Un conciliador para el Eurogrupo
Jeroen Dijsselbloem, titular de Finanzas de Holanda y casi un desconocido en esferas internacionales, listo para presidir el club de los socios del euro
La traducci¨®n espa?ola del vocablo ingl¨¦s facilitator (coordinador) no hace justicia a la figura de Jeroen Dijsselbloem, actual ministro holand¨¦s de Finanzas y ¨²nico candidato a la presidencia del Eurogrupo, el club que re¨²ne a los titulares de Finanzas de los socios del euro. Economista especializado en pol¨ªtica agr¨ªcola y en historia socioecon¨®mica, tiene 46 a?os, es socialdem¨®crata y lleva menos de dos meses en el cargo en su pa¨ªs. Pero si nada se tuerce, hoy sustituir¨¢ al frente del Eurogrupo al luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker, que ha ejercido el cargo durante ocho a?os.
Discreto hasta rozar el anonimato, la figura de Dijsselbloem se agrand¨® durante las negociaciones para formar el actual Gobierno de centroizquierda. Liberales y socialdem¨®cratas se pusieron de acuerdo en La Haya en un tiempo r¨¦cord, en parte gracias a su buen hacer. Fue un negociador formidable y supo facilitar el intercambio de ideas sin perder su propia identidad. Dos cualidades que deben guiarle para conducir las reuniones de sus colegas de la eurozona, necesitados m¨¢s que nunca de consenso y transparencia.
Sabedor de que su apellido todav¨ªa no abre puertas en las capitales europeas, Dijsselbloem se fue de gira la pasada semana. Desde Madrid a Roma, pasando por Luxemburgo y Berl¨ªn, present¨® sus credenciales: ministro de Finanzas de Holanda, pa¨ªs que conserva intacta la triple A que otorgan a los mejores las agencias de calificaci¨®n, partidario de la austeridad y poco amigo de los golpes de efecto. Algo que le diferencia de su predecesor en la cartera nacional de Finanzas, Jan Kees de Jager. Un pol¨ªtico solvente y r¨¢pido, este ¨²ltimo. Pero tan directo, que a veces sorprend¨ªa a sus propios colegas europeos.
Dijsselbloem es todo lo contrario. Pausado, educad¨ªsimo y con un ingl¨¦s impecable alabado hasta por sus compatriotas, acostumbrados a manejarse en cualquier lengua.
A todo ello, el candidato holand¨¦s, listo para desvelar ¡°su visi¨®n de los problemas que afectan a la zona euro¡±, a?ade el visto bueno de Alemania. Porque el Gobierno germano, neutral hasta que el nombramiento sea un hecho, est¨¢ satisfecho con el ministro holand¨¦s. A Berl¨ªn le gusta el esp¨ªritu contenido de Dijsselbloem. Dada su futura tarea, asume que ser¨¢ sin¨®nimo de austeridad. Teniendo en cuenta que en el seno del Eurogrupo se han sancionado los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal, as¨ª como el plan bancario espa?ol, mucha mesura, sobriedad y gran capacidad de maniobra es lo que espera del nuevo presidente.
?Estar¨¢ a la altura de las expectativas? ?Ser¨¢ capaz de defender los intereses de Holanda sin perder la perspectiva de conjunto? De momento, ya ha dicho que llevar¨¢ a las citas del Eurogrupo a su secretario de Estado. Mientras uno preside, el otro representar¨¢ a la patria. Un arreglo en apariencia elemental pensado para despejar los temores de algunos analistas, que le ven como la figura anodina nombrada para evitar divismos en pro del consenso. Lo que tal vez ignoran es que Dijsselbloem ha ejercido 12 a?os como parlamentario sin quemarse, que es un corredor de fondo y que casi ha llegado a la meta.
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