La ¡®catastroika¡¯
Los 10 primeros d¨ªas de mayo del a?o 2010 sembraron las bases de lo que luego ha ocurrido en Europa: una crisis que no se puede calificar solo de econ¨®mica sino que posee aristas institucionales y pol¨ªticas muy profundas. Tres fueron las decisiones m¨¢s importantes tomadas entonces: la intervenci¨®n de derecho en Grecia, la intervenci¨®n de facto en Espa?a, y la creaci¨®n del primer fondo de rescate europeo para pa¨ªses en dificultades. Desde entonces, Grecia ha soportado dos planes de ayuda con su correspondiente contrapartida en materia de austeridad (lo que le ha llevado a una profund¨ªsima recesi¨®n de larga duraci¨®n), Portugal e Irlanda tambi¨¦n fueron intervenidas y no levantan cabeza, el sistema financiero espa?ol fue rescatado, y Chipre tambi¨¦n ha ca¨ªdo.
Todo ello ha causado grandes ¡°da?os colaterales humanos¡± en forma de perdedores. El soci¨®logo Ulrich Beck (Una Europa alemana, Paid¨®s Editorial) cita un art¨ªculo del S¨¹ddeutsche Zeitung: ¡°El problema no es la falta de un sentimiento europeo, sino el hecho de que hay al menos dos. Est¨¢ el sentimiento positivo de esa mayor¨ªa que no quiere volver a echar de menos ninguna de las grandes libertades europeas. Y est¨¢, por otra parte, el sentimiento negativo, que a menudo albergan las mismas personas, de que all¨¢ lejos, en Bruselas, existe un universo paralelo alejado de la propia vida¡±.
Entre las causas de ello figuran las pol¨ªticas que se toman en Bruselas, siempre en la misma direcci¨®n de ajustes y sacrificios, independientemente de las condiciones distintas de cada pa¨ªs; los procedimientos con las que se adoptan, opacos, con la participaci¨®n de instituciones ademocr¨¢ticas como la Comisi¨®n Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, la c¨¦lebre troika cuyas decisiones han servido para que los cr¨ªticos la recalifiquen con el apelativo de catastroika; y l¨ªderes m¨¢s tecn¨®cratas que pol¨ªticos (los Dur?o Barroso, Van Rompuy,¡) que no han terminado de solucionar aquello que dec¨ªa Kissinger: ¡°Si tengo que llamar a Europa, ?qu¨¦ tel¨¦fono marco?¡±. Seguro que el de Merkel, una dirigente no comunitaria.
Espa?a necesita una inyecci¨®n de liquidez a la banca y otra de est¨ªmulos a la econom¨ªa real
A mediados del siglo pasado, el soci¨®logo Marshall defini¨® el concepto de ciudadan¨ªa integral. Para ser ciudadano, dijo Marshall, hay que ser triplemente ciudadano: ciudadano civil (las libertades cl¨¢sicas: expresi¨®n, reuni¨®n, pensamiento,¡), ciudadano pol¨ªtico (poder elegir a los representantes que solucionan los problemas comunes, p¨²blicos, y poder presentarse a unas elecciones) y ciudadano social o econ¨®mico (tener unos est¨¢ndares m¨ªnimos de vida y de protecci¨®n por el mero hecho de ser persona. As¨ª naci¨® el Estado de bienestar). Europa fue la parte del mundo que m¨¢s se acerc¨® a ese concepto de ciudadan¨ªa integral, pero con la crisis se est¨¢ debilitando con rapidez: se rompe el pacto social que supone el welfare y se reduce la calidad de la democracia civil y pol¨ªtica. Esta percepci¨®n es compartida de forma progresiva por m¨¢s ciudadanos, hasta tal punto de que la vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea, Viviane Reding, ha activado un plan para la ciudadan¨ªa com¨²n europea (empezando por el empleo, principal problema de la zona), ante la desconfianza en las instituciones que se manifiesta en primera instancia como una p¨¦rdida de confianza en lo pol¨ªtico.
Todo ello se agudiza en Espa?a, uno de los pa¨ªses con m¨¢s ¡°da?os colaterales humanos¡±. El presidente del Instituto de Empresa Familiar, Jos¨¦ Manuel Entrecanales, dec¨ªa hace unos d¨ªas que la crisis ha destruido en nuestro pa¨ªs el 17% del tejido empresarial, que no utiliza al 27% de la poblaci¨®n activa ni el 31% de su capacidad adquisitiva. Espa?a quiz¨¢ tenga que activar antes del 31 de diciembre el resto de la p¨®liza de cr¨¦dito para ayudar a la banca en dificultades (quedan 60.000 millones de euros sin utilizar) ante los problemas financieros de un pa¨ªs con la tasa de paro m¨¢s alta de su historia, que ve crecer los porcentajes de mora de los cr¨¦ditos concedidos, en donde disminuye dram¨¢ticamente la renta disponible de las familias (la c¨¦lebre devaluaci¨®n interna de los salarios), y cuya deuda asciende al 135% de la renta disponible bruta. El socialista Ram¨®n J¨¢uregui se preguntaba el pasado s¨¢bado cu¨¢nto se tardar¨¢ en reconocer que Espa?a necesita una inyecci¨®n de liquidez al sistema financiero y una inyecci¨®n de est¨ªmulo a su econom¨ªa real. Otra vez el tiempo perdido.
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