El azote espa?ol de Microsoft
Cecilio Madero, director adjunto de la Comisi¨®n, lleva 14 a?os persiguiendo al gigante inform¨¢tico El funcionario investiga ahora a Google y a la banca
Parece que el primer economista que us¨® la expresi¨®n ¡°fracaso del mercado¡± fue Francis Bator, profesor de Harvard y exasesor presidencial de Estados Unidos. Bator escribi¨® un par de influyentes art¨ªculos a finales de los a?os cincuenta sobre los l¨ªmites de la econom¨ªa de mercado: en resumidas cuentas, ven¨ªa a decir que la famosa mano invisible se alela en ocasiones (algo de eso hemos notado ¨²ltimamente). Uno de los casos m¨¢s flagrantes en los que falla la mano m¨¢gica del mercado se produce cuando hay monopolios: pocos ejemplos lo atestiguan tan bien como el de Microsoft, con sus leyendas sobre el garaje de Bill Gates y su multimillonario valor en Bolsa. Rey indiscutible de la inform¨¢tica de consumo durante 20 a?os, lleg¨® a controlar m¨¢s del 90% del sector de sistemas operativos.
Los rivales siempre le acusaron de usar una amplia variedad de pr¨¢cticas abusivas y el tiempo les dio la raz¨®n: el grupo ha sufrido varios reveses por parte de las autoridades de la competencia en Estados Unidos, pero sobre todo en Europa. La Comisi¨®n se ha hecho un nombre en las procelosas aguas del ¨¢rea de competencia con una retah¨ªla de multas a la empresa, refrendadas en los tribunales. Un alto funcionario espa?ol ha estado desde el principio en primera l¨ªnea de fuego en el caso Microsoft: Cecilio Madero.
Madero (Madrid, 1956) lleg¨® a Bruselas en 1987, con la primera hornada de funcionarios espa?oles. Desde el principio encamin¨® su carrera hacia temas de competencia. Su relaci¨®n con Microsoft arranca all¨¢ por 1999, al mando de una divisi¨®n ¡°formada por la friolera de siete individuos¡±, rememora en una cafeter¨ªa del centro de la capital europea. La tentaci¨®n de la met¨¢fora: un quijotesco David contra un poderoso Goliat, porque delante de esos siete eur¨®cratas, Microsoft se defend¨ªa de las acusaciones de abuso de posici¨®n dominante con un ej¨¦rcito de abogados de las firmas internacionales m¨¢s prestigiosas, de esas que siempre tienen al menos dos apellidos anglosajones para empezar a hablar: White & Case, Morrison & Foerster y as¨ª hasta contar con un despacho legal en cada una de las 27 capitales europeas.
En 1999, el equipo que investigaba a la firma ten¨ªa solo siete miembros
El resto de la historia es conocida: Microsoft perdi¨®. El comisario Mario Monti les impuso una se?ora multa, a la que luego siguieron otras ¡ªpor parte de Neelie Kroes¡ª por incumplir decisiones de Bruselas o por imponer precios abusivos a los competidores. El ¨²ltimo cap¨ªtulo ha llegado esta misma semana, en la que el comisario Joaqu¨ªn Almunia ha firmado un nuevo hachazo de 561 millones de euros ¡ªlo que eleva la factura europea a un total de 2.200 millones¡ª por un pretendido descuido del grupo estadounidense, que durante unos meses no respet¨® el compromiso adquirido con Bruselas de ofrecer en su sistema operativo varias opciones de navegadores, y no solo el Internet Explorer.
Madero, que ha ido subiendo pelda?os en el escalaf¨®n del funcionariado europeo, ya no juega el papel protagonista que tuvo en 2004, pero sigue encima del caso. Ha viajado a menudo a EE UU, ha comido con decenas de lobbistas, ha revisado montones de documentos durante a?os. Y conoce bien Redmond, a menos de 30 kil¨®metros de Seattle, la sede de Microsoft: ¡°Es algo parecido a un gran campus universitario; limpio, con muchas zonas verdes, con edificios que tienen m¨¢s pinta de facultades que de centros de producci¨®n. A¨²n hoy te se?alan el viejo despacho de Bill Gates y ves la inevitable nube de japoneses haciendo fotos¡±, cuenta.
Madridista ac¨¦rrimo ¡ªy autor de una impactante carta al director de este peri¨®dico al respecto, con el t¨ªtulo No fui yo, de aquellos a?os en los que el Madrid ganaba Copas de Europa¡ª, Madero lleva media vida en Bruselas. Hasta 26 a?os en la Comisi¨®n ¡ªque le han dejado una honda preocupaci¨®n por el estado actual de la construcci¨®n europea¡ª, de los cuales ha estado 14 como azote de Microsoft. Cuenta un sinf¨ªn de an¨¦cdotas, pero siempre destaca que aquello pod¨ªa haberse torcido sin el apoyo pol¨ªtico de los comisarios ¡ªMonti, Kroes, Almunia¡ª y sin el aldabonazo final de los tribunales de justicia.
¡°Google puede haber perjudicado a sus competidores¡±, explica
Pero Microsoft, en fin, ya es agua pasada. A Madero, director general adjunto de la divisi¨®n Antitrust y Carteles, le atrae ahora el conjuro de una nueva historia: le toca pelearse con los bancos por pactos relacionados con el eur¨ªbor, y sobre todo se le echa encima un m¨¢s que posible caso Google. ¡°La Comisi¨®n investiga un eventual abuso de posici¨®n dominante de Google con su buscador¡±, explica. ¡°En otras palabras: Google puede haber perjudicado a sus competidores, copiando informaci¨®n de terceros para presentarla como suya o utilizando noticias de distintos medios sin autorizaci¨®n expresa de los editores. Aunque no est¨¢ excluido que en este caso se pueda llegar a un acuerdo, que nos ahorrar¨ªa a?os de pleitos¡±.
Los intentos de Google de digitalizar bibliotecas enteras sin ninguna autorizaci¨®n de copyright, como antes los de Microsoft en su campo, ¡°irradian el aroma de un anticuado abuso de poder de mercado¡±, en palabras del ya casi olvidado Francis Bator.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.