨²ltima semana de noviembre de 2012, se produc¨ªa la aprobaci¨®n por parte de la Comisi¨®n Europea de los planes de reestructuraci¨®n y resoluci¨®n correspondientes a las entidades participadas mayoritariamente por el FROB, tambi¨¦n conocidas como Grupo 1 , con una cifra agregada de necesidades de capital de 37.000 millones para las cuatro entidades integrantes de dicho grupo. A ello seguir¨¢, previsiblemente el pr¨®ximo d¨ªa 20 de diciembre, la aprobaci¨®n de los planes correspondientes a las entidades del Grupo 2 (necesitadas de capital, e incapaces de conseguirlo en el mercado), y, finalmente, la transferencia de activos de ambos grupos a la Sociedad de Gesti¨®n de Activos (Sareb), a la que el FROB aportar¨¢ unos 2.500 millones de recursos propios. La suma de esos tres componentes (Grupo 1, Grupo 2 y recursos propios de la Sareb aportados por el FROB) determinar¨¢n el volumen de disposiciones a realizar con cargo a los 100.000 millones de cifra m¨¢xima prevista para el programa de asistencia financiera al sistema bancario acordado en junio.
El aval europeo al proceso de estimaci¨®n de las necesidades de capital otorga credibilidad
El hecho de que la cifra final (en torno a los 42.000 millones) sea sustancialmente inferior a la inicialmente solicitada y, sobre todo, el incuestionable aval europeo a c¨®mo se ha llevado todo el proceso de estimaci¨®n, sin duda otorgan credibilidad al mismo, y as¨ª lo han interpretado los mercados, con una clara mejor¨ªa en la percepci¨®n del riesgo Espa?a.
M¨¢s all¨¢ de las cifras, y de su distribuci¨®n entre entidades, lo m¨¢s relevante de la aprobaci¨®n por parte de la Comisi¨®n Europea son, sin duda, las condiciones impuestas a las entidades que se van a beneficiar de las aportaciones de capital. Era de esperar que esas condiciones fueran especialmente duras, tratando de enviar una se?al inequ¨ªvoca a la opini¨®n p¨²blica europea de que su dinero no fluye gratuitamente, sino que lleva un componente de castigo ejemplarizante, as¨ª como de prevenci¨®n de que crisis similares no ocurran en el futuro. Y, junto con esos mensajes, tratar de evitar distorsiones en la competencia de mercado, como consecuencia del capital p¨²blico inyectado en un grupo de entidades.
Pero siendo totalmente comprensibles esos argumentos, no es menos cierto que el sistema bancario espa?ol debe cumplir su principal funci¨®n, facilitar el flujo financiero a la econom¨ªa, lo cual es especialmente dram¨¢tico en una econom¨ªa como la espa?ola, tan necesitada de financiaci¨®n, y tan sesgada hacia el sistema bancario como casi ¨²nico canal financiero, al no disponer de otros mecanismos de financiaci¨®n directa como ocurre en otros pa¨ªses.
Por ello, sorprenden algunas de las condiciones impuestas a las entidades para la aprobaci¨®n de sus planes de reestructuraci¨®n, y en las que no es dif¨ªcil encontrar ciertas contradicciones con los objetivos b¨¢sicos que dichas condicionalidades pretenden alcanzar.
Los l¨ªmites al ¨¢mbito geogr¨¢fico y al modelo de negocio podr¨ªan acabar generando problemas
La primera de ellas se refiere a las restricciones sobre el cr¨¦dito, tanto cuantitativas (que el saldo de cr¨¦ditos no supere al de dep¨®sitos en 2017) como cualitativas (abandono de la actividad de promoci¨®n inmobiliaria y de "otras actividades de riesgo"). Es cierto que los problemas del sistema bancario se originaron en el excesivo apalancamiento del cr¨¦dito respecto a los dep¨®sitos y en su excesivo sesgo hacia el sector inmobiliario. Sin embargo, en un entorno, en el que parece poco probable que los dep¨®sitos vayan a crecer durante los pr¨®ximos a?os, todo el ajuste tendr¨¢ que producirse mediante reducci¨®n de la masa crediticia. Seg¨²n nuestras estimaciones, una restricci¨®n del calibre de la impuesta va a suponer un recorte del cr¨¦dito superior al 30% en las tres entidades del Grupo 1 (excluido el Banco de Valencia), escenario dif¨ªcilmente compatible con el despertar del flujo crediticio para actividades productivas que nuestro pa¨ªs necesita. Bien es cierto que podr¨ªa pensarse en el efecto sustituci¨®n que realizar¨ªan otras entidades no sometidas a estas restricciones, pero si se tienen en cuenta el importante peso de las entidades Grupo 1 y la evoluci¨®n del cr¨¦dito en el conjunto del sistema durante los ¨²ltimos a?os, no parece que este efecto vaya a ser suficiente.
Por otra parte, se imponen las condiciones de centrarse en el negocio minorista -abandonando los negocios mayoristas y participaciones empresariales- y limitar el ¨¢mbito geogr¨¢fico de actuaci¨®n a los territorios naturales, en aquellas entidades (Nova Galicia y Catalunya Banc) de ¨¢mbito regional. No es ese el caso de Bankia, cuyo car¨¢cter de ¨¢mbito nacional har¨ªa poco relevante el requisito de vuelta a los or¨ªgenes . Es cierto que en dichas entidades, como en muchas otras, los problemas de riesgo de cr¨¦dito y de desequilibrio financiero se originaron en sus redes de expansi¨®n, pero la exigencia de limitar con exceso el ¨¢mbito y la tipolog¨ªa de negocio podr¨ªa generar problemas en t¨¦rminos de diversificaci¨®n de riesgos y rentabilidad a medio plazo.
En cualquier caso, la digesti¨®n del proceso va a ser larga. Mucho m¨¢s de lo que requerir¨ªa la econom¨ªa espa?ola para volver a una senda de crecimiento generador de empleo. Ante ello, es perentoria la articulaci¨®n de mecanismos alternativos de financiaci¨®n que permitan a los agentes econ¨®micos acceder a recursos con los que poder financiar su actividad y decisiones de inversi¨®n.
* ?ngel Berges y Alfonso Garc¨ªa Mora son socios de Afi y profesores de Afi-Escuela de Finanzas Aplicadas.
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