El rescate a Chipre: una visi¨®n pragm¨¢tica
Parece razonable que los pa¨ªses aportantes limiten su aportaci¨®n a 10.000 millones
El espect¨¢culo que desde el viernes tarde hasta la fecha nos han regalado los diferentes intervinientes (Comisi¨®n, Eurogrupo, FMI, Gobierno Chipriota) en el rescate bancario de Chipre, pone de manifiesto una vez m¨¢s la improvisaci¨®n y la torpeza, tanto en la ejecuci¨®n como en la comunicaci¨®n, en la toma de decisiones. Pero una vez hecha la cr¨ªtica de rigor a las formas, cabe concluir que el fondo de lo acordado tiene dosis de racionalidad.
M¨¢s all¨¢ de la nocturnidad, y la incertidumbre asociada a varios d¨ªas con los bancos cerrados, lo que da lugar a interpretaciones de ¡°corralito¡±, el gran problema no es que el impuesto vaya a gravar a los dep¨®sitos bancarios, sino que no lo haga a todo tipo de instrumentos financieros, incluyendo bonos bancarios y deuda p¨²blica. Si gravase a todos ellos no habr¨ªa problema en asumir la aparici¨®n de un nuevo impuesto, de una sola vez (la credibilidad de esto no es ni mayor, ni menor, que la de la transitoriedad de elevaciones en el impuesto sobre la renta!), como algo natural. Y tambi¨¦n parece razonable que los pa¨ªses europeos aportantes de fondos de rescate limiten su aportaci¨®n a 10.000 millones y no acepten una cifra solicitada, 17.000 millones, que representa el 100% del PIB chipriota, es decir casi el doble de lo puesto en el caso griego, tres veces lo puesto en los casos de Portugal o Irlanda, o veinte veces lo aportado en el caso espa?ol. La diferencia entre lo solicitado y lo aprobado se exige que salga, por un lado, de un aumento impositivo sobre sociedades (del 10% al 12,5%), donde probablemente se deb¨ªa haber sido m¨¢s agresivo; y por otro de la mencionada imposici¨®n especial a los dep¨®sitos bancarios, y es aqu¨ª donde creemos que se deber¨ªa haber extendido a todo tipo de activos financieros. Y dentro de ellos, con mayor progresividad en funci¨®n del tama?o unitario, o del tipo de instrumento.
La incertidumbre asociada a d¨ªas con los bancos cerrados, lo que da lugar a interpretaciones de ¡°corralito¡± es que el impuesto no grave instrumentos financieros como bonos bancarios y deuda p¨²blica
Si ese hubiera sido el esquema aprobado, no habr¨ªa ning¨²n problema en que el impuesto afectase tambi¨¦n a los dep¨®sitos inferiores a 100.000 euros, con una tasa menor de gravamen. Ni se incumplir¨ªa ning¨²n compromiso de garant¨ªa de los dep¨®sitos ni, desde luego, cabr¨ªa temer efectos de contagio sobre otros pa¨ªses, como Espa?a o Italia, bajo el argumento de ¡°las barbas del vecino¡±. Entre otras cosas, porque los vecinos no llevaban las barbas tan largas, y adem¨¢s ya les han sido afeitadas por otras v¨ªas. As¨ª, en el caso espa?ol, en las entidades nacionalizadas los accionistas lo han perdido todo, y los preferentistas han perdido entre 40% y 60%; y en las entidades sanas, sus accionistas han perdido en media m¨¢s del 50% de su valor.
Es cierto que aqu¨ª los depositantes no han perdido nada de forma expl¨ªcita, pero s¨ª en t¨¦rminos de coste de oportunidad. De forma ininterrumpida durante los ¨²ltimos cuatro a?os los depositantes espa?oles han estado percibiendo por sus dep¨®sitos una retribuci¨®n media que es inferior, entre 1,5% y 2% anual, a la que han venido percibiendo los depositantes chipriotas, de tal manera que el gravamen especial que ahora se pretende imponer a estos, ni siquiera les elimina por completo el exceso de retribuci¨®n que han obtenido frente a los depositantes espa?oles.
Es f¨¢cil argumentar que, con una Uni¨®n Bancaria plenamente efectiva, no existir¨ªa la actual fragmentaci¨®n bancaria entre pa¨ªses, y se evitar¨ªa ese c¨ªrculo vicioso entre riesgos bancarios y soberanos que tanto da?o viene haciendo, y que una vez m¨¢s est¨¢ en el coraz¨®n de los esquemas impuestos por la CE en los rescates, como ocurri¨® en el espa?ol. Pero no olvidemos que, cuando esa Uni¨®n Bancaria sea una realidad, no ser¨¢ posible que un depositante chipriota obtenga por sus dep¨®sitos casi el doble de retribuci¨®n que un espa?ol, como tampoco ser¨¢ posible que un depositante espa?ol obtenga el doble que uno alem¨¢n.
?ngel Berges es socio de AFI-Escuela de Finanzas y Catedr¨¢tico de la UAM.
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